Tremendo arrebatón a los universitarios

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Por: Carlos Hermoso

La urgencia nos hace cambiar el tema que teníamos previsto. Lo decretado por el gobierno contra los universitarios es memorable por lo brutal. Arrancarles el derecho a gozar del bono vacacional es realmente un golpe al mentón de cada uno de los integrantes de la familia universitaria.

Haberles arrebatado parte de los beneficios contemplados en la III Convención Colectiva fue un magno atropello. Pero despojarlos del bono vacacional lo supera.

Estas medidas no son peores que el haberles quitado el salario a los empleados públicos durante más de tres años. En realidad, es una medida de antología en materia salarial antiobrera a escala planetaria. Rómulo Betancourt se quedó cortísimo frente a la saña chavista. En 1961 Rómulo bajó sueldos y salarios de los empleados del Estado en 10 %. Hito que contribuye grandemente al inicio de la lucha armada de los años 60.

Pero los chavistas se solazan en su proeza. Mientras con Rómulo la cosa lleva a un proceso que hace época, con la proeza chavista, no hay ni siquiera manifestaciones escuálidas. Estas nuevas decisiones contra los universitarios se inscriben en esa política de expresarles a los inversionistas que pueden venir ya. Que ellos garantizan bajos salarios. ¿Qué mayor ventaja? Brindan materia prima barata y abundante, energía eléctrica y demás materias auxiliares baratas, libertad para deteriorar el ambiente, un orden jurídico que los protege de manera absoluta, que impide la sindicación y, además, obreros muy baratos.

Todo lo contemplado, pues, en las zonas económicas especiales (ZEE) y en la ley antibloqueo que sirve de paraguas cuasi legal. Brindan, además, un reparto de la riqueza que garantiza los beneficios esperados. Si no, ellos tuercen las cuentas nacionales para resarcir algún daño o demora, como en esta oportunidad.

No se trata de una simple medida antiuniversitaria. Esta agresión está unida a la estrategia de la dictadura. Para eso creó la ONAPRE: instrumento que recorta cualquier asomo de beneficio para los funcionarios públicos.

También cuentan con personajillos de baja ralea que se hacen pasar por dirigentes sindicales, para guardar en algo las formas. Esos de la Federación de Trabajadores y Trabajadoras Universitarios de Venezuela (FTUV) estampan su firma para avalar el zarpazo. Al hacerlo, muestran que forman parte del grupo de hienas.

Se trata de un mensaje claro a los inversionistas. Aquí hay una dictadura seria: puede hacer las cosas más horrendas contra los trabajadores y ponerse dócil al servicio del capital.

No es gratuito tampoco que coincida esta decisión con las sentencias contra varios de los presos políticos. Así, el tribunal para tales efectos —con competencia en casos vinculados con delitos asociados al terrorismo, de la jueza Hennit Carolina López Mesa— dictó penas de hasta 30 años para las 17 personas que vincularon al caso. Entre los sentenciados se encuentra Juan Requesens, quien fuera diputado de la República al momento de su detención.

Previamente, detuvo a seis dirigentes políticos y sociales, cuatro de ellos militantes del partido Bandera Roja, para indicar la perspectiva que pueden tener quienes se levanten contra la política de hambre.

La dictadura, al dañar a las universidades, lo hace como una cuestión de principios. Sobre todo contra las autónomas, que nunca aceptaron al chavismo. El difunto nunca fue bien recibido. No deslumbró. Muy pocos, aunque de cierta relevancia, se integran al tinglado. Pero, en general, no caló. Tendencia que fue rotundamente ratificada en las recientes elecciones de egresados en la UCV. Sin mayor esfuerzo quedaron fuera, salvo en 4 escuelas. Sufrieron el rechazo. Por lo que la firma de la IV Convención y el cercenamiento del bono vacacional parecen una retaliación contra la familia universitaria.

Al chavismo poco le importan las universidades. Saben que la destrucción del país limita la realización profesional, salvo en carreras que atienden la reproducción social. De allí que sean muchos ingenieros y científicos, ente otros, quienes dejan el suelo venezolano tras mejores espacios para realizarse. Las ZEE no son tampoco aliciente, cuando se trata de un proyecto brindado a las corporaciones que no requiere de mayor capacitación. Los inversionistas solo requieren de trabajo simple. De requerirse trabajo complejo, ellos lo traen. Pero las profesiones del sector salud también se van, pues los salarios del dictador no brindan ningún aliciente. Los educadores son vistos muchísimo peor. Es que la formación de la fuerza de trabajo requiere lo mínimo. Ubiquemos que es un proyecto estratégico para la maquila y la minería, principalmente.

Pero la represión y la retaliación contra los universitarios no logra frenar el ascenso de las luchas. Se crean cada día mejores condiciones para la lucha y para la unidad. Ya los sindicalistas universitarios se percatan del papel que deben jugar en esta etapa. Si no, serán arrastrados por la disposición de la gente a la pelea. Quedó barrida la idea de que primero hay que salir de la dictadura para luego pelear por salarios. Criterio erróneo que llevó al retraso del combate. Pero, superado el dislate, se abre el camino al diseño de una estrategia para la victoria, cueste lo que cueste. Están dadas las condiciones. El paro se impone.

Deben abrirse espacios para la participación y la toma de decisiones. Se deben convocar asambleas universitarias. En cada facultad y escuela, se deben crear comités para la lucha. La intergremiación debe ser la base para el combate de las universidades contra la dictadura.

Los estudiantes deben levantar un pliego. Por incremento sustancial del número y monto de las becas, que atienda lo que requiere un alumno para realizarse. Ya el salario mínimo resulta una petición tonta. Servicios estudiantiles de transporte, salud, comedores gratuitos.

Urge una plataforma de lucha de los universitarios unida a todos los gremios de la educación y de los trabajadores de la administración pública, que no se distraiga en la tontería de que no hay recursos. Dinero y riquezas hay, pero distribuidas de manera tal que se favorece al capital y no al trabajo.

CARLOS HERMOSO / @HermosoCarlosD

es economista y doctor en ciencias sociales, profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. 

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