En entrevista con El Pitazo, el subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional, Blas Núñez-Neto, informó que las deportaciones de EE. UU. a Venezuela serán en vuelos de unas 135 personas
Entrevista: César Batiz | Redacción: Mardú Marrón
El primer vuelo directo de deportación de Estados Unidos a Venezuela despegó la mañana del miércoles, 18 de octubre. Fue una de las noticias del día.
En entrevista con el director de El Pitazo, César Batiz, el subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional, Blas Núñez-Neto, informó que cerca de 135 personas formaron parte del primer grupo de venezolanos deportado bajo el acuerdo suscrito con el gobierno de Nicolás Maduro, anunciado el 5 de octubre.
Ya hemos admitido a más de 66.000 venezolanos en Estados Unidos por el programa de parole humanitario
Blas Núñez-Neto, subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional
Estados Unidos saca así el garrote para castigar a los venezolanos que crucen de forma irregular su frontera con México y no puedan demostrar que son merecedores de protección. Ya lo ha hecho con nacionales de otros países.
Es una de las dos caras de una misma moneda para frenar la creciente migración de venezolanos. En otras palabras, la deportación es una consecuencia para los venezolanos que no aceptan las zanahorias o incentivos para irse por vías regulares a Estados Unidos con un parole humanitario o el sistema de citas en línea CBP One, por ejemplo.
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«Cada vuelo de repatriación va a tener alrededor de 135 personas a bordo. Ya estamos preparando los siguientes vuelos», precisó el subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. El avión salió de Harlingen, Texas.
Una fuente del sector aeronáutico venezolano indicó a El Pitazo que la aeronave hizo escala en Miami para repostar combustible, antes de seguir a Maiquetía. Aterrizó cerca de las 4:30 p.m. en el aeropuerto Simón Bolívar, inusualmente atiborrado de funcionarios de seguridad.
Estados Unidos y Venezuela acordaron reanudar las deportaciones directas de venezolanos luego de más de cuatro años suspendidas.
Cada vuelo de repatriación va a tener alrededor de 135 personas a bordo
Blas Núñez-Neto, subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional
Venezuela, que rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 2019 pero ha mantenido un acercamiento con Washington en los últimos meses, se comprometió a recibir los vuelos directos de deportación que, por ahora, estarán en manos de aerolíneas estadounidenses.
El subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos defendió la medida de deportación.
Sostuvo que no contradice lo que su país dio por cierto para justificar la extensión y reasignación del Estatus de Protección Temporal (TPS) el 21 de septiembre: que Venezuela soporta “condiciones extraordinarias y temporales” que impiden que las personas regresen de manera segura al país.
—¿Ahora la seguridad de los venezolanos deportados no está en peligro en Venezuela? —preguntó César Batiz.
—Lo que le puedo compartir es que (no se escucha) los venezolanos que entraron en agosto o el día de hoy están sujetos a la repatriación. Es una política de muchos años en este país, igual a países que tienen orden de protección temporal. Esto no es algo nuevo. Ocurre con otros, entre ellos Haití y Nicaragua, y seguirá ocurriendo —respondió Blas Núñez-Neto.
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—¿Existen garantías de que a esas personas se les respetarán los derechos humanos al llegar a Venezuela? Por ejemplo, no serán reseñadas si no cometieron un delito que pueda ser imputable en el país.
—Claro, cuando discutimos esto con nuestros países socios siempre es algo que se acuerda, entendiendo que si alguien comete un crimen en su país es obviamente un tema del país. Sí, con Venezuela hemos tenido esas discusiones.
—El programa de parole humanitario para venezolanos ya cumple un año de su implementación. Por estos días se espera la decisión de un juez sobre si se suspende o no ¿Habrá cambios para mejorar el programa? ¿Ha cumplido los objetivos?
—Como usted dijo, ya estamos por cumplir un año el 22 de octubre y eso demuestra el compromiso del presidente Biden al aprobar canales legales, seguros y ordenados para que las personas que quieran venir a Estados Unidos tengan la oportunidad de hacerlo. Ya hemos admitido a más de 66.000 venezolanos por el programa de parole humanitario.
