Por: Angélica Lugo*
El 17 de marzo de este 2024 Caracas se vistió de fiesta con más de 5.500 corredores que se inscribieron en las modalidades de media maratón (21 kilómetros) y del maratón (42 kilómetros) del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). Y también con los venezolanos que salieron a las calles para aupar a los runners.
En la octava edición de la carrera más importante de Venezuela, que recorre los municipios Libertador, Baruta, Chacao y Sucre, los participantes asumieron el lema de la CAF: “Rétate”. Y vaya que se retaron. Vi atletas superar sus marcas, graduarse de medio maratonistas, entre ellos mi amigo y colega Gustavo Alemán. Sin embargo, a la mayoría de mis conocidos los vi bajar su ritmo, producto de las altas temperaturas. Las condiciones climáticas pasaron factura.
¡Inspirador! Un hombre de 84 años corrió y llegó a la meta del maratón CAF
Fui una de las espectadoras de la octava edición de CAF, y como maratonista que ha tenido la dicha de cruzar cuatro veces la meta de los 42 kilómetros con 195 metros, experimenté la adrenalina que ese día contagió a miles de ciudadanos.
Después de haber apoyado a algunos atletas que participaron en la media maratón, crucé al otro extremo de Los Caobos para ver llegar a los maratonistas. Vi rematar a corredores agarrados de sus hijos, familiares y amigos. También a un señor de 85 años que completó el maratón. De todas las historias de superación, me atrapó la de un corredor de 37 años que junto a su club de corredores, viajó desde Coro, estado Falcón, con una maleta llena de geles, gomitas, sueros y sueños para graduarse de maratonista con su número de corredor 241.
Se trata de José Leonardo Jiménez, conocido como Leo por sus familiares y seres más allegados. A Leo lo vi caer en el asfalto, a muy pocos metros de cruzar la meta de los 42 kilómetros con 195 metros, y a partir de ese momento que tomó por sorpresa a parte de los espectadores, lo he visto renacer como el Ave Fénix.
La caída de Leo pasó por desapercibida por algunos espectadores que aupaban a los competidores para que lo dieran todo en el remate que los llevaría a cruzar la meta.
El corredor se desvaneció en el kilómetro 41, poco después de haber subido la última pendiente de la maratón. Ya estaba en bajada para emprender la recta final que lo llevaría a completar los 42 kilómetros.
Aunque era una espectadora más, hice lo que estaba a mi alcance: anotar el número de contacto de su familiar en caso de emergencia que estaba en su número de corredor, registrar el momento, y hacer público que un atleta se había desplomado a metros de la meta. Mi instinto de periodista me dijo que detrás de esa caída había una historia. Y no me equivoqué.
Todo era muy confuso. Mientras al otro extremo de la pista los corredores remataban y varios de los ciudadanos los aupaban, frente a mí se vivía una escena de tensión y adrenalina. Unos corredores, con la mejor intención, consideraban que lo correcto era reanimarlo para que completara el maratón. Leo estaba inconsciente. Pero Protección Civil hizo lo que consideró prudente: retirarlo.
De inmediato, Leo fue llevado al hospital campal que habilitaron en la zona y posteriormente, fue trasladado a una clínica privada, donde estuvo dos días hospitalizado. Allí determinaron que, producto de un golpe de calor, perdió la consciencia. De hecho, él no recuerda cuando se cayó.
El apoyo de sus familiares y de Coro Runners
En medio de la incertidumbre, María Fernanda Graterol, la novia del corredor, le pidió ayuda a Freddy Rodríguez, uno de los mejores amigos de Leo y también miembro de Coro Runners, para que contactara a sus padres, quienes de inmediato viajaron desde Coro hasta Caracas con dos de los cuatro hermanos del corredor.
La historia de Leo merece ser contada por múltiples razones. Su caso de superación le pone nombre y apellido a una realidad que, por lo general, pasa desapercibida en el país. Y es el enorme esfuerzo que hay detrás de cada deportista que decide participar en una competencia de alto rendimiento, como es un maratón.
