Por Dibiana Torres, del Programa de formación de nuevos periodistas
Mérida.– En los Andes venezolanos la elaboración de los pesebres es casi una cultura ancestral que expone la creatividad, el arte y la religión al mismo tiempo. Algunas familias inician su elaboración desde el primero de noviembre y otras lo dejan en la víspera del 24 de diciembre.
En enero se realizan las paraduras y los pesebres suelen permanecer hasta el 2 de febrero, cuando se conmemora el Día de la Candelaria. En torno a estas tradiciones nacen los mercaditos de Navidad. En Mérida iniciaron en 1996 por la calle 26 o la biblioteca bolivariana del centro de la ciudad. Desde hace 26 años se ubica frente al mercado Murachí, en la avenida Las Américas.
Son atendidos por familias de artesanos que bajan desde el páramo para comercializar la mercancía que crean durante el año. La señora Yadira Castro cuenta que junto a su primo llevan 15 años alquilando un puesto para la temporada decembrina. Iniciaron con trabajos en cerámica, madera y arcilla, hasta migrar a elaboraciones en yeso que hornean en su casa.
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Este 2023, la alcaldía organizó y reguló el orden de los toldos, del 4 de noviembre al 24 de diciembre, con un precio de 15 dólares por metro. Se ubican 50 puestos recubiertos de lona azul que en su interior exhiben decoraciones navideñas, pliegos de papel para pesebre decorados con vivos colores y relieve de mica, un mineral granulado que se ve en las tierras del Morro o el páramo.
Según los comerciantes, este año los precios de la mercancía están más accesibles; se encuentra tierra decorativa desde un dólar hasta árboles de Navidad en 70 dólares. A diferencia de los anteriores, Castro considera que «la gente está más entusiasmada, han aumentado las ventas, son excelentes y mejor que los dos últimos años».
Por su parte, Yulibeth Rodríguez, por primera vez, se unió a la feria navideña. Ella también considera que esta temporada las ventas han salido bien. “Créame que a pesar de que las cosas están difíciles la gente ha salido”, comenta.
Lo que sí permanece es la prohibición de comercialización de musgo y barba de palo. Según la señora Castro, todavía llega gente buscando estos productos, pero quien los tenga a la venta, el Instituto Nacional de Parques (Inparques) levanta el puesto y le establece una multa. Desde el 2013, el Gobierno prohibió la extracción de ambos recursos en el país.
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