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sábado, 27 abril, 2024

OPINIÓN | Navidad y libertad

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NAVIDAD Los cristianos estamos en tiempo de Adviento, es decir, a la espera  de la Navidad, del nacimiento del Niño Dios. Esperar su venida año tras año no solo es una manifestación de nuestra fe religiosa sino también de la esperanza viva que hay en el mensaje de salvación que nos trae Jesús de Nazaret, mensaje que está pleno de desafíos e invitaciones personales y colectivas para construir un mundo que acabe con los odios, las divisiones, las guerras, las armas, las injusticias, la pobreza, las dictaduras; un mundo donde predomine el amor, la solidaridad, la fraternidad, la compasión, la comprensión, la justicia, las libertades, los derechos humanos, la paz.
El Adviento y la Navidad significan -en clave cristiana, no en clave comercial-, la espera de esta buena noticia cada año, la espera de un tiempo de gracia, de dones espirituales y morales plenos de esperanzas, de nuevas luces y fuerzas, proveedores de sentidos de futuro, alegría, audacia y coraje para detener, en el caso venezolano, el terrible sistema de opresión e injusticias que someten implacablemente al pueblo, contracorriente a la aspiración de poder convivir en democracia,  justicia y paz. Esto requiere que escuchemos con atención las claves de esta buena noticia liberadora para aprovechar este tiempo de Adviento al máximo y reanimar las formas de lucha social y política más acertadas para la restitución del Estado de derecho y de las instituciones democráticas.
Nos toca ir “preparando el camino” para que estos ideales se conviertan en realidades. Esto significa, ante todo -en este momento crucial de nuestra historia en la que se está decidiendo si se impone un gobierno de facto, o si en cambio, persevera la causa democrática-, crear las condiciones necesarias para que la voluntad del pueblo venezolano se exprese con libertad, para que se respeten la Constitución y las leyes.

«POR LO TANTO, HAY QUE ENTENDER QUE LA ESPERA DE LA NAVIDAD, EN ESTOS TENSOS Y AMENAZANTES CONTEXTOS, NO PUEDE SER UNA ESPERA PASIVA SINO ACTIVA, QUE NOS RENUEVE Y ANIME A CREAR LAS OPORTUNIDADES POLÍTICAS QUE POSIBILITEN LA RESTITUCIÓN DEL ORDEN DEMOCRÁTICO.»

Entendiendo así este tiempo de Adviento y Navidad como una fuente espiritual y moral necesaria para sobreponernos, encontrarnos, fortalecernos y ponernos en marcha, desde una óptica socio-psicopolítica, vislumbramos tres grandes desafíos que debemos sostener y seguir asumiendo en los próximos meses, como parte del imprescindible proceso de liberación de nuestra maltratada Venezuela:
1-Continuar atendiendo, registrando, documentando y denunciando la Emergencia Humanitaria Compleja que sufre nuestro pueblo, fortaleciendo las iniciativas y redes de solidaridad, fraternidad, colaboración, apoyo y acompañamiento ya existentes. Es preciso alertar aquí que las iniciativas  solidarias no bastan por sí solas para generar un cambio social en estos contextos autoritarios que alientan el Estado fallido, pues pueden terminar haciéndole la tarea que le corresponde al Estado de garantizar el acceso a los alimentos y medicinas, de garantizar los bienes y servicios necesarios para la existencia de una vida digna y protegida. Estas iniciativas ciudadanas de atención a la Emergencia Humanitaria deben aprovecharse para realizar jornadas simultáneas de reflexión-acción críticas acerca de la situación de pobreza y desamparo que se vive, para que se avance en la lucha por los derechos humanos despojados y así, abrirle paso al camino de la justicia social.
2-Concientizar y preparar al pueblo venezolano a asumir su rol fundamental en la restitución de las libertades y posibilidades de vida plena socavadas. Esto implica fortalecer la organización, la participación  y la articulación de todas las fuerzas democráticas, construir una gran alianza entre los actores sociales y políticos partiendo de las bases populares para que convoquen a todo el pueblo venezolano a luchar contra los abusos de poder, la violación sistemática de los derechos humanos y lo animen a ponerse de pie para detener el proyecto autoritario que nos pretende someter indefinidamente.
3-Unir las fuerzas democráticas y liderar la transición hacia la recuperación de la democracia. Esto requiere unir al país en torno a un acuerdo nacional para restituir las garantías constitucionales, el respeto a las leyes y a la voluntad del pueblo venezolano.
Estas tareas están a medio hacer mientras las trágicas condiciones en las que viven la mayoría de los venezolanos nos interpelan a diario. De cómo asumamos estos desafíos dependerá en gran parte el logro del hito histórico de torcer y vencer la razón monológica, autoritaria, militarista, que se pretende única y hegemónica, para darle paso a la razón dialógica, plural, ciudadana, civilista con la que la inmensa mayoría de los venezolanos queremos recuperar nuestro país.
Razones, ideales y sueños sobran en Venezuela para celebrar este año una Navidad para la libertad.

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