Empatía, asociación, orden y acción. En La Villa del Rosario, la sociedad civil a través de las organizaciones Cáritas y Rotary asumieron la misión de mitigar la desnutrición y las condiciones insalubres de niños, niñas y adolescentes en una de las subregiones zulianas más afectadas en el país 

Por: Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez)

La empatía, asociación, orden y acción es el ciclo que ayuda a salvar vidas en La Villa del Rosario, capital del municipio Rosario de Perijá en el estado Zulia. La sociedad civil organizada asume la filosofía de trabajar acompañada y enciende sus voluntades de nutrir a personas en medio de la emergencia humanitaria compleja.

Todos cuentan en este trabajo de apoyo en el que Cáritas, la organización de promoción y asistencia de la Iglesia católica fomenta la caridad y tiene como centro estar al servicio de los más pobres y de sus comunidades. 

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De hecho, en el trabajo que tienen en los municipios que conforman la Diócesis de Machiques se ven los resultados. La nutrición de las personas es la bandera de esta organización de carácter internacional que fue constituida el 10 de enero de 1997 por la Conferencia Episcopal Venezolana. 


Codhez sostiene en su reporte sobre seguridad alimentaria que buena parte de los zulianos se ven obligados a aplicar estrategias de afrontamiento o sobrevivencia para alimentarse


En el contexto actual, su labor se hace más necesaria, porque de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2023, el 89 % de los hogares venezolanos padece inseguridad alimentaria. 

Y como una radiografía más de cerca, la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) sostiene en su Reporte sobre Seguridad Alimentaria–Agosto 2022, que buena parte de los zulianos se ven obligados a aplicar de forma cotidiana estrategias de afrontamiento o sobrevivencia para alimentarse. Lo hacen sin variedad dietética y tampoco comen con frecuencia alimentos sanos y nutritivos. 

El informe de Codhez también destaca que los zulianos comen en “cantidades precarias o insuficientes, adoptando malos hábitos alimenticios que con el paso del tiempo afectan su salud y bienestar”.

En respuesta a esta situación, Cáritas gestiona el Sistema de Monitoreo, Alerta y Atención en Nutrición (Saman), un programa que nació hace aproximadamente ocho años y que permite recopilar información de las realidades nutricionales de niños y niñas menores de cinco años, madres lactantes y embarazadas, así como brindar atención a esta población.

Por eso, en los tres centros que funcionan en La Villa (Cáritas Nuestra Señora del Rosario, Caritas Buen Pastor y Caritas Cristo Rey) trabajan en función de que las cifras de desnutrición no aumenten. 

Cada miércoles, Katiuska Morales, coordinadora de Saman de Cáritas El Rosario, supervisa cuidadosamente que todos los integrantes del programa sean atendidos. Los infantes captados por el programa suelen ser asistidos en un periodo de dos o dos meses y medio, aproximadamente, pero con un monitoreo permanente luego de que logran la recuperación de su peso.

De esta forma, identificar casos, medir, pesar, implementar alimentos terapéuticos listos para el consumo (barras nutritivas conocidas con las siglas ATLC) y guiarse de una tabla de Maventy, que hace estas mediciones, es apenas el ápice de un trabajo vital para el desarrollo físico y mental de niños y niñas en estado de desnutrición. 

Las ollas solidarias como apoyo

Para identificar nuevos casos, Cáritas lo hace a través de una actividad que han denominado Ollas solidarias, que es un almuerzo que se realiza en diferentes comunidades de toda la diócesis para compartir un plato de comida y un momento de compañía. En este espacio apacible se realizan jornadas que incluye el chequeo de los asistente para determinar cómo ayudarles. 

Basados en una muestra mensual de 150 niños y niñas atendidos por Cáritas en la Diócesis de Machiques, esta organización precisa que un 10 % presenta desnutrición moderada a grave y un 14 % presenta desnutrición crónica. 

La desnutrición aguda es cuando las vidas de estos niños están en riesgo porque han desarrollado la patología en menos de 4 meses, es decir, es reciente. Y la desnutrición crónica es la que se refiere a cuando en los niños existe carencia de nutrientes en su alimentación durante un tiempo prolongado, poniendo en riesgo su talla y el desarrollo de su cerebro. 

De acuerdo con el trabajo de documentación de Cáritas, estas cifras convierten a la Diócesis de Machiques en una de las más afectadas por desnutrición en toda Venezuela.


Cáritas gestiona el Sistema de Monitoreo, Alerta y Atención en Nutrición (Saman), un programa que permite recopilar información de las realidades nutricionales de niños y niñas menores de cinco años, madres lactantes y embarazadas


Apoyo para embarazadas y adultos mayores

En la sede Cáritas Nuestra Señora del Rosario, congregan a voluntarios para sumar esfuerzos y de esta manera diversifican el trabajo.

