Como se indicó en notas anteriores, el caos eléctrico nacional entró en su fase de agudeza extrema para este 2019 con el agravante del avanzado deterioro del Sector Eléctrico Venezolano, que se evidencia con cada vez mayor rudeza contra los usuarios. La nación ansiosamente transita un sinfín volátil de eventos político-diplomáticos, que son justificadamente el epicentro noticioso. Pero recordemos que sin electricidad, abundante, estable y confiable, cualesquiera que sean los escenarios resultantes de esta volatilidad, para el país serán aún más difíciles de transitar.
No estamos para el ensayo y error con el SEV, la era del “está barato dame dos”, del “por ahora” y “como sea” han quedado años luz atrás y no se puede levantar la potencia y energía del país a cualquier costo. Urge de aquí en adelante obrar de acuerdo a un justiprecio, liderado por profesionales con conocimiento, transparencia, ética, honradez extrema, y austeridad, para producir los resultados que un país saqueado, económica y moralmente, necesita. Solo así Venezuela podrá enrumbarse en la dirección correcta que le permita desarrollar sus enormes potenciales.
Lo anterior es la premisa primordial y fundacional para recuperar el SEV y las infraestructuras interdependientes. Insisto, ya la situación no está para el ensayo y el error. Simplemente, se requiere “know how” y un tajante no el viciado “know who”, ya que un fracaso más, luego de tantos reales malgastados, vidas perdidas, destrucción económica y moral son inadmisibles para Venezuela. Si se enfrentan los enormes retos del SEV con los criterios viciados del pasado atendiendo cuotas de poder de la partidocracia, el fracaso está garantizado más temprano que tarde.
La sociedad venezolana debe reconocer y valorar que sin electricidad cualquier programa de gobierno bien sea de rescate, transición o revalidado no son viables y deben exigir estrictos límites a los que estén en el gobierno para que ellos entren en la sensatez y por el aro de los valores, poniendo el bien de la nación por encima de todas las cosas. Sino la gobernabilidad que tanto persiguen entraría en un corto circuito súbito. Así que es vital la claridad y honestidad en nuestros servidores públicos.
Ya hemos tenido tres “leyes eléctricas”, varios “decretos de emergencia”, múltiples “misiones” y “mesas técnicas”, para ahora proponer una “mesa eléctrica”, para evaluar “planes”. Ninguna de estas cosas le devolverán la salud y pujanza al SEV y los que quieran antagonizar este punto, les indico que mientras más de esas “iniciativas” hemos tenido, peor le ha ido al SEV, a la economía nacional, causándole incalculables daños. El común denominador de esas iniciativas ha sido la carencia de calidad en capacidad, valores y gerencia de los involucrados. La nación sabe quiénes son.
No se puede creer en el 2019 a los que ahora muestran la barajita de una “mesa eléctrica”, cuando en el 2013, le dieron al régimen el trabajo de profesionales honestos para permitirle el inicio de la debacle, ni tampoco a los que en el 2016 se les entregó el plan para evitar que la actual debacle sucediera y no hicieron nada correcto al respecto, más allá de un saludo a la bandera y eso sí, ni siquiera tocaron con el pétalo de una rosa, a los a los corruptos responsables de esta catástrofe energética.
Lo aquí tratado es primordial para construir la realidad que muchos soñamos para que Venezuela tenga la energía requerida y que ésta sea ininterrumpida, justipreciada y asequible, para afrontar no sólo los picos de demanda, sino también el consumo bajo todos los escenarios operacionales que se tengan que enfrentar, erradicando la recurrencia de fallas, bajones y apagones que estrangulan el progreso nacional.
La electricidad es sinónimo de luz y claridad, para vencer las sombras que nos están hiriendo. Es hora de acabar con la mediocridad de los inescrupulosos y oportunistas de oficio, no hay otro sustituto o es ahora o a la oscurana vamos. Para cerrar, es vital que toda la sociedad se involucre en el acontecer de sus instituciones para hacer que Venezuela funcione para todos. Esto es tarea de todos, nos tiene que doler, por lo cual debemos ejercer la contraloría de rendición de cuentas. No más cheques en blanco.
La sociedad venezolana tiene la palabra y su éxito será proporcional al trabajo honesto, el amor a la libertad, el espíritu de superación, el respeto entre nosotros, bajo una eterna vigilancia y equidad.
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