Sin un claro sucesor a la vista en un 2024 que será clave para el destino político del país, Maduro opta por no adelantar lo que analistas consultados por El Pitazo consideran indudable: su presencia, por tercera vez, en unos comicios presidenciales

El gobernante Nicolás Maduro, quien lidera la coalición de gobierno del oficialismo desde hace una década, dijo que era “prematuro” hablar de su eventual candidatura a la reelección presidencial en 2024, pues, por ahora, considera preferible esperar la “definición del escenario electoral” en un año que será crucial para el rumbo político del país.

En una entrevista concedida al periodista español Ignacio Ramonet, divulgada el 1 de enero, Maduro se mostró cauteloso sobre la definición de su futuro en el terreno electoral, un ámbito en el que, pese a lo acordado en Barbados hace dos meses, aún no hay una fecha definida para unas elecciones presidenciales que, se espera ocurran en el segundo semestre de 2024, cuyas garantías para la oposición están sobre la mesa de una negociación política.

“Lo que te puedo decir es que es prematuro todavía. Apenas el año empieza, solo Dios sabe. No Diosdado, Dios (risas). Esperemos que se definan los escenarios electorales”, respondió Maduro tras la pregunta de Ramonet sobre si sería el candidato del oficialismo este año.


El chavismo no está en capacidad de plantearse una candidatura diferente. Maduro hoy es el candidato del chavismo

Giulio Cellini, analista y consultor

A pesar de la suerte de incertidumbre que Maduro introduce en el debate político de inicio de año, el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (Cepyg-UCAB), Benigno Alarcón, y el analista y director de la consultora LOG Consultancy, Giulio Cellini, creen que los hechos denotan otra realidad indiscutible: Maduro es el candidato del oficialismo, no hay otro.

“La impresión que tengo es que se trata de una jugada maliciosa para generar cierta incertidumbre y ver cuáles son las respuestas. No creo que Maduro esté pensando en no ir a las presidenciales. No hay incentivos atractivos para eso, nadie se le enfrenta en el partido para ceder su lugar, sobre todo cuando sabe que el poder es su mayor protección contra acusaciones, señalamientos e investigaciones”, comenta Alarcón a El Pitazo vía telefónica.

Cellini, por su parte, considera que, en el contexto político que se plantea en 2024 y ante las propias capacidades del oficialismo, no es probable una candidatura distinta a la de Maduro.


Maduro trata de unificar el partido en torno a él lanzando un globo de ensayo: si todos pierden, todos quedan desprotegidos

Benigno Alarcón, politólogo

“Abrir la discusión sobre la sustitución de la candidatura de Maduro podría hacer que la estructura con la que el Gobierno ha logrado sostenerse en el poder, con el control institucional y de la Fuerza Armada Nacional, se ponga en riesgo y que los distintos grupos que conviven dentro del chavismo empiecen a disputarse esa nominación. Hoy no luce probable una candidatura distinta a la de Maduro”, explicó Cellini a El Pitazo.

Pese a que Maduro no quiso adelantar algo decisivo, y aseguró en su conversación con Ramonet que no es partidario de “imponer su ego”, sí dijo que cualquier decisión final será la mejor para el oficialismo.

“Lo que une a los distintos grupos del chavismo es el mantenimiento del poder. Si llegado el momento culminante Maduro no asegura eso, entonces empezarán a pensar en opciones que garanticen mantenerse en el poder. Eso es una posibilidad, aunque luce remota al día de hoy. Maduro es el candidato del chavismo”, añadió Cellini.

Cautela, las bases y el PSUV

Pese a que Maduro aseguró que “los movimientos populares se preparan para una gran victoria electoral y para que venga un nuevo tiempo de revolución”, la realidad es que, en medio de la profunda crisis económica, social y política que marca su década en el poder, el respaldo popular al oficialismo está en su peor momento desde 2012.

De acuerdo con un estudio nacional de noviembre a cargo de la encuestadora ORC Consultores, luego de 10 años de Maduro en el poder y 24 años del chavismo, 14 % de la población se autodefine simpatizante del oficialismo y de ese segmento, 11,7 % se definen como chavistas que respaldan la gestión de Maduro.

Que el gobernante no adelantara la confirmación de su candidatura en el contexto de una entrevista es un hecho que está relacionado también con un mensaje dirigido a las bases, de acuerdo con Cellini.


¿Hasta cuándo estará vigente el endoso que Chávez le hizo a Maduro? Eso es uno de los puntos que, en lo interno del chavismo, genera incomodidad

Giulio Cellini, analista y consultor

“Maduro no confirma su candidatura porque si lo hace, sin que haya un pronunciamiento formal del chavismo, puede ser algo rudo o incómodo para las bases del chavismo. Parece ser una discusión que sigue pendiente, pero al día de hoy se da por sentado que él será el candidato”, añade el analista.

