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domingo, 5 mayo, 2024

¿Hacia dónde ir en la innovación de energías limpias?

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Por. Paulino Betancourt

Actualmente estamos viviendo en una era de transformación. La tecnología, que alguna vez fue un concepto extraño, ahora es algo cotidiano. Tiene un gran potencial y, a medida que continúa avanzando, se ha convertido en lo único que puede ayudarnos a combatir uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: el cambio climático.

Gran parte de la investigación sobre innovación y tecnología está enfocada en lograr el progreso económico, pero su uso para cuestiones socioambientales es un fenómeno relativamente reciente. ¿Por qué? Probablemente se deba a que los tecnólogos responden a las demandas y aspiraciones del mercado, lo que promueve un crecimiento en la tecnología de consumo. Cada año, por ejemplo, se lanzan nuevos celulares debido a la gran demanda de innovación por parte de la sociedad, agotando rápidamente los recursos no renovables. Sin embargo, eso parece estar cambiando.

La agenda climática de la ONU para 2022 incluye a la ciencia, y la innovación está en la cima de las políticas climáticas de muchos países. Esto se debe a que se ha fijado un objetivo formidable: garantizar que el aumento de la temperatura global a largo plazo no supere los 2 °C. Existen en la actualidad diversas tecnologías para lograr este objetivo, pero las soluciones difieren debido a una multitud de factores, incluida su disponibilidad a futuro y el costo. Sin embargo, en lo que todas las proyecciones parecen estar de acuerdo, es que el sistema energético a base de petróleo es el que más contribuye al cambio climático y, por lo tanto, necesita las transformaciones más drásticas.

Para poder crear un cambio ambiental positivo a gran escala, se debe pasar por las etapas de apropiación y difusión de la tecnología. Esto no sucede de la noche a la mañana y tiene una buena cantidad de obstáculos y desafíos. Por un lado, muchas tecnologías prometedoras no están disponibles comercialmente, están limitadas a los países desarrollados o son demasiado costosas para instalarlas a nivel individual. La tasa general de desarrollo y apropiación está controlada por las políticas gubernamentales, también por la disposición al cambio y las fuerzas del mercado, incluidos los precios de la energía.

Según el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, se destaca cómo las tecnologías de energía eólica, solar y baterías que emiten poco o nada de gases de efecto invernadero, han logrado grandes avances en rendimiento y costo, haciendo que sea más factible alejar al mundo de la quema de los combustibles fósiles. Estos desarrollos tecnológicos “han aumentado el atractivo económico de las transiciones del sector energético de bajas emisiones hasta el 2030”, según el informe.

A pesar de los avances, el ritmo de implementación de la energía limpia sigue siendo demasiado lento para mantener bajo control los niveles más peligrosos de calentamiento. Por tanto se requerirá de versiones aún más baratas, más eficientes y de mayor rendimiento. Pero también exigirá avances en tecnologías limpias incipientes, como captura de dióxido de carbono directamente del aire.

Es difícil predecir qué inversiones conducirán a avances, pero algunos investigadores dicen que hay formas de mejorar las probabilidades. Se requiere pensar detenidamente sobre cómo escalarían las innovaciones potenciales y atraerían inversiones, pero también exige políticas para crear las condiciones para una revolución de energías limpias aún mayor.

Para comprender adónde ir a continuación en la innovación de energías limpias, es útil analizar primero algunos de los extraordinarios avances que ya se han logrado. El precio de la electricidad empleando paneles solares ha bajado un 89 % desde 2010 y han aumentado su eficiencia del 15 % al 26 % en los últimos cuarenta años. Los costos de la energía eólica han caído un 70 % en la última década. Las baterías de iones de litio han bajado de precio en un 97 % en las últimas tres décadas, mientras que su densidad de energía casi se ha triplicado en los últimos años. Las energías renovables se han convertido ahora en la fuente más barata de producción de electricidad en todo el mundo, superando los costos de operación de las plantas termoeléctricas.

Finalmente, atender el cambio climático a través de innovaciones en tecnología requerirá un mayor número de trabajadores calificados, especialmente ingenieros y científicos en una amplia variedad de disciplinas. Al fin y al cabo, son las personas las que innovan. Tanto los gobiernos como el sector privado tienen un papel fundamental que desempeñar ante este reto, implementando tecnologías que permitan mitigar el cambio climático global.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat

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