Leer a Byung-Chul-Han: ¿estamos ante el régimen de la información?

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Pretende el autor que se vea a la infocracia como régimen de la información, que derivaría en un capitalismo de la información. El autor lo que intenta demostrar, y se aproxima bastante, es que la democracia está en riesgo por culpa de la información. Han cree que el problema por enfrentar es que “la acción comunicativa ha entrado en crisis.” ¿Por qué? Porque los procesos tecnológicos desarrollados a partir de los algoritmos, de alguna manera, aíslan a los individuos, lo robotizan, hace que se olvide el “otro”.

Por: Gloria Cuenca

En el artículo anterior escribí sobre lecturas asombrosas, descubiertas recientemente. Hoy lo hago desde una perspectiva diferente. Paso a explicar esta afirmación.

La ancianidad no es fácil. Obliga a una manera de ver y sentir cada uno de los momentos que recorremos, con visión distinta, conscientes de que nuestro ciclo vital está por concluir.

Adquirimos instrumentos y herramientas para resolver cuestiones tecnológicas existentes; algunas aprendemos a usarlas; con otras no lo logramos. Esto es así para nosotras, ancianas. Hay quien no quiere saber de tecnología y es comprensible.

Me refiero a leer novedades por diferentes vías: libros en PDF, Kindle, Amazon, computadoras, celulares, grupos, plataformas de todo tipo, entre otras; ser capaces de hacerlo. La lectura es vital en estos años, imprescindible, más bien.

Existe un placer solo para quienes nos gusta la lectura:  acariciar un libro, verlo en la vidriera de la librería o en el estante. Encontrarlo en manos de un lector amigo, o en su biblioteca, resulta maravilloso.

También se disfruta el momento del reencuentro: un libro al que le habíamos perdido la pista en nuestra propia biblioteca. Cierto, desorden-ordenado (la expresión “yo sé dónde está todo” no necesariamente es verdad). Y de repente, ¡qué alegría!, reencontramos con esos libros favoritos que nunca nos cansamos de volver a leer.

Al leer, disfruto, lo comenté, de libros interesantes, divertidos, educativos, entre otros. Colegas y amigos saben que me gusta leer. Así mientras conversaba con un viejo amigo y colega, Jorge Valoz, le dije: “Me falta mucho por aprender y estudiar”. A lo que el de inmediato respondió: “Más nosotros que perdimos tanto tiempo leyendo sobre el marxismo y demás pamplinas”.

Me envía un libro.  Su lectura me pone los pelos de punta. Se trata de Infocracia: la digitalización y la crisis de la democracia. El autor es un extraordinario filósofo de Corea del Sur, cercano a los alemanes: Byung-Chul-Han.

No pretendo explicar aquí el contenido del texto, pero sí alertar a los amables seguidores y contradictorios lectores para que no dejen escapar los textos del mencionado autor. Tiene varios:  Sobre el poder; Las no cosas; La expulsión de lo distinto. Mucho material para analizar y comprender.

Sin embargo, a mi lo que me puso definitivamente en estado de ansiedad fue la tesis que, a grandes rasgos, comento aquí: según el autor, estamos en la Era de la Información. Recordemos que ha habido polémica al respecto. No fue unánime la designación entre muchos filósofos y pensadores. El español Manuel Castells utilizó dicho nombre para la época. Así denominó, La Era de la Información, a su libro. No fue aceptada, globalmente, tal denominación; mientras Han, enfáticamente, afirma, “¡Es la era de la información!”

Preocupa la denominación Infocracia. Pretende el autor que se vea a la infocracia como régimen de la información, que derivaría en un capitalismo de la información.  Según creo y pienso debería ser infodemocracia. El autor lo que intenta demostrar, y se aproxima bastante, es que la democracia está en riesgo por culpa de la información.  O, mejor dicho, de la desinformación, las “fake news”, los bots, los trolls, y toda suerte de mecanismos que logran poner la verdad en duda. ¿Lo logran? Surge la post verdad y las mentiras empiezan a ocupar todo lo posible en el ámbito de la discusión de las ideas, en medio del debate y el diálogo.

Byung-Chul-Han anuncia el fin de la era de las masas, y pronostica que esta nueva época “aísla al individuo”. Han cree que el problema por enfrentar es que “la acción comunicativa ha entrado en crisis.” ¿Por qué? Porque los procesos tecnológicos desarrollados a partir de los algoritmos, de alguna manera, aíslan a los individuos, lo robotizan, hace que se olvide el “otro”. No habrá más diálogos. Menos, intercambio entre unos y otros. Es decir, que el “proceso relacional” que es la comunicación, en sus dimensiones diferentes bidimensional y tridimensional, (con los otros, o, con los otros a través de un medio, en un contexto dado) tiende, inexorablemente, a desaparecer, según este autor.

Una reflexión pesimista, en mi opinión. Confío y espero que no se logre imponer ese pensamiento. Han surgido maneras de enfrentarlo.

Cada vez que la humanidad tiene un gran cambio, hay quién logra ponernos en ascuas ante las posibilidades perversas que se podrían producir, a partir del desarrollo y de las perspectivas novedosas que se enfrentarán.

Tengo fe: nada de ese terrible pronóstico se cumplirá. Creo en la democracia; en sus bondades y dificultades. En la comunicación, democrática, en sí misma.

La supra vigilancia, que es parte de lo que anuncia Byung-Chul-Han como un gran terror, de alguna manera será superada. ¿Permitiremos los humanos que se pierdan los momentos gloriosos y especiales de la relación comunicacional? ¡No lo creo posible! Insisto en el tema.

GLORIA CUENCA | @editorialgloria

Escritora, periodista y profesora titular jubilada de la Universidad Central de Venezuela

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