Por Daniela Goncalves (*)
Caracas-. El deseo de salir de su zona de confort y de encontrar nuevas oportunidades llevó a una caraqueña a tomar un avión hasta el continente europeo. Rosy Frontado emigró en 2017 a Madrid, España, donde logró cumplir el sueño de abrir una barbería, Rosyfbarber (@rosyfbarber), en la que se unen sus dos pasiones: la pedagogía y la peluquería.
Durante el primer año tuvo que trabajar en cuatro lugares en un día para ganarse la vida. La venezolana cumplía media jornada en una peluquería, luego cuidaba niños y al salir limpiaba casas. Por las noches, laboró como mesera en un bar de copas, en el que recibía un pago de cuatro euros por hora.
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En una entrevista para El Pitazo, comentó que sabía que debía centrar su energía en continuar formándose en el trabajo que siempre le ha gustado: la barbería. Es por ello que a pesar de tener múltiples trabajos, hizo cursos online en academias de Londres y Madrid.
La pandemia del COVID-19 fue para la caraqueña de 42 años un “momento de resiliencia”, pues una vez finalizada la cuarentena pudo empezar a dictar talleres. “El primer curso fue en una academia que me llamó para que diera una formación de colorimetría. Ese día asistieron 25 personas”, detalla.
El inicio de un sueño
Desde ese momento, barberías de diferentes ciudades de España la empezaron a contactar para que dictara capacitaciones en sus espacios. Sin embargo, Frontado sabía que aún podía ofrecer más información en sus talleres, por lo que en 2021 decidió alquilar un local para abrir su propia barbería.
“El recorrido ha sido divino. Estructuré el negocio para que fuera también una academia, pero, al principio, solo ofrecí el servicio de barbería. Se me llenó muy rápido la agenda. Eran las 10:00 pm y aún estaba cortando cabello, por eso contraté a dos personas más. Todo en cuestión de cuatro meses”, explica.
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Al contar con ayuda en el local, se enfocó en darle forma a su proyecto de formación, que comenzó con 6 alumnos y que, a la fecha, cuenta con 48 estudiantes. Sus cursos tienen una duración de 6 meses y en ellos ofrece conocimientos sobre colorimetría, diseño de barba, técnicas de corte y peluquería masculina en general.
“A Venezuela todos los días la extraño”
La caraqueña estudió Administración de Aduanas, pero no ejerció nunca. La pasión por la barbería la heredó de su madre, quien contó, por más de 50 años, con una peluquería en Venezuela y le enseñó sobre el oficio desde que tiene 13 años.
Frontado señala que el sentir venezolano está presente en su negocio a través de la música y la atención al cliente que ofrecen, la cual, sostiene, es muy cercana.
Entre sus próximas metas se encuentra lograr abrir nuevas sedes. Destaca que le gustaría que esto sucediera también en Venezuela, ya que le “llenaría muchísimo el corazón” el poder llevar todo lo que ha aprendido en Europa a su país.
“Estoy super agradecida con España. Siento que llegué a mi segunda casa, pero a Venezuela todos los días la extraño”, finaliza.
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