Hoy en día vivimos en un cuestionamiento permanente sobre nuestras características físicas. Los altos estándares de belleza adoptados por la sociedad, nos conllevan tanto a mujeres como hombres a plantearnos un problema de conformidad con nuestro propio cuerpo.
Como ya hemos descrito en otras oportunidades la autoimagen corporal es uno de los componentes de nuestra autoestima, misma que está formada por una variedad de factores, como antecedentes históricos, culturales, sociales, biológicos, religiosos e individuales de cada persona.
La insatisfacción con la autoimagen corporal es, actualmente, el principal factor para la búsqueda de procedimientos estéticos, y la cirugía plástica es un componente esencial para la restauración del aspecto psicológico de la persona que busca mejorar la integración con su entorno biopsicosocial; ya que ésta puede proporcionar bienestar y autoconfianza.
Existen estudios que demuestran que hasta un 48% de pacientes que solicitan atención por un cirujano plástico padecen algún tipo de trastorno psicológico, sin importar el grado de afectación, y buscan en la cirugía plástica una oportunidad para lograr su satisfacción personal.
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Al preguntarnos cuáles serían los factores que inciden en una persona para llegar a acceder a una cirugía estética, solo por el deseo de verse diferente, no por una afección de salud, encontramos que conlleva dentro de sí, elementos psicológicos, como, por ejemplo, el aumento de confianza en sí mismos.
Sin embargo, existen también entre estos pacientes, la presencia de rasgos y características psicopatológicas de personalidad como el narcisismo o la personalidad histriónica que determinan posibles trastornos mentales como el dismórfico corporal o trastornos depresivos que subyacen a ese deseo.
Es un completo error el querer solucionar trastornos psiquiátricos por medio del bisturí e implantes. Podemos llegar al punto en el que se dé una identificación de esta práctica médico quirúrgica en específico, como un ejercicio que busca la satisfacción conceptual y de ideologías de una sociedad de consumo. La cirugía plástica es: «Una especialidad quirúrgica que se ocupa de la corrección de todo proceso congénito, adquirido, tumoral o simplemente involutivo, que requiera reparación o reposición, o que afecte a la forma y/o función corporal», indica la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
Es ahí donde encontramos aquella diferencia: lo que es la cirugía plástica bajo un funcionamiento médico, y aquella cirugía plástica/estética, que funciona bajo las premisas de reconstruir el cuerpo o la apariencia de cumplir estereotipos, sin tener como objetivo principal el tratamiento de una patología. En contraposición, la cirugía plástica estética tiene como objetivo principal el mejorar la apariencia de una persona, así como su autoestima y la confianza en sí misma.
Cuando se tiene la belleza como meta, considerando a la misma como un equilibrio armónico de formas, volúmenes, movimientos y acción recíprocos de formas y espíritu, se hace necesaria una sensibilidad artística especial, pero a la determinación individual de modificar la apariencia física debe sucederle una adecuada valoración clínica, que incluye, como es natural, los aspectos psicológicos y psicosociales.
KARINA MONSALVE | Twitter: @karinakarinammq / Instagram @psic.ka.monsalve
Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.
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