El rol del psicólogo en tiempos de pandemia

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Por: Karina Monsalve

A propósito de celebrarse en Venezuela el día del psicólogo, quisiera en este artículo describir algunos hallazgos hasta ahora reseñados en la literatura científica con respecto a las intervenciones psicológicas que llevamos a cabo en estos tiempos de crisis. Los psicólogos venezolanos estamos comprometidos desde hace mucho tiempo a trabajar en contextos donde las situaciones de crisis han llegado a ser parte de la cotidianidad del ciudadano. Aunado a nuestro ya conflictivo contexto de país, nos toca ahora el reto de poder ser la contención de muchos que ven en la llegada del virus COVID-19 un enemigo psicológico que vino para quedarse.

Los tiempos de pandemia suelen relacionarse con confusión, temores, incertidumbre y la probabilidad de muertes en seres queridos. Todo este escenario asusta, más aún cuando vivimos permanentemente en una inestabilidad política, social y económica. Asimismo, la pandemia se relaciona con innumerables estresores sociales tales como los que hemos vivido hasta ahora como: hacer ajustes en las rutinas, la escuela en casa, la separación de amigos y familiares, la pérdida de empleos y el aislamiento social. El surgimiento del COVID-19 en Venezuela, en marzo del 2020, ha traído consigo muchos de esos estresores.

En el presente, en cuanto a las medidas de prevención de diseminación del virus, pudieran resumirse en: las medidas concernientes a la disminución de la exposición al virus de la población y en aquellas dirigidas a aumentar la inmunidad de la población contra este. Ambas medidas involucran un cambio en el comportamiento de la población, que de manera sinérgica, es decir, aislamiento y desarrollo de la inmunidad de rebaño en la población, dan la esperanza según los expertos de alcanzar algún tipo de control sobre la pandemia que nos acerque a una vida parecida a la que estábamos acostumbrados.

Si partimos de la idea de que la psicología estudia el comportamiento humano y gran parte del problema de la enfermedad se puede evitar cambiando los comportamientos de las personas entonces la psicología como ciencia puede ayudar a explicar, prevenir e intervenir para su solución. Esta profesión cuenta con evidencia científica disponible que explica todos estos fenómenos. Los psicólogos desde sus distintos ámbitos de trabajo: clínica, industrial, escolar, hospitalario, social, aportan en el manejo de las medidas y afrontamiento a las circunstancias actuales, tanto a nivel de intervención psicológica propiamente como en el área de investigación. 


Los tiempos de pandemia suelen relacionarse con confusión, temores, incertidumbre y la probabilidad de muertes en seres queridos. Todo este escenario asusta, más aún cuando vivimos permanentemente en una inestabilidad política, social y económica

Karina Monsalve

El COVID-19 ha puesto en evidencia que tal como lo plantea la OMS la salud no es solo exclusivamente lo biológico sino que involucra el bienestar psicológico y social de cada individuo. Si tomamos esta aproximación parece necesario entonces analizar en detalle esta enfermedad desde un punto de vista psicológico y de qué modo la psicología puede aportar y transformarse en una disciplina esencial en el combate del COVID-19 desde sus fundamentos, principios y evidencia científica.

Si aceptamos que las cogniciones, emociones y fundamentalmente nuestros comportamientos son esenciales en los procesos de salud enfermedad, cobra entonces relevancia identificar qué comportamientos son específicos en el COVID-19. 

Hoy en día no tenemos un tratamiento específico o la vacuna adecuada, sin embargo, sí se han identificado las conductas clínicamente relevantes (lavarse las manos  frecuentemente, uso constante del tapabocas y mantener el distanciamiento social). De esta forma, en la actualidad ya sabemos que si realizamos un cambio en determinadas, y pocas, conductas no nos enfermaremos ni podremos enfermar a otros. O al menos disminuiremos considerablemente la probabilidad de riesgo.

En la clínica psicológica, los pacientes inicialmente reportaron que sus primeras reacciones emocionales incluían el miedo y la incertidumbre ante la enfermedad. Por otra parte, estos estados y conductas han podido dar pie a problemas en salud mental pública incluidas reacciones de angustia (insomnio, ira, miedo extremo a la enfermedad incluso en personas no expuestas), y de comportamientos riesgosos para la salud (como mayor consumo de alcohol y tabaco y aislamiento social), trastornos específicos como trastorno de estrés postraumático, trastornos de ansiedad, depresión, y somatizaciones.

Con respecto a las intervenciones psicológicas, ya se cuenta con alguna información disponible para la comunidad científica. En este sentido, los especialistas concuerdan que las intervenciones en crisis deberían ser consideradas como una medida a implementar en todos los grupos afectados, ya sea pacientes, personal médico, personas en las áreas afectadas, así como público en general. La intervención en crisis es una metodología psicológica que tiene como objetivo minimizar los daños psicológicos y proveer asistencia durante la prevención y el control de la epidemia, intentando evitar así problemas posteriores como el estrés postraumático.

Hoy más que nunca se hace imprescindible para los profesionales de la salud mental, la identificación del comportamiento que tenemos hacia estos factores que nos generan crisis o inestabilidad. En la medida que haya un reconocimiento de estos comportamientos y pensamientos podremos permitirnos diseñar, planificar y ejecutar las intervenciones más efectivas permitiendo en este caso a la Psicología poder aportar con todo su conocimiento científico de la Ciencia del comportamiento para el abordaje de esta Pandemia.


KARINA MONSALVE | @karinakarinammq

Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.

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