Cuando Leo empezó a correr en 2019, le encontró una solución al sobrepeso que tenía y, con una alimentación balanceada y la constancia en sus entrenamientos, en los que siempre ha predominado la camaradería entre runners, le dijo adiós a la obesidad.
Como miles de runners, Leo, junto con su team de corredores, estuvo cuatro meses entregado en cuerpo y alma a un régimen de alimentación y de entrenamiento para participar en la octava edición de CAF. Adicional, y como buen líder de su grupo de amigos runners, fue quien estuvo a cargo de los estampados en las franelas de cada uno de los miembros de Coro Runners.
En el proceso previo de un maratón se experimentan muchas emociones. El viernes, dos días antes de la competencia, Leo se frustró porque no estamparon el nombre correcto de su amiga María Gracia Guadarrama, una maratonista que corre con esclerosis múltiple y que, a través del running ha transformado los miedos y la enfermedad en logros. Sin embargo, él en medio de todo el estrés previo a la competencia, logró solucionar.
El sábado Leo no durmió casi. La adrenalina de participar en el maratón nacional de Venezuela no se lo permitió, lo cual, es totalmente normal para cualquier runner.
Leo estuvo dos días hospitalizado en Caracas. Esto requirió toda una logística para su novia, padres y hermanos. Un día después de la competencia, todos me recibieron en la habitación 314 y puedo decir que me maravilló ser testigo del apoyo familiar que ha recibido en su proceso de recuperación Leo.
Horas después, colgué en mi instagram un video para informar que el atleta que se había desvanecido en el kilómetro 41 del maratón CAF se recuperaba satisfactoriamente. Los mensajes de apoyo se multiplicaron y, además, por esa red he recibido mensajes de Joselyn Jiménez, la hermana de Leo que está en México y de su hermano Jhoselvin Jiménez que no pudo viajar a Caracas para poder atender el negocio familiar que tienen en Coro.
Entre los mensajes que recibí, me alegró saber que uno de sus amigos desde tercer grado de primaria, Freddy Rodríguez, está agradecido con Leo por varios aspectos, entre ellos, haber ingresado al mundo del running.
Leo y Freddy habían entrenado para completar el maratón en menos de cuatro horas. Hasta el kilómetro 35 corrieron con su entrenador, Rodolfo Ruiz Tremónt, quien les dijo a ambos que avanzaran si sentían que podían acelerar el paso. Así fue. Al pasar por el kilómetro 37, el apoyo de la gente impulsó a Freddy y se separó de Leo.
Leo siguió la maratón a buen ritmo hasta el kilómetro 41, donde se desvaneció casi a las 10 de la mañana, lo que según mis cálculos, supone que completaría la competencia en menos de cuatro horas. Un buen tiempo para una persona normal que no es atleta élite. Pero su cuerpo no daba más.
“No es fácil porque uno ya está acostumbrado a entrenar fuerte, más que todo para participar en las carreras. Después de este susto, tendré que bajar el ritmo por salud. Ya vendrán carreras donde me irá mejor (…) CAF para mí es la mejor carrera de Venezuela, y con el favor de Dios pronto, espero que no pasen muchos años, la pueda completar”, manifestó Leo.
La frase de Leo fue complementada entre risas por su novia: “Si lo corres, será al lado mío, así sea en patines”. María Fernanda es anestesiólogo y médico del dolor. En su papel de doctora, confesó que se asustó por el estado en el que vio a su novio. “No lo vi bien, sentí mucho miedo”, manifestó.
Solo quien ha experimentado la indescriptible sensación de cruzar la meta de un maratón, puede entender los sentimientos de nostalgia, frustración y alegría que puede estar sintiendo Leo.
Esta vez Leo no cruzó la meta del maratón CAF. Pero sigue en la competencia más importante: la de la vida. En esa carrera puede completar todas las distancias que se proponga, incluyendo la de nuestro maratón CAF.
*Instagram: @Angelicareporter
Xs: @Angelicareport
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