Navidad con carestía y presos políticos

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Esta Navidad seguirá siendo triste. Millones de hogares extrañando a sus exiliados sociales; otros millones más sufriendo por no poder cubrir las demandas de la familia, sobre todo de los niños. El sadismo de la dictadura es de tal grado que fracciona el pago del bono de vacaciones, previendo la inflación. Se adelanta así para despojar a la gente de lo poco que le ingresa. Al final de diciembre ya no vale mucho de lo que debió recibir el trabajador.

Por: Carlos Hermoso

Durante el bipartidismo, y más en la dictadura perezjimenista, la Navidad llegaba a buena parte de los hogares venezolanos. No siendo una sociedad de tanto consumo como ahora, los niños recibían regalos y comían hallacas. El Niño Jesús —no el tal papá Noel u otro nuevo anglicismo— llegaba a los sectores pobres y se cumplía la tradición.

Con la dictadura la cosa se ha puesto muy difícil. No llegará a los barrios. Algún regalo hará el chavismo a unos cuantos niños, mediante un negocio que deje buenos dineros en el bolsillo de algunos corruptos. Pero nada que ver con lo que se vivía en esos tiempos. Y eran malos tiempos, sin duda alguna. Pero el chavismo no quiere perder en ningún aspecto. Gana en todo lo malo.

La carestía se llevó más de la mitad del bono. La inflación no deja para mucho. El asunto es que siguen queriendo esconder el problema diciendo que obedece a que ha aumentado el precio de la divisa. Además, algunos economistas los acompañan con eso de que la inflación es por el pago del bono.

La inflación es un incremento generalizado de precios. Todas las mercancías incrementan su precio. La mercancía fuerza de trabajo, por su parte, no ve incrementar lo correspondiente, al menos durante un lapso en el cual el dueño de medios se beneficia con una ganancia extraordinaria.

Luego, se ajusta y se sitúa el salario por debajo de las condiciones mínimas de reproducción social. Pero en algo se restaura el poder adquisitivo. El mayor tiempo posible se mantiene estancado su precio. No aumenta el salario real. Menos el de los empleados públicos.

El dinero mundial —todas las expresiones monetarias que sirven como tal, sobre todo el dólar— ve aumentar su precio. Son mercancías. Manteniendo su valor, aumenta el precio en Venezuela. Aun si disminuye su valor, pero en menor proporción al del bolívar, veremos aumentar su precio.

Entonces, no es que el dólar se dispara y conduce a la inflación. O que, como resultado del pago del bono, se produce el incremento en los precios. La cosa es a la inversa. La inflación determina que el dólar, moneda real, vea incrementar su precio.

Por su parte, el bono incrementa todavía más la masa monetaria sin respaldo ya que no hubo reanimación del aparato productivo, al menos no como esperaba el régimen. Se suma a esto que la riqueza se distribuyó en favor del capital de una manera muchísimo muy desproporcionada.

La inflación acompaña la desproporción que se produce al aumentar el papel moneda —o, en general, el dinero representativo— y la riqueza que expresa. Si se mantiene el volumen de la riqueza, pero se incrementa el papel moneda y electrónico, hay inflación en la misma proporción.

La inflación supone que el PIB no se ha incrementado. No hay crecimiento económico. Las ofertas de México son para próximos tiempos, buena parte de lo ofertado será destinado a pago de deudas contraídas.

Chevron no arranca todavía, con todo y los permisos anunciados. De arrancar estos convenios, el incremento de la producción estará alrededor del millón de barriles diarios. Mayores ingresos que, junto a un eventual incremento de la producción de oro y otros minerales, brindarán lo suyo.

El problema es que —fiel al legado de Chávez y el bipartidismo— lo principal es la importación. Se podría producir un leve incremento del PIB, pero menor que la proporción en relación con los ingresos, como ya sucedió.

En esta Navidad los que la pasarán muy bien son los importadores, los dueños de medios que verán incrementar sus ganancias, los comerciantes, los chavistas que ya son oligarcas, los enchufados de la dictadura…

El sadismo de la dictadura es de tal grado que fracciona el pago del bono de vacaciones, previendo la inflación. Se adelanta así para despojar a la gente de lo poco que le ingresa. En vez de adelantar el bono, lo fracciona.

Al final de diciembre ya no vale mucho de lo que debió recibir el trabajador. Eso fue muy bien calculado. Conscientes están de que la economía no ha crecido.

Los presos políticos

En tiempos del bipartidismo, de la democracia militarizada de AD y Copei, en cada diciembre se realizaban jornadas por la libertad de los presos políticos. A veces se alcanzaban logros, aunque la libertad de presos un tanto masiva se conquistaba con fugas como la del San Carlos y La Pica, o con las luchas persistentes de la gente, como en el caso de los conocidos “presos de Ciliberto”.

Excepciones fueron las salidas cuando venía un alto dignatario de la iglesia católica o frente a la realización de eventos electorales.

Con el chavismo, sobre todo en este período más claramente dictatorial, esta esperanza parece esfumarse de antemano. Son causas sin base jurídica alguna. La cuestión legal es sustituida por el dedo acusador. Por lo que dicta el Ejecutivo.

Es superada la voz de rebelión militar por terrorismo, el objetivo es el mismo. Con igual señalamiento, cualquiera es detenido por años. Es lo que decide Maduro.

La lucha por la libertad de los presos políticos sirve de motivación para la unidad. Hasta ahora no ha sido palanca. Pero es probable, muy probable, que en algún momento logre nuclear a los distintos sectores de la oposición

Me refiero a esa oposición integrada por un amplio abanico que vaya desde eso que llaman sectores de izquierda hasta los de la derecha, aunque en Venezuela nadie parece asumirse como tal. Eso no es bien visto.

Si bien es difícil establecer algo más de derecha en esta dictadura con rasgos fascistas, se pudiera nutrir el perfil de la plataforma a partir de la cual se labre la unidad contra la dictadura: libertad de los presos políticos, regreso de los exiliados, elecciones libres y libertades democráticas.

Visto lo visto, esta Navidad seguirá siendo triste. Millones de hogares extrañando a sus exiliados sociales; otros millones más sufriendo por no poder cubrir las demandas de la familia, sobre todo de los niños.

Preámbulo de episodios de pelea; de luchas de los trabajadores. La unidad que se viene labrando debe contribuir a abonar ese camino.

CARLOS HERMOSO / @HermosoCarlosD

Economista y doctor en ciencias sociales. Profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. 

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