«Buenas noches, Poliedro de Caracas»: lo que despertó Maite Delgado

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No podemos decir o fingir que “Venezuela se arregló”: la gente sigue huyendo y los profundos problemas patrios continúan, pero sí podemos y debemos reconocer que algo está pasando. Un fenómeno que Amira Saím tituló en la edición de noviembre de Vogue México: «Regreso a Venezuela», que influencers han banalizado en videos de YouTube hasta convertirlo en trend, pero que Maite Delgado finalmente consagró en el estruendoso y contundente: “Buenas noches, Poliedro de Caracas”.


Por: Leonor Carolina Suárez

No fue el regreso de Maite Delgado como conductora del programa más icónico de la televisión venezolana después de casi diez años. No fue el retorno del Miss Venezuela a las instalaciones del Poliedro de Caracas, el espacio de celebración de los más grandes eventos de la capital.

Son las dos cosas juntas en un país cuyas fronteras se han diluido tras años de crisis y una huida masiva que supera el 20% de la población. Los últimos años hemos visto una débil contracorriente al éxodo masivo.

La emigración no ha parado, pero sí ha surgido una especie de turismo emocional, que facilitado por la dolarización de la economía nacional, permite a algunos volver a casa, aunque sea de visita.

En internet se viralizan los podcasts de presentadores venezolanos, y conciertos virtuales como los de Servando y Florentino se venden como pan caliente. Este noviembre, con su saludo, Maite Delgado salió al encuentro de esos sentimientos y nos dijo: todavía estamos juntos en esto.

No podemos decir o fingir que “Venezuela se arregló”: la gente sigue huyendo y los profundos problemas patrios continúan, pero sí podemos y debemos reconocer que algo está pasando.

Un fenómeno que Amira Saím tituló en la edición de noviembre de Vogue México: Regreso a Venezuela, que influencers han banalizado en videos de YouTube hasta convertirlo en trend, pero que Maite Delgado finalmente consagró en el estruendoso y contundente: “Buenas noches, Poliedro de Caracas”.

A pesar de haber más de 7 millones de venezolanos en el exterior, lo que podría tener una nación pequeña, ha sido difícil consolidar y entender la venezolanidad desde afuera. Mientras los de adentro tratan de redefinirse sin un cuarto del país.

Nuestra identidad se golpeó al pedir visa extranjera, se arriesgó a morir ahogada al salir en balsa buscando la isla más cercana o atravesando la fangosa colina del mismo diablo para buscar asilo a través de Panamá.

La belleza salió a cuestas en las espaldas de más de 7 millones de venezolanos a pesar de tener una reina anual en las galas de Miss Venezuela. Porque no era solo el concurso, era algo más. Éramos quizás también los invitados a la noche más linda.

Aún con pasaportes vencidos o con papeles de sus nuevos destinos, seguimos siendo venezolanos. Regados en México, desperdigados en Sudamérica, Europa o El Caribe. Con nosotros convive el germen de nuestra herencia esperando la temporada correcta para florecer.

Y se mantiene a resguardo de los otros millones que se quedaron. La belleza, aunque rota, sigue siendo muy nuestra. Y en compartirla reside un pedazo de nuestra identidad. No se trata de preguntar a qué volvemos o si estamos de acuerdo con lo que nos encontramos.

Se trata de entender que tu casa sigue viva y que a pesar de haber tenido que cortar con rabia, dolor y desapego forzado para sobrellevar el guayabo profundo que es dejar tu hogar, la casa está viva. No quiere decir que esté mejor. Es tal vez visitar un espacio en ruinas con un lazo rojo que invita a ver qué quedó, qué queda aún. Pero es sobre todo reconocer una verdad profunda en las páginas de una revista: “Te amo, Venezuela”. Como si lo hubiésemos olvidado tras tantos años de malas noticias.

Maite Delgado cortó el lazo rojo sobre lo que queda y lo rescatable de nuestro país: la belleza. Y es la belleza más allá del concurso, porque en la edición 70 del Miss Venezuela se eligió una reina, pero nada de lo que se dijo o vio resonó más que la famosa frase de la presentadora: “Buenas noches, poliedro de Caracas”. ¿Por qué? Porque tal vez nos reencontramos con algo más que un espectáculo, con algo más que un desfile de caras y cuerpos hermosos.

Maite Delgado probó en los 70 años del Miss Venezuela lo que todos venimos sintiendo: la vuelta a la patria. Y como diría un navegante perdido o el poeta Juan Antonio Pérez Bonalde, qué gusto es ver ¡Tierra! Aunque haya que empezar de cero.

LEONOR CAROLINA SUÁREZ / Twiter: @LeonorSuarez / Instagram: leocarosuarez

Storyteller especializada en música y cultura con más de diez años de experiencia en producción audiovisual. Periodista. Abogada.

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