Hay un proceso legal, pero tenemos confianza en que lo que hacemos está dentro de nuestras facultades legales. Estamos dispuestos a pelear eso hasta donde sea necesario para seguir este programa de parole. Es importante que sepan que sigue vigente y es una oportunidad muy buena para los venezolanos
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Primeros venezolanos llegan a EE. UU. como refugiados
—¿Qué ha pasado con el programa Movilidad Segura en Colombia, Guatemala y Costa Rica? Hay mucho hermetismo sobre sus resultados y dudas sobre su eficacia.
—Primero, es importante reconocer que es una iniciativa nueva y toma su tiempo hacerla funcionar y ampliarla. Estamos en ese proceso. Aunque es una iniciativa del Departamento de Estado, nosotros apoyamos muy de cerca. Por ejemplo, las oficinas en Colombia ya han procesado a más de 30.000 personas y, de hecho, ya los primeros nacionales de Venezuela llegaron a Estados Unidos como refugiados.
Es un estatus que viene con beneficios muy importantes, incluyendo la posibilidad de cambiarlo para ser residente permanente legal después de un año. Así que es la mejor manera de venir a Estados Unidos. Y nuevamente, estamos ampliando nuestra capacidad de procesamiento.
—¿Pueden aplicar al TPS los venezolanos que llegaron antes del 31 de julio a Estados Unidos con parole humanitario o una visa O?
—Así es. Sí. La decisión obviamente depende un poco de qué tipo de estatus tenga a lo interno de Estados Unidos. Si está con una visa vigente, tal vez no sea la mejor opción, pero para las personas que entraron con parole es una muy buena opción.
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El reto de la selva del Darién
—Ayer se firmó un acuerdo en Barbados que conduce a una elección presidencial en el segundo semestre de 2024. Pero los venezolanos siguen saliendo del país. Se señala que si no hay un cambio puede haber una mayor migración. ¿Qué otras medidas están planteadas por Estados Unidos para atender el fenómeno migratorio venezolano?
—Lo que le puedo decir es que hablamos constantemente con nuestros países socios en la región. Tuve la oportunidad, hace pocas semanas, de ir al corazón del Darién y a Necoclí, en Colombia, y fue impactante. Es una emergencia humanitaria y ecológica. Es muy difícil ver a familias con niños en pañales saliendo de la jungla en condiciones físicas horribles. Nos parece que hay una emergencia humanitaria que nos urge resolver a todos los países de la región. No es lo que un país puede solucionar de su propia parte. Así que hablamos con Colombia, Panamá, Guatemala, México para buscar una solución a este reto tan grande.
Nuevamente, nuestra estrategia es brindar canales seguros, legales y ordenados a las personas que tienen paciencia y están dispuestas a utilizarlos; pero tiene que haber consecuencias para las que, teniendo esas opciones, cruzan fronteras de manera ilegal.
Obviamente, el primer vuelo de repatriación es una consecuencia muy seria y me parece que pronto va a haber otros Gobiernos anunciando medidas para las personas irregulares, como nosotros hicimos hace dos semanas, brindando canales legales para la migración, como las oficinas de Movilidad Segura, a las que se sumarán nuevos países, pero también consecuencias para quienes no utilizan estos canales.
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Un país de inmigrantes y leyes
—Usted nació en Argentina pero hoy es un funcionario clave de la administración Biden en la política migratoria. ¿Cómo su experiencia de migrante le ha ayudado a abordar estas funciones y comprender la situación que vivimos los latinoamericanos?
—Yo entiendo lo que es querer formar una vida en otro país y es una de las grandes fortalezas de Estados Unidos. Me parece que los inmigrantes tienen la habilidad de subir a puestos importantes como el que ocupo hoy. Como dice mi jefe, somos un país de inmigrantes y tenemos que respetarlos y somos un país de leyes y tenemos que respetarlas y hacerlas cumplir. Así que todo lo que estamos haciendo y lo que hemos discutido sigue esa filosofía.
Somos un país de inmigrantes y de leyes que tenemos que respetar
Blas Núñez-Neto, subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional
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