Lo que más desean los docentes venezolanos es un salario digno que les permita cubrir necesidades básicas, pero sus aspiraciones se ven limitadas por la falta de respuesta del Gobierno, que desde hace dos años se niega a ajustar el sueldo mínimo y apuesta por una bonificación. Es lo que más lamenta la docente caraqueña Sandra Espinoza, quien le cuenta a El Pitazo lo difícil que es ir al aula de clases cuando ni siquiera puede desayunar ni almorzar por los bajos ingresos que percibe

En un mundo de desesperanza, protesta y lucha viven los educadores venezolanos, pues les toca sobrevivir con salarios por debajo de los 20 dólares quincenales. Es el caso de Sandra Espinoza, quien cada 15 días recibe en su cuenta nómina unos 243 bolívares.

Los escasos 15 dólares que cobra cada mes hacen que se preocupe sobremanera por la alimentación de su familia y por los gastos de servicios públicos de su hogar, pero son también la principal razón que la impulsa a seguir en la batalla y negarse a renunciar o cambiar de profesión.


No tengo con qué desayunar en la mañana. Quisiera tener un salario digno para poder ir desayunada, almorzada y con buenas ganas de enseñar

Sandra Espinoza, maestra caraqueña

“En ocasiones voy a mi escuela y no tengo con qué desayunar, esa es la gran tristeza que hay entre los educadores”, confiesa Espinoza mientras se prepara para la movilización del lunes 15 de enero, cuando se celebra el Día del Maestro venezolano.

Uno de los deseos más grandes de esta docente es un salario digno que le permita costear la canasta básica en el país, que en noviembre de 2023 se ubicó en 522 dólares, según datos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

Educadores cambian lugar de protesta tras convocatoria de última hora del oficialismo

“Quisiera tener un salario digno para poder ir desayunada, almorzada y con buenas ganas de enseñar lo que requieren y merecen los niños”, señala Espinoza. Asegura que cuando un docente no tiene una buena alimentación o le falta una comida no puede cumplir al 100 % sus labores de formación.

“Uno con hambre no puede enseñar, pero lo más triste no es eso, sino que también hay estudiantes que no tienen nada que comer y a nosotros nos toca ver eso”, lamenta la maestra caraqueña.


Los educadores no resistimos más

Édgar Machado, presidente del Sinvema en Distrito Capital

La coordinadora de los jubilados del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza (Sitraenseñanza), Luisa Rada, destacó a la prensa el 11 de enero que el reclamo salarial no es netamente para los educadores, sino para todas las personas de otros sectores que trabajan en el país y que requieren ingresos para cubrir necesidades básicas.

Rada coincide con Espinoza al afirmar que los educadores en su día desean un salario digno, la firma de la tercera convención colectiva y que restituyan los derechos laborales que fueron violados por el instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre).

Los niños con hambre no aprenden

Espinoza recuerda que en una oportunidad se percató de que un estudiante no había comido y le regaló su desayuno.

“Dejé de comer yo para dárselo a él”, cuenta afligida la educadora. Explicó que identificar a un niño que no se ha alimentado es sencillo porque son estudiantes que se quedan dormidos o que no prestan atención a las clases.

Insistió en que un niño con hambre no aprende y que para ella es difícil dejar la educación porque la considera una profesión bonita y gratificante debido a que le permite abrirle su corazón a los pequeños.


También hay estudiantes que no tienen nada que comer

Sandra Espinoza, educadora

A diferencia de un número importante de maestros, Espinoza no tiene un segundo ingreso, depende exclusivamente de su salario como docente y de los aportes monetarios que le da su hija para mantener el hogar que comparten. Por eso, define crítica su situación económica.

Los docentes venezolanos no reciben ajuste salarial desde marzo de 2022, cuando el gobierno de Nicolás Maduro hizo el último incremento que incidió en la tabla de estos trabajadores.

Sin embargo, estos montos se devaluaron porque el país registró una inflación acumulada de 305 % en 2022 y de 193 % en 2023, según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas.

Estar más cerca para gastar menos

La compleja situación económica que atraviesa Espinoza la hizo solicitar un cambio de institución y ahora trabaja en los Jardines del Valle, más cerca de su residencia, esto le permite ahorrar lo que destinaba a traslados.

Lo que más lamenta esta educadora es la forma en la que autoridades vulneran sus derechos, porque no los escuchan, se niegan a cancelarles las primas y a renovarles su contratación colectiva. La situación empeora cuando se enferma un familiar porque sus limitados ingresos no les permiten cubrir gastos médicos.

“No tenemos el dinero suficiente para comprar medicinas”, acota la docente, que tiene más de 15 años de servicio en la educación venezolana.


Dejé de comer yo para darle mi desayuno al niño

Sandra Espinoza, docente caraqueña

Negada a dejar la lucha de calle

Aunque le duele pasar un año más sin celebrar su día, asegura que este 15 de enero usará toda su fuerza para levantarse y salir a protestar en la plaza La Moneda, detrás del Banco Central de Venezuela (BCV).

“Estaré en la calle defendiendo mis derechos porque en verdad necesitamos que escuchen a los educadores de Venezuela”, indica.

Espinoza asegura que pese a las adversidades no ha renunciado ni ha buscado otro trabajo para subsistir porque se mantiene en lucha con el gremio. “Seguiré hasta tener una educación digna, como se merece este país”, añade.


No tenemos el dinero suficiente para poder comprar medicinas

Sandra Espinoza, maestra caraqueña

El educador ya no aguanta más

El presidente del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema) en Distrito Capital, Édgar Machado, destaca que los educadores se encuentran en una situación inaguantable. “No resistimos más porque las quincenas no alcanzan ni para sobrevivir”, sentenció Machado.

Espinoza concuerda con el representante de Sinvema al advertir que los trabajadores educativos no pueden seguir tolerando su situación económica.

“Este es el año más complejo porque no solamente tienen problemas económicos los educadores, sino también los padres y representantes”, dijo la coordinadora de jubilados de Sitraenseñanza, Luisa Rada.

Asimismo, Rada advirtió que de no decretar los ajustes salariales que se necesitan, los educadores no tendrán a quien formar, porque la clase trabajadora carecerá de recursos para enviar a sus hijos a las escuelas.


Este es el año más complejo que van a tener los educadores

Luisa Rada, coordinadora de los jubilados de Sitraenseñanza

Honrar el artículo 91 de la Constitución

La maestra Espinoza solo le pide al gobierno de Nicolás Maduro que los escuche, porque los ingresos que perciben en la actualidad no les alcanzan para satisfacer sus necesidades.

“Siéntense con nosotros a firmar la contratación colectiva, restituyan nuestras primas, como la de titularidad, devuélvannos nuestro salario digno, ya que el artículo 91 de la Constitución Bolivariana de Venezuela es violado porque nosotros, como sector público, no ganamos bien y lo necesitamos”, exhorta a las autoridades la docente caraqueña.

Para esta venezolana, los educadores son la columna vertebral de un país y le duele ver que se encuentran en tal situación de penuria, por eso pidió atenderlos de inmediato.

Las demandas de los educadores no son un tema nuevo, ya que en 2022 protagonizaron más de 3.000 protestas para exigir un salario que les permita cubrir la canasta alimentaria y sus necesidades básicas.


Estaré en la calle defendiendo mis derechos. Seguiré hasta tener una educación digna, como se merece este país

Sandra Espinoza, educadora con 15 años de servicio

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