Guerra de drones por el relato del conflicto

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Por Paulino Betancourt

El zumbido de un dron cruza las copas de los árboles hacia el puesto de control ruso, mostrando un desordenado montón de bloques de cemento, campos minados, alambre de púas y redes de camuflaje desgarradas en las afueras de Donetsk. El camino está lleno de cráteres poco profundos de mortero. Las líneas eléctricas cuelgan de los postes. Un tronco que ha sido arrastrado sirve de barricada improvisada y, de la nada, sale un soldado balanceando su fusil Kalashnikov. Mira hacia el dron que se cierne sobre su cabeza y lo derriba. “Siempre nos están mirando”. “Y siempre los estamos observando”, dice. 

Los drones son máquinas voladoras no tripuladas guiadas de forma remota. Su origen se remonta a los experimentos con proyectiles aéreos en la Primera Guerra Mundial. Lo que distingue a los drones modernos es su capacidad para capturar imágenes en tiempo real del movimiento en el terreno y luego usar ese video para dirigir ataques y, cada vez más, para utilizar el video como propaganda.

Impulsado en parte por los conocimientos tecnológicos, los cielos sobre Ucrania ahora están llenos del poderío aéreo sin piloto del siglo XXI, volando sobre un paisaje destrozado. Los militares utilizan drones modernos para tareas de inteligencia, vigilancia, reconocimiento y, en general, exploración. Cuando están equipados con cámaras y sistemas de visión infrarroja, estos drones permiten a los “operadores remotos” buscar personas y vehículos de día y de noche. Los militares pueden usar drones para encontrar las coordenadas de objetivos militares, como un tanque o un grupo de soldados. Si el dron está armado, también puede usarse para atacar los objetivos que encuentre.

El Ministerio de la Defensa ruso tuiteó un video en blanco y negro, el 4 de marzo, días después de la invasión a Ucrania, donde se mostraba a un dron realizando un ataque aéreo. Luego aparecieron los videos del otro bando, con un dron de fabricación turca que se ha convertido en una especie de héroe mecánico. El ejército ucraniano los ha utilizado con éxito contra el ejército ruso varias veces, afirman en los videos, con subtítulos en inglés y turco. A menudo incluyen imágenes de vehículos y equipos rusos destruidos o en llamas. Desde la invasión de Rusia, los ucranianos han convertido a los drones Bayraktar en un símbolo de la guerra. Para tratar de competir con esta narrativa, los rusos hacen lo propio seleccionando videos de sus drones de combate. Pero, ¿qué papel juegan realmente estos drones en el conflicto? ¿Podrían influir en el resultado de la guerra en Ucrania?

La campaña militar con drones ha contribuido a obtener los primeros éxitos en la desaceleración del avance ruso y está revelando debilidades inesperadas por parte de su ejército, dicen los analistas militares. Otro aspecto significativo es que los videos también se están convirtiendo en una parte cada vez más importante en la guerra de información de Ucrania, muy útil para levantar la moral.

Esta es una guerra de información, que busca una ventaja competitiva sobre el oponente. Para ello se basan en la distribución de propaganda, la desinformación y la guerra psicológica contra las tropas y la población civil. Lo que vemos publicado en Twitter, YouTube y TikTok no es la imagen completa del campo de batalla, es solo una pequeña parte de eso. La percepción popular de la guerra está determinada por los videos (verdaderos o falsos) que se puedan ver fuera del combate. Esto significa que los drones son una herramienta útil, muy útil, para controlar la percepción del desempeño en la guerra. Esta tecnología está ayudando a la maquinaria de propaganda y en la guerra por el relato del conflicto.

Como toda información militar, los videos son confidenciales. Es así que las imágenes de los drones se seleccionan de forma predeterminada, lo que hace que cualquier publicación sea deliberada. Tanto EE. UU. como Israel, que han utilizado drones militares durante décadas, han publicado selectivamente los videos captados por sus drones. El uso de imágenes en redes sociales tomadas con drones, tanto por parte de Armenia como de Azerbaiyán, en la guerra de Nagorno-Karabaj de 2020, podría llevarnos a creer en el dominio de tales sistemas.

Por su parte, el ejército ruso tiene años de experiencia en el uso de drones, tanto en Siria como en el apoyo de los separatistas que luchan contra Ucrania por la región de Donetsk.

La guerra es terrible. Y la invasión rusa de Ucrania ha mostrado la capacidad de expandir el campo de batalla tradicional mediante el uso del ciberespacio, la guerra electrónica y las armas de información, perfilándose como un campo de pruebas clave para la inteligencia artificial. Solo el tiempo nos dirá si para bien o para mal.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat

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