El Darién: relatos de la desesperanza

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LOS PITAZOS DEL DIRECTOR


Por: César Batiz

Resulta difícil encontrar una persona, en la Venezuela actual, que no tenga entre sus grupos de familiares o conocidos alguien que transitó o piense en hacerlo por la selva del Darién. Van en búsqueda de recuperar la esperanza perdida. Desean alcanzar el sueño americano, aunque el Darién sea solo una fase de la primera parte antes del objetivo final.

Este lunes, supe de un primo quien, junto a cuatro amigos de Maturín, se aventuró a iniciar la caminata por La Llorona, esa empinada montaña que aterroriza en la famosa selva. Desde Bogotá salen a Medellín grupos de 15 o 30 muchachos venezolanos. De allí al inicio del Darién en Capurganá, la puerta del infierno selvático de 575.000 hectáreas.

Seguros van de lograr el asilo en EE.UU. Aunque corren el riesgo del rechazo o de pasar una larga temporada en las prisiones de las autoridades migratorias estadounidenses, pero prefieren afrontar ese reto que seguir pedaleando a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar en Bogotá.  La capital colombiana se quedará sin mano de obra barata para hacer el delivery.

Selva del Darién  |  ¿Qué espera a los venezolanos antes de llegar a EE. UU.?

Pena y angustia genera ver a niños en brazos de mujeres u hombres, o aquellos muchachitos que van a pie con sus piernas llenas de barro, sorteando barrancos o ríos donde pueden morir en el primer descuido.  Dolor provoca saber de padres haitianos que se quitaron la vida tras el fallecimiento de una hija en el Darién.

Qué decir al ver a señoras mayores, que debieran estar sentadas en una mecedora en el frente de su casa en una plácida tarde de julio, quedar varadas en un punto de la caminata, de al menos cuatro días, lesionadas tras un mal paso. La compasión y la rabia se activa al saber de mujeres violadas no por uno, sino hasta por 16 hombres. 

Ellas, como relató a una colega de El Pitazo la integrante de un grupo que atiende a mujeres migrantes, emprendieron la marcha confiadas en que ya pudieron con los malandros de sus barrios, incluso se armaron con cuchillos y navajas para herir al que osara tocarlas. Pero las víctimas ignoraron que los códigos de los agresores de la selva no son los mismos que los del asfalto.

Diosdado Cabello expresó, con la libertad de expresión que tiene garantizada: “…le pedimos a la juventud que no escuche esos mensajes para que se vayan. El país es hermoso, a quienes se fueron que regresen, allá los explotan, los ponen a trabajar más de 14 horas al día, solo ganan para pagar habitación y comer”.

¿Cuántos jóvenes detendrán sus pasos hacia Darién, al creer en esa promesa de que en Venezuela trabajarán sin ser explotados y ganarán para pagar al menos un techo y tener qué comer?

Porque si algo debemos tener claro es que esos pies empantanados sostienen el cuerpo de una mujer y un hombre desesperanzados. El responsable es un proceso político que permitió que se despilfarraran más de 300.000 millones de dólares en Cadivi y que quitó casi todos los controles en Pdvsa, para luego facilitar la destrucción.

También es culpa de una dirigencia opositora que no abrió “los camino a la esperanza de un país mejor y por el cual vale la pena luchar”, como escribió Andrés Caleca este lunes en un tuits.

Andrés Caleca @ajcaleca 16 jul.

El Darién es el camino de los desesperados. La responsabilidad de nosotros, la oposición venezolana, es inmensa; porque somos nosotros quienes debemos abrir camino a la esperanza de un país mejor y por el cual vale la pena luchar. No hemos podido y esa es la gran tarea pendiente.

Por eso, sin esperanza, los pasos seguirán apuntando al Darién como una etapa al sueño americano.  De allí que se requiere más que un vacuo mensaje sobre “Venezuela se arregló” o la promesa de luchar por condiciones electorales para lograr una elección libre y transparente.

Ya basta de relatos del Darién, de historias con peor desenlace que el cruce de Cuba a Miami en precarias embarcaciones

Que regrese la esperanza, sin torturas, ajusticiamientos o extorsiones.


CÉSAR BATIZ | @CBatiz

Periodista egresado de la Universidad del Zulia, especializado en Periodismo de Investigación. Director de El Pitazo.

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