Por Armando Molina / Programa de Formación de El Pitazo
Mérida.- Después de semanas de lluvias que han causado colapsos en las vías del estado andino, la distribución de gasolina empezó a funcionar a través de un cronograma de abastecimiento, desde el lunes 5 de diciembre.
Este cronograma fue publicado por el noticiero de la radio local 101.5FM a través de Twitter. Al día siguiente se pudo confirmar su veracidad cuando las estaciones de servicio de la ciudad de Mérida empezaron a seguirlo. Este designa la distribución por el último número de placa de cada vehículo y, actualmente, se aplica a las estaciones de servicio en la ciudad de Mérida, incluyendo las que trabajan con los precios internacionales.
Debido a las restricciones para el movimiento en las carreteras principales causadas por los daños de las lluvias, las gandolas con combustible han encontrado obstáculos para llegar desde la vía que conecta a la ciudad de Mérida con El Vigía y con el estado Barinas.
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Pese a este método de distribución, las colas kilométricas siguen observándose en las calles merideñas. Después de más de 10 días desde la implementación de la medida, los conductores hacen filas que se inician durante las noches para poder surtir sus vehículos al día siguiente en las estaciones de servicio con precios internacionales.
Mientras tanto, las gasolineras con precios subsidiados, tanto del municipio Libertador como del municipio Campo Elías, se encuentran usualmente cerradas.
Mérida es una ciudad principalmente turística que, al enfrentar situaciones como la escasez de gasolina, ve cómo la vida diaria se paraliza frente a las colas interminables de las estaciones de servicio.
Maritzabel Cervantes, habitante de Ejido, contó a El Pitazo su experiencia en la cola de la estación de servicio Lago América, ubicada al lado del terminal de buses de la ciudad de Mérida.
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Maritzabel llegó a la estación de servicio a las siete de la noche del día anterior al que designa el cronograma para surtir su vehículo. Inició la cola en el sector Humboldt, cerca del centro comercial Plaza Las Américas, a 2,4 kilómetros de distancia de la bomba.
Contó que la cola se movió un poco hasta las nueve de la noche. Después de aquí se paralizó para reiniciar a las siete de la mañana del día siguiente. Cervantes pudo echar gasolina a las seis de la tarde, 24 horas después de que inició la cola.
Describió la situación como “incómoda e insegura”, debido a que vive en otro municipio del estado Mérida y tuvo que pasar la noche en su carro. Afirmó que, en su experiencia, la crisis ha empeorado desde que las estaciones de servicio empezaron a trabajar con un cronograma de distribución. También percibe que cada día las colas de gasolina empeoran, lo que dificulta su vida.