Por Juan José Sánchez (*)
San Cristóbal-. A los 11 días de la desaparición de la embarcación IAS II, que partió desde la isla de San Andrés, Colombia, con al menos 32 personas a bordo, la familia de Myleden Al Kardy relata lo que considera la pesadilla que los mantiene en vilo desde el pasado 21 de octubre.
“Mi familia está destruida … Mi hermano no habla, no come, solo mira su teléfono. Esto es una pesadilla”, cuenta María José Sánchez a El Pitazo sobre su hermano Pedro Sánchez, de 37 años de edad, quien es esposo de Myleden Nathaly Al Kardy, de 29 años de edad, una de las venezolanas que viajaba a bordo de la embarcación.
Oriunda de Colón, municipio Ayacucho del estado Táchira, Myleden abordó la lancha que la llevaría hasta Nicaragua a las 8:00 p.m. del 21 de octubre. Se dirigía a Estados Unidos, donde planeaba reencontrarse con su esposo Pedro y su hija, Victoria, de 11 años. Al poco tiempo de partir, su familia perdió toda comunicación con ella.
Ruta de San Andrés | Pescadores hallan bolso con pasaportes y ropa de migrantes desaparecidos
Desde entonces han sido “horas sin dormir, 11 días sin comer, sin descansar. Una angustia que causa ataques de pánico terribles. (En la lancha) hay muchos niños, un bebé de 3 meses y una muchacha embarazada», relata María José.
Explica que su cuñada tomó la decisión de viajar por esa ruta en medio de la desesperación por ver a su hija, pues intentaron “por todas las vías posibles para que ella viajara con parole humanitario, pero no fue posible”.
Con esta ruta, los migrantes buscan evadir el tránsito por la temida selva del Darién. Sin embargo, es también peligrosa porque es una travesía a mar abierto.
Una niña, la más afectada
La pequeña Victoria espera todos los días la llegada de su mamá: “Eso es lo que nos tiene el alma hecha pedazos”, cuenta su tía. Recuerda que en uno de los primeros días la niña los escuchó hablando sobre el tema y se desesperó. “Comenzó a gritar y no paraba de llorar”.
Desde entonces, la familia ha tratado de entretenerla en otras actividades para evitar que sea víctima de la zozobra y la incertidumbre. “Ahora no pregunta, pero sé que entiende lo que está pasando. Ella mira las caras de angustia de todos y en la noche dice que no puede dormir”, sostiene.
La esperanza de hallarlos con vida
A pesar de completar más de 10 días desaparecidos en alta mar, la familia afirma que nadie pierde la esperanza de hallar con vida a Myleden y a las otras 37 personas que viajaban a bordo de la embarcación IAS II.
«Hasta no conseguir una evidencia de que pasó lo peor, seguimos buscando. No quiero imaginarme otra cosa que no sea rescatarlos a todos bien. Y aunque hay días terribles y desesperantes, Dios es más grande que cualquier problema. Él tiene misericordia, no podemos perder nunca la fe», dice María José.
El domingo, 29 de octubre, fue hallado a 45 millas de Puerto Limón, en Costa Rica, un bolso con pasaportes y ropa de algunos de los migrantes desaparecidos. Entretanto, algunas familias han iniciado la búsqueda por su cuenta ante la inacción de las autoridades.
Venezolanos desaparecidos en San Andrés: entre la incertidumbre familiar y el silencio oficial
María José afirma que en Costa Rica contrataron un servicio de búsqueda aérea recomendado por los mismos oficiales, quienes le manifestaron no contar “con un servicio de rescate para estas situaciones”.
A medida que pasan los días y aumenta la incertidumbre, la venezolana afirma que su familia, al igual que las de las decenas de desaparecidos, se sienten ignorados por el Estado venezolano: “Nadie del Gobierno venezolano se ha pronunciado sobre esto. Siento que nadie nos toma en cuenta”, se lamenta.
Programa de Formación de Nuevos Periodistas (*)
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR
Miles de venezolanos en las zonas más desconectadas del país visitan El Pitazo para conseguir información indispensable en su día a día. Para ellos somos la única fuente de noticias verificadas y sin parcialidades políticas.
Sostener la operación de este medio de comunicación independiente es cada vez más caro y difícil. Por eso te pedimos que nos envíes un aporte para financiar nuestra labor: no cobramos por informar, pero apostamos porque los lectores vean el valor de nuestro trabajo y hagan una contribución económica que es cada vez más necesaria.
HAZ TU APORTE
