De la miseria a la pobreza: el aumento de salario de Maduro

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Por: Carlos Hermoso

Sólo eso. En el mejor de los casos y por un tiempo indeterminado. Puede ser mucho o no. Recordemos que ya ofreció el anclaje al petro en 2018 y no cumplió. La hiperinflación borro el aumento. Aunque, si algo demuestra este aumento de salarios decretado por Maduro, es que la más criminal de las políticas económicas adelantadas por gobierno alguno, ya encuentra algún efecto de recuperación de la economía. La guerra en Ucrania la apuntala.

Además, como en buena parte de las políticas chavistas, es multipropósito este incremento. Satisface en cierta medida la urgencia de los trabajadores, sobre todo de la administración pública; pero también satisface a los dueños de los medios de producción, a los empresarios pues, interesados en el incremento de la demanda; por lo que busca estimular la capacidad de consumo de los trabajadores en función de un mayor crecimiento del PIB; y, por último, por mampuesto, busca quebrar la capacidad de protesta que se viene armando en el país por el aumento salarial, sobre todo la acción del 9 de marzo, encrespada por los pensionados y jubilados.

Ya producida la creación del salario en la empresa privada, luego de llevarlo a un mínimo inaguantable en 2018, se hace urgente aproximar un tanto a esa escala el salario de los empleados públicos. En esto, el cinismo de Maduro se hace presente, así, desde la barrera, confirma lo alcanzado en la empresa privada. Mientras, la gente que trabaja en la administración pública, no cuenta con salario desde 2018. Claro está, quienes reciben emolumentos que se brindan a los más fieles a la dictadura, quienes forman parte de las cadenas de cohecho, en definitiva, a quienes forman parte del inmenso aparato de corrupción, no sufren estos rigores. Pero los educadores, los trabajadores del sector salud, entre otros, hubieron de hacerse de estrategias de sobrevivencia para paliar el hambre.

Un tantico de historia

La política impuesta en agosto de 2018, era clara. Se adelantan medidas draconianas que llaman neoliberalismo o ultra-liberalismo. Dos objetivos, principalmente. Hacer un fondo seguro para el pago de deuda externa, mediante la eliminación del salario de los empleados públicos, mientras se afianza la dolarización de manera clara bajo impulso gubernamental.

El incremento del salario mínimo, que pasó de 3.000.000 de bolívares a 180.000.000, hasta unos 30 dólares, supuestamente, junto con una nueva escala del salario, fue seguido de su virtual eliminación.

El gobierno adelanta esta política criminal a troche y moche. No se hacen esperar sus efectos. La pobreza abarcó a la inmensa mayoría de la población. Los sectores medios vinculados a la administración pública, principalmente, caen abruptamente en la pobreza. Millones más huyen del país.

Un mayor incremento de la hiperinflación no se hace esperar. Alcanza su máximo histórico. En 2019 se comienza a desacelerar. Lo cual va unido a la dolarización bajo auspicio gubernamental, lo que hace disparar aún más los precios. Luego, aumento de precios por inflación, por dolarización y por presión de demanda. El comportamiento del precio del dólar va parejo al de la inflación y a la presión de demanda dado que hay escasez de dólares.

Medio petro

A la postre, las medidas del 18 van alcanzando sus metas y se comienza a ver alguna recuperación. Todo a costa de millones de hambrientos y exiliados sociales. Ahora somos menos. Una leve recuperación se hace sentir.

Aun así, con este nuevo incremento salarial, una de las primeras inquietudes de la gente es que se convertirá en sal y agua, como sucedió con las draconianas medidas del 18 y de la errónea idea de que el aumento de salarios conduce a inflación o aumento de precios. Pero, no necesariamente esto va a suceder. Es que la dictadura se la ha jugado consciente de que no aguantaría una nueva rebelión popular como las de 2014 y 2017. Además, buscan rescatar terreno perdido de cara a las elecciones de 2024.

