Conexión entre el microbioma intestinal y la cerveza

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CIENCIA Y LETRAS

Por: Paulino Betancourt

El extracto fermentado de granos de cebada malteada, la cerveza, es la bebida alcohólica más consumida a nivel mundial y se ha dicho que posee beneficios protectores equivalentes a los que se muestran con el consumo moderado de vino. En este sentido, los estudios de investigación médica han revelado que beber cantidades moderadas de cerveza reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. No obstante, el vínculo entre la ingesta de alcohol y el cáncer niega estos beneficios. Por lo tanto, a pesar de los numerosos estudios que demuestran las ventajas para la salud de las bebidas alcohólicas, es primordial explorar y evaluar los impactos que tiene la cerveza.

Según un estudio publicado esta semana en el Journal of Agricultural and Food Chemistry (https://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/acs.jafc.2c00587), el microbioma intestinal y la cerveza pueden estar más conectados de lo que pensamos. Un equipo de investigadores con sede en Portugal, descubrió que beber cerveza puede mejorar la diversidad de nuestro microbioma intestinal. El microbioma intestinal es un “centro de salud”, y hay pruebas de que una mayor biodiversidad contribuye a tener un intestino saludable, lo que favorece a un cuerpo y mente sanos. Los cereales integrales, el yogurt, la fibra y las verduras son algunos de los pilares de la salud intestinal. Si la cerveza puede unirse a la lista, es otro punto de los beneficios potenciales de las bebidas fermentadas.

El pequeño estudio realizado con 22 hombres saludables ofreció evidencia de que la cerveza, con o sin alcohol, y tomada con moderación, puede mejorar la biodiversidad del intestino. En el estudio, los hombres bebieron 330 mL de cerveza Lager durante cuatro semanas. Aunque, la cerveza Lager, tiene niveles relativamente bajos de polifenoles y poca fibra, por lo que el crecimiento de la microbiota no fue tan notable en las semanas de estudio.

El laboratorio recolectó muestras de sangre y heces, antes y después de las cuatro semanas. Las muestras de sangre y heces posteriores al consumo de cerveza mostraron una mayor diversidad de bacterias intestinales. Sin embargo, hay que señalar que no hubo un grupo de control que mantuviera su dieta habitual durante cuatro semanas, para hacer la comparación.

Como un resultado interesante se observó que ambos grupos (con y sin alcohol) mostraron una biodiversidad mejorada, lo que significa que el alcohol no participa en este proceso. “Fue muy interesante ver que el efecto sobre la microbiota era independiente al contenido de alcohol, lo que respalda la idea de que los componentes de la cerveza pueden afectar a la diversidad de la microbiota”, dijeron los autores.

Este estudio sugiere que la contribución de la cerveza al intestino se debe a una serie de factores, incluida la presencia de los polifenoles (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2835915/), que son nutrientes que provienen de las plantas (en este caso, la cebada y el trigo), también contienen antioxidantes y postbióticos, este es un término usado para los subproductos que quedan después de que las bacterias en el intestino digieren la fibra y otros alimentos, y por supuesto, la fibra misma, que nuestro cuerpo no puede digerir pero nuestros microbios intestinales sí. Y sorprendentemente, ¡la cerveza tiene fibra!

Si bien este estudio parece indicar que el disfrutar una cerveza de vez en cuando favorece la microbiota del intestino, ciertamente no recomienda beber frecuentemente, como sabemos el exceso de alcohol no es saludable. El estudio subraya que es la composición química de la cerveza, no su contenido alcohólico, lo que mejora la salud.

Ciertamente este estudio tiene un buen argumento para invertir en un ensayo más grande, queda mucho por decir, incluido cómo la dieta de estos participantes influiría en su biodiversidad intestinal o si la cerveza tuvo algún efecto nocivo en ellos y, si el beber un poco de cerveza al día podría impactar a personas con problemas de salud.

Los investigadores ahora están interesados en saber si la cerveza u otros alimentos fermentados tienen una aplicación para la disbiosis, que es un desequilibrio persistente en el microbioma intestinal. Sin embargo, hay otras formas de desarrollar el microbioma, como comer alimentos ricos en prebióticos y probióticos, incluidos el yogur griego, así como muchas frutas y verduras. Todo ello nos indica que aún queda mucho por investigar, y beber.


PAULINO BETANCOURT | @p_betanco

Investigador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat

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