Estamos a mediados de año, quizás es un buen momento para reevaluar los objetivos que nos propusimos al inicio del 2023. ¿Fueron reales esos objetivos?, ¿se han ido cumpliendo?, ¿estamos cerca o lejos de alcanzarlos? o ¿nos vemos en la obligación de replantearnos nuestros propósitos?… Todas estas preguntas nos permiten tener una visión de nuestro progreso diario y del sentido que le vamos dando a nuestra vida.
El día a día nos obliga tener metas cortas, a tomar pequeñas decisiones que nos van acercando a la meta final. Todos y cada uno de nosotros tenemos un motivo por el cual levantarnos diariamente. Cuando ese motivo deja de existir estamos en aprietos, nuestro funcionamiento diario se ve afectado anímicamente, conductualmente y psicológicamente.
Los términos propósito y sentido de vida a veces se usan de forma intercambiable, pero en algunas ocasiones se diferencian. El sentido, es más amplio que el propósito y lo engloba. Al hablar de propósito generalmente nos referimos a ciertas metas u objetivos importantes en la vida. Los propósitos se traducen en conductas, lo que hacemos para acercarnos a esas metas.
Mientras que el sentido no necesariamente se conecta con una o varias metas ni con ciertas conductas específicas, sino que pertenece al ámbito del significado, con la manera en la que interpretamos y le encontramos coherencia a nuestras experiencias.
Martin Seligman (2011) propone que tener una vida con significado o sentido tiene que ver con sentirnos conectados a algo más grande que nosotros mismos. Las cosas “más grandes” pueden ser muchas: la ecología, la naturaleza, Dios, la familia, una causa política, un proyecto artístico o social, entre otros, pero lo que tienen en común es que no se trata de pensar solo en nosotros, sino en los demás. Incluso algo pequeño, como cuidar a una mascota o a una planta, puede contribuir al sentido de vida de las personas.
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Un propósito de vida es un objetivo que organiza nuestras metas y nuestros esfuerzos. Podemos tener más de un propósito en la vida y esto es una buena idea, ya que si nos concentramos exclusivamente en un objetivo y no lo logramos puede ser muy decepcionante, aunque tener demasiados puede dispersar nuestros esfuerzos.
Victor Frankl, propone en su teoría de la logoterapia que tener claro un propósito para la propia vida permite superar situaciones límite en las cuáles la desesperanza puede ser extrema, se ha encontrado que la experimentación del propósito en la vida puede ser un elemento protector para la vida de quien transita esa circunstancia.
La consecuencia de no encontrarle a la vida un propósito o de con conocer el sentido de tu propia existencia es llamado por algunos autores como: vacío existencial. Cuando no se tiene un propósito existe la sensación de estancamiento, de sinsentido de la vida, y esto provoca un estado de entumecimiento, de inactividad, de infelicidad, al fin y al cabo sientes que tu vida está vacía, que no avanzas, y dejas de disfrutar de las experiencias y de las relaciones.
Mientras que en la vida llena de sentido las personas asumen las tareas por la pura satisfacción de emprenderlas, obteniendo entonces como recompensas colaterales beneficios como dinero, afecto, reconocimiento, etc.
Tener un proyecto de vida es fundamental e importante, ya que te permite formar ideas, objetivos, metas, sueños, anhelos, razones para seguir viviendo y muchas veces trascender problemas que se presenten. Y de estar manera visualizarlos desde distintos puntos de vista. A su vez ayuda a formar criterio propio, conciencia del camino correcto, mejorar los procesos de análisis, observación, planificación, organización, elección y toma de decisiones para aplicarlos en todo momento de nuestra vida ya sea presente o futuro.
Es necesario que cada persona encuentre su significado concreto en un momento dado. La importancia del propósito en la vida en los seres humanos está ligada a la presencia de alegría incluso en medio de las adversidades, lo cual permite una mayor capacidad de resolución de los conflictos como así también una mejor adaptabilidad.
El sentido en la vida es esencial para que las personas tengan la satisfacción de haber alcanzado y cumplido una o más metas personales que forman parte del desarrollo y del potencial humano.
Hacer un plan de vida nos ayudará a ponerle fecha de inicio y final a nuestros anhelos, sueños, deseos, metas y motivos de seguir adelante, pues cuando surja algún problema tendremos la firmeza y la capacidad de superarlo.
KARINA MONSALVE | Twitter: @karinakarinammq / Instagram @psic.ka.monsalve
Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.
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