El gobierno ya cuenta con recursos suficientes como para producir este aumento sin la necesidad de producir dinero más allá de lo contemplado en los ingresos. Esto es, no tiene por qué producir dinero inorgánico como se ha dado en llamar la creación de papel moneda más allá de la riqueza que representa y lo que requiere la economía para funcionar en el intercambio, el crédito y la capitalización.

Lo del precio del dólar es otra de las interrogantes de la gente. Como priva la tesis de que el incremento del precio del dólar conduce inexorablemente a inflación o aumento generalizado de los precios, crea algo de angustia. Pero la cosa es a la inversa. El dólar también es una mercancía. Por lo que, de haber inflación, como toda mercancía, su precio sube. En segundo lugar, por ser una mercancía que sirve de resguardo, cuando hay inflación aumenta su demanda y se incrementa su precio. Cosa que no ha sucedido en los últimos meses, y no necesariamente sucederá, dada la afluencia de dólares en la economía. La que drena el BCV y la que entra por diversos conceptos. El contrabando gubernamental es uno de ellos y no es poco.

El incremento del precio del petróleo, de los minerales, sobre todo el oro, coltan, diamantes, entre otros, representan un ingreso extraordinario importante. Incuantificable, toda vez que buena parte de su producción y colocación en el mercado se hace en forma ilegal. Manteniéndose la producción petrolera en el orden previsto o un tanto más, los ingresos serán del orden de los 6 mil millones de dólares.  

Debemos sumar que los ingresos por impuesto sobre la renta y presión tributaria, de igual manera se van a incrementar. El crecimiento del PIB así lo permite. Un incremento de salarios tolera mayor recaudación por presión tributaria. IVA pues.

Veremos si el gobierno cumple con aquello de anclarlo al petro. Ya incumplió la promesa del 2018. Engañó a los trabajadores. En esta oportunidad, de mantener baja la inflación, no sería gran cosa indexar el salario con base en el comportamiento de los precios. Por su parte, ante una eventual baja de la cotización del petro, cosa improbable dado los respaldos de ese instrumento, no sería mayor complicación un ajuste.

Cuánto debe ser el salario mínimo

El artículo 91 de la Constitución es claro al respecto. Aunque ubica que la canasta básica es una de las referencias, como en el pasado, a propósito de las normas de homologación con el profesorado universitario. Así, durante los gobiernos adcopeyanos, se burlaban de las aspiraciones de los docentes de educación superior, bajo el argumento de que era apenas una referencia eso de la homologación con base en el índice inflacionario.

Sin embargo, los trabajadores venezolanos deben aferrarse a esta indicación, sobre todo en momentos en los cuales no pueden esconder que hay recursos y somos menos los venezolanos. Además, eso puede repercutir en un mayor crecimiento de la economía. Sumemos que el gobierno, fiel representante de la oligarquía financiera, hace valer las indicaciones que en la materia recibe de sus representados. Es que los empresarios aspiran a un incremento de la capacidad de demanda social. Claro, no tanto como para que merme su cuota de ganancia, pero sí suficiente como para aumentar su masa de plusvalía, manteniendo la escala de explotación. De allí que, tratándose de los trabajadores de la administración pública, el financiamiento del incremento salarial no depende de manera desproporcionada de la plusvalía convertida en impuesto sobre la renta, sino, en general, del presupuesto de ingresos del Estado. El que se configura con ingresos por concepto de venta del crudo, minería, presión tributaria, e impuesto sobre la renta.

En esto, el movimiento sindical venezolano no solamente ha ignorado las justas aspiraciones de quienes representan, sino que se ha colocado como defensor del argumento del gobierno acerca de la imposibilidad de cumplir con el artículo 91. Para nada ha exigido en cese del pago de deuda externa para que dedique los recursos suficientes para la cancelación de la deuda social. No ha encontrado argumentos para exigir lo justo comportándose más como empresario que como sindicalista. Salvo excepciones que no encuentran el eco suficiente para adelantar lo justo.

CARLOS HERMOSO / @HermosoCarlosD

Economista y doctor en ciencias sociales. Profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. 

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