Maracaibo.- Una moto que arrastra un corral de metal verde, como si fuera a trasladar chivos, de al menos 1,50 metros de ancho por 5 metros de largo, que no tiene puerta para salir o entrar, que cuenta con cuatro banquitos plásticos y suena como si se fuera a desarmar, utiliza como transporte público José Alejandro Urdaneta en la avenida Bella Vista, de Maracaibo, cuando sale del trabajo a las 6:00 de la tarde. El conductor no le puede soltar el volante a la motocicleta porque se apaga de inmediato. Tampoco puede ir a una velocidad superior a los 50 kilómetros porque se voltea.
José Alejandro, un hombre de 35 años, cuenta su recorrido entre el sarcasmo y la resignación. En otros tiempos podía caminar 12 cuadras para llegar a su casa. Lo hacía sin temor porque “había iluminación, había gente, comercios abiertos”. Ahora solo hay oscuridad. Ahora es como si se hiciera un recorrido con los ojos cerrados.
Marabinos viajan en corrales
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