Malestar social

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Los procesos de cambio en el país luego del 2019 con la llegada de la pandemia y posterior a ella han dejado un Estado empoderado, vulnerable para algunos, pero empoderado, y al mismo tiempo una sociedad que en su mayor parte está sumamente desprotegida y en condiciones de pobreza y exclusión


Por Karina Monsalve

Iniciamos el primer mes de este 2023 con más de 400 protestas, según el reporte del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), una cifra significativa tomando en cuenta que enero solo tiene 31 días.

Cuando todo hacía pensar que la ciudadanía venezolana estaba aparentemente tranquila, resignada, adormecida (bien sea por resignación o por miedo a la represión de los organismos gubernamentales) este enero se volcaron a las calles las injusticias, las frustraciones, las indignaciones, la rabia contenida, el enojo, en fin, se volcó el malestar social de cada ciudadano que ve atropellado en una constante sus derechos. Si bien estas movilizaciones están lejos de otras que vivimos en los años 2014 o 2017, por ejemplo, constituyen un fenómeno que requiere ser evaluado y bien leído e interpretado por los entes del poder.

De acuerdo con el analista German Pérez Fernández, el malestar social guarda una estrecha relación con los recursos (o elementos de control de vida) con los que cuenta una sociedad para darse a sí misma certidumbre y sentido a sus acciones. Es evidente que en nuestro país ese concepto dista de la realidad, ya que hay una ineficiencia institucional en todos los ámbitos lo que genera mayor incertidumbre, inseguridad y descontento.

Los procesos de cambio en el país luego del 2019 con la llegada de la pandemia y posterior a ella han dejado un Estado empoderado, vulnerable para algunos, pero empoderado, y al mismo tiempo una sociedad que en su mayor parte está sumamente desprotegida y en condiciones de pobreza y exclusión. Poco se puede esperar del Estado en este contexto actual, ya que la brecha entre las élites dirigentes y la ciudadanía es cada vez más grande y el desencuentro entre las expectativas de uno y de otro se va radicalizando tanto así que este malestar social imperante se manifiesta en la desafección política de los ciudadanos hacia los partidos tradicionales. Ya no hay partido que valga, solo la firme creencia que la sociedad debe cambiar, que las instituciones deben cambiar y que el régimen debe terminar su período y finalmente cambiar y dar paso a un nuevo escenario en la vida de quienes hemos anhelado por más de 20 años cambios en Venezuela.

Día del Maestro: otro año sin nada que celebrar en el sector educativo

En un mundo cada vez más complejo y competitivo es difícil no sentir tensión en cualquiera de las áreas productivas que se ejerza. Más aún en un país tan desigual. Empezando por los educadores, pilares de la formación cultural y la moral de un país. Son los profesionales peores pagados y más atropellados, el que aún lo ejerce es solo y absolutamente por vocación. Ninguno puede vivir solo de dar clases. 

Las universidades deberían ser un espacio libre, de análisis crítico, de investigación y de elaboración de propuestas de solución a los problemas de nuestra época y de nuestro país; pero lamentablemente las universidades públicas de Venezuela, quedan ahora reducida a un ámbito cada vez más cerrado y desolado de puras necesidades; hay falta de todo. 

Este es solo uno de los escenarios, pero podríamos hacer un tratado si describiéramos todo el descontento ciudadano que hay en los distintos ámbitos de la sociedad. Ese malestar social y colectivo que nos habla desde la falta, desde la incomodidad, desde la incomprensión, la frustración y el desaliento porque no hay otro que reciba la demanda y ejerza alguna acción; solo queda la voz de la protesta en el aire. Pero es ese mismo malestar que se acumula en el tiempo y que emerge naturalmente contra quien desea reprimirlo el que se está acrecentando día a día para escribir la historia de este 2023. Mientras tanto, debemos perseverar en la consecución del Bienestar Social, ese que nos adeudan desde hace muchos años y que cada quien ha tenido que ir conquistando de manera individual para poder seguir viviendo en estas tierras, pero que tenemos que reconquistar como sociedad, que implora un cambio.


KARINA MONSALVE | TW @karinakarinammq IG @psic.ka.monsalve

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.

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