Solo en este centro atienden semanalmente a 40 niños, y cada 15 días, a 27 mujeres embarazadas a quienes ayudan con vitaminas y las apoyan, sobre todo, cuando van a dar a luz, bien sea con kits de cirugías, ropa para bebés, charlas sobre lactancia, entre otros aportes.

En este espacio también dan comida a los adultos mayores. Ingrid Graterol, directora de Cáritas de la Diócesis de Machiques, se mantiene en constante movimiento durante cada actividad. Con una sonrisa y la mirada siempre atenta, lidera una diócesis que abarca 4 municipios zulianos: Rosario de Perijá, Machiques, Jesús María Semprún y Catatumbo. Junto a ella, 23 equipos locales, en las distintas parroquias y sus filiales, hacen posible una labor que busca hacer frente al contexto socioeconómico de esta subregión.

Este respaldo hacia la Iglesia católica ha sido una dinámica recíproca, pues organizaciones de promoción y asistencia que fomentan la caridad, como Cáritas, y clubes de servicio, como Rotary, comparten ideales como la solidaridad y la compasión.

Misión de vida 

Si de algo está segura Ingrid, y lo reitera muchas veces, es que la gente es solidaria, y recalca que cada persona que contribuye con las actividades de Cáritas se siente llamada por la fe, un principio que equipara con el amor, el compromiso y una misión espiritual. “Es una misión de vida”.

Para quienes quieran ser voluntarios, Ingrid explica cómo es la dinámica: una primera etapa de curiosidad y observación de qué se hace en Cáritas, luego hay un habitual acercamiento al equipo o al sacerdote de la Iglesia y comienzan ayudando en las prácticas; un proceso que poco a poco les permite formarse y conocer la dinámica de trabajo. El paso lo marca la misma voluntad.

Un almuerzo de la mano de todos

En La Villa también apoyan los integrantes del Rotary. En las mismas instalaciones del denominado complejo rotario funciona el Ancianato Municipal de Rosario de Perijá, reabierto por la alcaldía en 2022.

Cerca del mediodía, el área del comedor de este lugar está repleto de adultos mayores, quienes esperan almorzar, tener atención médica, esparcimiento y descanso. Este recinto tiene también 17 habitaciones, pero solo están abiertas para el descanso de los ancianos luego de su alimentación: no pueden costear un equipo de cuidado que vea permanentemente de las personas. 

La precaria situación de La Villa del Rosario no escapa de la vulneración al derecho a la educación. De esta arista conoce muy de cerca Yasenis Rodríguez, una educadora de vasta experiencia. Su labor como coordinadora en un colegio privado en la población rosarense le ha permitido contrastar realidades.


La tasa de recuperación de Saman alcanza entre el 86 % y el 90 %, según el equipo de Cáritas, tomando en cuenta que al programa entran mensualmente ─solo en la parroquia El Rosario─ entre 20 y 25 niños y niñas


El comedor encabeza los objetivos de Rotary. Por eso Yasenis organiza y busca ayuda constantemente para sumar esfuerzos y lograr que sean más días de actividad, porque conoce de cerca lo que significa tener un plato de comida garantizado para muchos de los asistentes. Su convicción, además de la fe, es que la gente de La Villa del Rosario ayude.

La ganadería, la agricultura y el comercio son el principal motor económico del municipio. De acuerdo con la Unión de Ganaderos del Municipio Rosario de Perijá del estado Zulia (UGAVI), la producción de leche mueve notablemente la economía local. 

Diana Carolina Herrera, jefa de cocina del Instituto Municipal del Adulto Mayor (Imadam), forma parte de un grupo de cuatro mujeres que organiza y prepara los alimentos cada mañana. Su figura es fundamental en el orden del lugar y del resto de las acciones que se proponen desde Rotary, la iglesia católica, los productores locales, entre otros.

La convicción de una mejora 

Actualmente, la tasa de recuperación de Saman alcanza entre el 86 % y el 90 %, según el equipo de Cáritas, tomando en cuenta que al programa entran mensualmente ─solo en la parroquia El Rosario─ entre 20 y 25 niños y niñas. Como un cálculo más global, serían más de 1000 niños recuperados en esta pequeña comunidad desde 2016.

A pesar de la falta de combustible en las estaciones de servicio, trancas frecuentes en la vía que los comunica con Maracaibo por los reclamos desatendidos del pueblo yukpa, pipas de agua potable ofertadas en 10 dólares, Ingrid, Katiuska, Ana, Yasenis, Diana y muchos nombres más, tienen la vocación de ayudar.

Como resume muy bien la destacada defensora de derechos humanos Susana Raffalli, asesora técnica de Saman, es la evolución hacia “una acción humanitaria cada vez más relevante para las necesidades del país”. 

Para leer este trabajo completo pueden ingresar a la página de Codhez.

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