Alarcón cree que, además, es necesario tener en cuenta cómo interactúa Maduro ante medios de comunicación internacionales. El politólogo considera dos hipótesis que no se pueden descartar, una de ellas vinculada con la dinámica en el seno del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

“Las respuestas de Maduro no necesariamente son producto de una reflexión, eso lo hemos visto, sobre todo, cuando interactúa con medios internacionales. Caben dos hipótesis: una respuesta a una pregunta que no esperaba y lo niega porque es lo políticamente correcto –la respuesta de Maduro no se aleja mucho de eso–. Y si lo maquinó es para ver quién habla en el partido y cómo su sustitución se puede convertir en una complicación allí”, apunta Alarcón.

Globo de ensayo y peso del endoso

En política y opinión pública, la expresión globo de ensayo se refiere a cuando se hace pública una idea, una consideración o propuesta, para evaluar las reacciones que puede generar en determinados sectores de la sociedad o del ámbito político y, en consecuencia, actuar.

En ese contexto, Alarcón no descarta que la cautela de Maduro también sea un globo de ensayo que le permita, no solo ver reacciones en las filas del oficialismo, sino incluso “medir lealtades”. De acuerdo con el politólogo, las intenciones de Maduro podrían incluir generar un efecto en la negociación con la Casa Blanca.

El analista cree, además, que Maduro trata de unificar el PSUV en torno a su figura como el líder de la coalición gobernante.

“No es una reconsideración de su candidatura. Su declaración puede tener varias intenciones: ver cómo reaccionan determinadas personas para medir lealtades, tal vez. Lo otro, sobre la negociación, es que Maduro plantea con esto que hay personas más radicales. ¿Busca generar temores sobre una candidatura distinta a la suya? Quizá. Trata de unificar el partido en torno a él lanzando un globo de ensayo: si todos pierden, todos quedan desprotegidos”, explicó Alarcón.

El politólogo no cree que, tras las declaraciones de Maduro, surjan reacciones importantes en el seno del oficialismo o del PSUV. “De la misma manera que uno lo piensa desde afuera, adentro son más cautelosos. No creo que alguien pise ese peine”.


Descarto que Maduro no esté pensando en volver a las elecciones, porque de lo contrario veríamos otra cosa

Benigno Alarcón, politólogo

En la entrevista con Ramonet, Maduro aludió a la decisión de Chávez como la causa de su llegada al poder en calidad de sucesor, pero enseguida también destacó que la decisión del líder de la proclamada revolución bolivariana quedó ratificada en las elecciones de 2013, cuando le ganó, no sin cuestionamientos y por un corto margen, al candidato opositor Henrique Capriles.

“¿Por qué fui presidente? Porque en un momento al comandante Chávez le tocó tomar una decisión y así fue, y el pueblo lo ratificó en unas elecciones heroicas. Luego me sometí a las pruebas de una guerra brutal (…) En 2018, dimos un debate en el movimiento popular, en el Gran Polo Patriótico, en el glorioso PSUV, y por ellos yo fui otra vez”, dijo Maduro.

Cellini plantea una interrogante, a propósito de la dinámica en el seno del oficialismo, en las filas del propio PSUV y en torno a la figura de Maduro.

“¿Hasta cuándo –se plantearán dentro del chavismo seguramente– estará vigente el endoso que Chávez le hizo a Maduro? Eso es uno de los puntos que, en lo interno del chavismo, genera incomodidad por lo que representa Chávez en la coalición gobernante. Ese endoso no pareciera ser definitivo, hay aspiraciones en el chavismo, grupos que se disputan el poder”, añade el analista.

Pese a la existencia de diversos grupos entre los que se distribuye el poder en el oficialismo, una estructura que Cellini compara con una pirámide o torre de naipes –”frágil y con debilidades”–, la disputa por el liderazgo que recae en Maduro no parece probable en el contexto electoral de 2024.

“Si Maduro lograra reelegirse, no tengo ninguna duda de que a partir de ahí comenzaría una lucha en lo interno del chavismo para ver quién lo va a suceder. No parece probable que esa lucha se produzca antes de este proceso electoral”, agregó Celli.

Sin sucesor claro a la vista

Maduro aseguró en la entrevista con Ramonet que es un “hombre de a pie” y que es parte de un “movimiento popular, del alto mando de la revolución”, de un “colectivo”. Más allá de la preponderancia dentro del oficialismo de figuras como Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez o Diosdado Cabello, Maduro se presenta como el elemento que aglutina a la coalición gobernante.

“Lo que sí descarto es que Maduro no esté pensando en volver a las elecciones, porque de lo contrario veríamos otra cosa: trataría de posicionar a otra perrona, como Chávez lo posicionó a él. No veo señales de eso, de un sucesor que esté con Maduro, alguien que lo acompañe constantemente, para que el día de mañana sea esa persona quien tenga la candidatura”, apuntó Alarcón.

Pese a que Maduro lidera la coalición gobernante sin un claro sucesor y, de acuerdo con los analistas, aspirará a un tercer mandato, la prioridad dentro del oficialismo con Maduro como gobernante es mantener el control del poder político.

“Abrir esa discusión (la sustitución) puede generar una guerra interna en el oficialismo ante la fragilidad de su estructura política; puede romper el equilibrio que, al día de hoy, sigue existiendo en las estructuras del chavismo. El fin último no es que Maduro mantenga el poder, sino que el chavismo mantenga el poder”, añadió Cellini.

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