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martes, 7 mayo, 2024

Cuando el sufrimiento nos sobrepasa

Los problemas de salud mental están vinculados al contexto cultural y social en el cual vivimos

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Por Karina Monsalve

Caracas.- Hablamos de sufrimiento emocional cuando hay un dolor interno intenso, un malestar emocional, que puede llegar a ser físico pero que nos aturde psicológicamente y no nos deja funcionar como naturalmente lo hacemos. Ese malestar intenso lleva a la persona a sentirse triste, abrumada, nublada de pensamiento, ansiosa, angustiada.

El sufrimiento suele estar asociado al dolor psicológico. Su origen radica en la reacción de un individuo ante un hecho determinado, y no tanto en la realidad en sí misma. En otras palabras, el dolor surge en la mente y se expresa en lo emocional ya que entran en juego los miedos, los deseos y las exigencias de cada ser persona. Puede desencadenarlo cualquier experiencia que sea significativa para quien lo sufre.

Desde la antigüedad, todas las grandes tradiciones filosóficas y espirituales han entendido, de alguna manera, que el origen del sufrimiento del ser humano se encuentra en la ignorancia, en el olvido de quiénes somos y en la falta de coherencia en nuestra forma de vivir con relación a nuestra naturaleza profunda. “Conócete a ti mismo” es la frase inscrita en la entrada del templo de Apolo, en Delfos. Los más grandes filósofos griegos como Pitágoras, Sócrates, Platón o Aristóteles también hicieron suya la idea de que nunca sería posible desarrollar todo el potencial humano sin un conocimiento profundo de su naturaleza.

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Pero, ¿la ignorancia de qué? ¿el olvido de qué? Pues de que somos seres divinos, eternos e in-mortales encarnados en una realidad finita, pero indispensable para vivir esta experiencia humana. Y que el sentido de esta experiencia humana es comprender esa realidad para llegar a vivir en coherencia con lo que somos, en coherencia con nuestra esencia, cuya naturaleza es el amor y todas sus cualidades. Conociéndonos a nosotros mismos podríamos encontrar estrategias para bypasear el dolor, amortiguarlo o en el mejor de casos manejarlo y controlarlo.

La rapidez con la que la realidad virtual está colonizando nuestras vidas, nos sitúa ante un
espejismo de felicidad inexistente. Si observamos las imágenes que aparecen en las redes sociales son mayoritariamente de momentos de felicidad que compartimos con los demás, ocultando los momentos de tristeza y sufrimiento que invisibilizamos. Podemos acceder sin dificultad a toda una serie de videos versionados en los que los protagonistas sufren, pero se ridiculiza ese sufrimiento con comentarios “jocosos” para arrancar la carcajada fácil de los espectadores y por ende a la insensibilización de los mismos ante el padecimiento ajeno.

Los problemas de salud mental están vinculados al contexto cultural y social en el cual vivimos. No podría ser de otro modo ya que el sufrimiento psicológico y emocional se presenta como resultado de las tensiones, conflictos y exigencias en una situación concreta, biográfica e históricamente situada. Este sentimiento nos puede llegar a paralizar, detener nuestra evolución y desarrollo haciendo más complejo su resolución.

Podemos reconocer algunas tendencias que caracterizan a la vida actual y que son fuentes de malestar:

  • Individualismo
  • Fragmentación social
  • Caída de referencias estables (valores, relatos, tradiciones) que orienten la vida
  • Aislamiento
  • La desesperanza
  • Nuevas tecnologías de la comunicación social

El individualismo y la fragmentación social actual puede alimentar sentimientos de culpa, soledad, ansiedad y depresión porque ha instalado la creencia de que las dificultades, los impedimentos, los fracasos son fenómenos individuales de los que somos responsables prescindiendo de los factores sociales y comunitarios que están implicados.

La ausencia de un futuro predecible y la caída de los grandes relatos (religión, tradiciones locales, ideales) como organizadores de la vida deriva en una creciente incertidumbre vital que exige de cada uno un gran esfuerzo por establecer sus propios valores, lo cual puede desembocar por momentos en situaciones de desesperanza (tristeza) e intranquilidad (ansiedad).

Las tradiciones (con sus prejuicios e imperfecciones) aportaban referencias estables a las
relaciones y los modos de crianza. Ahora cada uno debe abrirse camino en un sinfín de propuestas que prometen la felicidad que van cambiando cada vez en menos tiempo.

Si tienes dificultades para superar el sufrimiento emocional a pesar de poner de tu parte, puedes acudir a un psicólogo. Este profesional de la salud mental te ayudará a encontrar el motivo del problema y te aportará herramientas que podrás emplear para mejorar bienestar.

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