Mirarse a sí mismo

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Por: Karina Monsalve

Hablar de autoestima puede ser riesgoso en tanto se suele usar el tema con ligereza y caer en las ya trilladas ideas o frases motivadoras, que buscan elevar al máximo el estado de ánimo de las personas y con ello hacerles creer que su autoestima ya está tan alta que pueden realizarlo todo.

El proceso de la formación de la estima no es tan sencillo como la gente cree. Esta se construye desde la propia concepción y depende de muchas variables intrínsecas y extrínsecas que influyen en su desarrollo. La relación psicoemocional que se tenga con los padres, con las personas significativas, la relación que haya consigo mismo desde el refuerzo y el fracaso de las experiencias vividas durante la infancia y adolescencia, son aspectos que condicionan la instauración de un concepto de sí mismo ajustado o no.

La palabra “estima” deriva del latín “aestimare”, que significa aprecio, valor, amistad, consideración. La autoestima es la autovaloración de uno mismo, de la propia personalidad, de las actitudes y de las habilidades, que son los aspectos que constituyen la base de la identidad personal.

Cuando hablamos de autoestima, nos referimos a la idea de ser aptos para la vida, es decir, tener confianza en nuestra capacidad para pensar y afrontar los desafíos de la vida. Confianza en nosotros mismos, seguridad de merecer y de ser seres dignos. El no haber formado un concepto de sí mismo adecuado, impide nuestro crecimiento emocional y disminuye nuestras resistencias frente a las adversidades de la vida.

Alfred Adler (1870-1937), psiquiatra austríaco, discípulo de Sigmund Freud, enfatizó desde los inicios de su carrera la relevancia de la relación existente entre el individuo y su medio ambiente. Uno de los contenidos básicos de su teoría es el complejo de inferioridad. Según Adler, la baja autoestima impulsa a las personas a esforzarse demasiado para superar la inferioridad que perciben de sí mismas y a desarrollar talentos y habilidades como compensación.


El proceso de la formación de la estima no es tan sencillo como la gente cree. Esta se construye desde la propia concepción y depende de muchas variables intrínsecas y extrínsecas que influyen en su desarrollo

Karina Monsalve

Un sentido bien desarrollado del concepto de sí mismo es una condición necesaria para nuestro bienestar, pero no es suficiente. Su presencia no garantiza satisfacción, pero su falta produce indefectiblemente frustración, ansiedad, miedos, debilidad. Su ausencia traba nuestra capacidad para funcionar de manera adecuada.  

La autoestima no es estática, es decir esta se construye a lo largo de la vida y va teniendo algunas variaciones y es modificable. La autoestima se aprende, fluctúa y la podemos trabajar y mejorar con ayuda de los especialistas. 

Cuando nuestro concepto de nosotros mismos está distorsionado, se verá reflejado en nuestro actuar y en nuestras actitudes ante los retos. Puede pasar que lo que pensamos de nosotros mismos no tenga  congruencia con lo que decimos o hacemos. Muchas veces nuestra autoevaluación pasa por lo que los demás piensen sobre nosotros mismos. Sin embargo, lo más importante es poder reconocer nuestras fortalezas, cualidades y recursos independientemente de la opinión de los otros. Debemos revisar nuestros pensamientos y comportamientos de tal manera que sean congruentes entre sí. 

No se trata de una evaluación de determinados éxitos o fracasos, tampoco de determinados conocimientos o habilidades. Se puede estar muy seguro de sí mismo en cierto ámbito y sin embargo sentirse inseguro de sus capacidades en otros. De la misma manera, puede una persona desenvolverse bien en el trato social y, aún así, ser inseguro y dubitativo en su interior y no por eso el estima que se tiene cambiará de manera radical.

Sin duda hay algunas recomendaciones para trabajar en la autoestima que podemos llevar a cabo y poner en práctica. Por ejemplo:

  • Hacer una lista de fortalezas, cualidades y recursos sobre sí mismo.
  • Restarle peso a los pensamientos negativos sobre sí mismo. Dejar de cuestionarse  y criticarse por todo. 
  • Aceptarse con sus cualidades pero también con sus defectos.
  • Fijarse metas realistas, que se ajusten a la realidad en que se vive y no a la fantasía que se haga de ellas.
  • Estar dispuesto a aprender habilidades nuevas, emplear otras aptitudes con las que se cuenten.
  • Realizar actividades que le generen satisfacción personal. Voluntariado, acciones altruistas.
  • Si cuando piensas en ti mismo vienen solo pensamientos negativos y de descalificación, busca ayuda, con asesoramiento y psicoterapia podrás conocerte mejor y transformar tus percepciones sobre ti mismo.

KARINA MONSALVE | @karinakarinammq

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad

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