Por Daniela Chacón (*)
Capacho Viejo. La Alcaldía de Capacho Viejo, en Táchira, inició el 31 de julio las reparaciones de la falla de borde por colapso de tubería en el sector Palo Gordo. Habitantes señalan que el problema venía de hace 10 años, pero nadie lo había solucionado hasta que las lluvias agravaron la situación y quedaron casi incomunicados.
Por el sector Palo Gordo pasa una quebrada y algunas nacientes de agua. Las fuertes precipitaciones, aunado a la falla de borde que presentaba el lugar, dejaron atemorizados a sus habitantes y en riesgo de permanecer incomunicados en su totalidad.
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Emperatriz Sánchez vive desde hace cinco años en la vía principal del sector, justo al frente de la falla de borde. Allí cuida de sus cuatro nietos, ya que su hijo y nuera se fueron de Venezuela por la crisis económica.
“Un día llovió tanto que se fue la luz y estaba aterrada. Yo le dije a la niña más grande que nos tocaba salir. Esto se puso peor. Hasta llamé a mi hijo y a mi nuera, porque no sabía qué hacer. La casa es de ellos”, expresó la mujer.
Manifestó a El Pitazo que, aunque le agrada el sector por la tranquilidad, había tomado la decisión de desalojar la vivienda si la carretera seguía cayéndose, pues temía que también le sucediera lo mismo a su casa.
“Nosotros no vamos a estar cuidando cosas materiales cuando la vida es lo más valioso. Es traumático. En una situación de esas uno no guarda la calma. Estábamos decididos a irnos si esto seguía así de crítico”, señaló Sánchez.
Un problema que perjudica a toda la comunidad
Yissel Gonzáles es docente y lleva cinco años viviendo en el área Los Batistas, justo en la vía principal de Palo Gordo, donde se produjo la falla de borde. Comentó a El Pitazo que en la zona se ubican 25 casas, pero el problema de la vía afecta a toda la comunidad que transita por allí.
“Hay una quebrada que baja por la montaña. Las lluvias hicieron que fuera colapsando las aguas negras con las aguas blancas y se reventara el tubo. Es un problema que lleva tiempo, pero desde hace dos años se agudizó y nos íbamos a quedar incomunicados”, dijo González.
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Incluso, solo quedaba un pequeño tramo de la carretera habilitado para el tránsito vehicular, el cual, en su mayoría, es de motos y carros particulares, pues el autobús no hace su recorrido con frecuencia por falta de pasajeros, la lejanía y lo empinado que resulta el trayecto.
“Era peligroso para las motos, los carros y los que pasábamos a pie. Ya se estaba cayendo y aunque no vivo tan cerca de la falla, igual pasamos por ahí y resultamos afectados”, señaló Ladymar Rodríguez, habitante de esta comunidad.
Un llamado que fue escuchado
Habitantes de la zona señalaron que tiempo atrás había denunciado el problema, pero no les hacían caso. Esta vez fue diferente. La falla de borde empeoró, pues ya no era un tramo, si no más de la mitad de la carretera se había hundido.
Se conoció que un grupo de la comunidad de Palo Gordo hizo la solicitud de reparación hace un año en la Alcaldía de Capacho Viejo. El alcalde del municipio, Ernesto Becerra, propuso el proyecto al Fondo de Compensación Interterritorial (FCI), el cual aprobó los recursos en el mes de junio, para completar esta obra y otros 13 proyectos más.
“Estamos contentos, porque ya le están dando solución a ese problema. Recuerdo que meses antes personas de la alcaldía del municipio vinieron, preguntaron, hicieron el diagnóstico y ya están trabajando en la obra”, expresó Emperatriz Sánchez.
Obra en ejecución
La obra a ejecutarse es la construcción del muro y el mejoramiento de la vía de acceso al sector Palo Gordo. El ingeniero José Ruiz, director general de la alcaldía de Capacho Viejo señaló que ya tienen todo el material de la obra y esperan terminarla a finales del mes de agosto.
“Es una falla de borde originado por el colapso de la tubería que recoge las aguas de lluvia, lo que condujo a que la tierra cediera y socavara la vía. Una falla que ya estaba cuando nosotros llegamos a la alcaldía hace dos años”, afirmó Ruiz.
En la obra trabajan cinco personas. Eduardo Osorio, maestro de la construcción, señaló que, aunque el terreno es firme, las lluvias retrasan el proceso, pues a veces deben hacer el mismo trabajo dos veces.
“Por ejemplo, el viernes pasado picamos y sacamos tierra, pero el fin de semana llovió y, cuando llegamos nuevamente, había tierra y nos tocó hacer lo mismo”, aseveró Osorio.
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