Caracas.- «No había tequeños en Perú«, con esa frase el venezolano Wolfang Molina cuenta el nacimiento de Tentaciones (@Tentaciones_Ve), un emprendimiento de comida venezolana centrado en los sabores de la fritura.
Antes de emprender, primero hubo una historia de amor. Molina, de 28 años, oriundo de Maracay, Aragua, y Zoelys Parra, de 26 años, de Maracaibo, Zulia, se conocieron en 2017 en la fila de la Interpol para tramitar los antecedentes penales en Lima, Perú. «Algo muy venezolano migrante», dijo Molina a El Pitazo.
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Ambos comenzaron a salir y a tener una relación, pero se les hacía muy difícil debido a que, al ser recién llegados en el país, debían buscar diferentes trabajos en horarios distintos.
«Ella trabajó en un casino, después promotora en eventos de noche, fiestas y discotecas. Yo en un restaurante, entonces, como yo trabajaba de día, eso influía en nuestra relación, para vernos y salir», dijo el venezolano.
Los dos decidieron que, para poder continuar con su relación, era importante encontrar una manera de organizar sus actividades, sin dejar de generar ingresos. De esa manera, en abril de 2018, emprendieron la venta de tequeños venezolanos, algo que no se veía en Perú.
«En Perú es común el tequeño, pero el de masa lista de pastelito. O sea, es un tequeño superdiferente. Veía que aún no había tequeños venezolanos, así que le dije a Zoelys que viera recetas e intentara hacerlos para venderlos, que yo los promocionaba. Pasó el tiempo y fue más que un sustento, se volvió un negocio», contó Molina.
De los domicilios a un local
Desde sus inicios, los venezolanos estuvieron ofreciendo sus productos a domicilio. Al ver el éxito que tenían los tequeños, comenzaron a incluir otras cosas en el menú: pastelitos, mandocas y empanadas.
«Todo se estructuró sobre la marcha, comenzando solamente con tequeños, probando recetas, preguntando, viendo videos por aquí, por allá, hasta que en tres años logramos tener el tequeño que, podríamos decir, es el mejor tequeño venezolano en Lima, por no decir de todo Perú (…) Como mi novia es maracucha, nos fuimos más por ese lado; me comentó que allá vendían pasteles de papa con queso, empanadas supercrocantes, mandocas, tequeyoyos, papitas de yuca rellenas de queso o boli yuca rellenas de queso… Así que nos fuimos por la fritanga maracucha«, cuenta el venezolano.
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En 2020 buscaron a dos personas más que se unieran al equipo para ayudarlos a elaborar los pedidos. Además, Marvin Aristizabal, de 30 años, y procedente de Los Teques, Miranda, se asoció con la pareja venezolana para abrir un local en Lima.
Además de que su comida es disfrutada por sus paisanos; los peruanos también han encontrado gustoso el sabor de la fritanga con la esencia de Venezuela.
«Muchos de nuestros clientes peruanos los hemos adquirido gracias a los venezolanos. Nosotros también vendemos pasapalos, entonces los venezolanos compran y los llevan a las empresas donde trabajan. Al otro día tenemos a los peruanos aquí comprándonos y diciendo: ‘Mira, ayer probé en mi trabajo. Un venezolano, compatriota tuyo, me invitó a un tequeño, una empanadita y tuve que venir a probarlos’. Gracias a esa iniciativa de los venezolanos, hemos ganado terreno en el público peruano», explica Molina.
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