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viernes, 17 mayo, 2024

Informe de Mastercard destaca las brechas existentes en el sistema financiero latinoamericano

La publicación destacó que la mayoría de los latinos no cuenta con otras formas de crédito más allá de las tarjetas y que la inclusión financiera no se distribuye uniformemente. También, evidenció que el uso del efectivo ha disminuido en gran medida; sin embargo, sigue conviviendo con otras formas de pago digitales

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Un estudio publicado por Mastercard, denominado El estado de la inclusión financiera después de COVID-19 en América Latina y el Caribe: nuevas oportunidades para el ecosistema de pagos, reveló la adopción generalizada de productos y servicios financieros digitales en siete países de América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, México, Perú) y los desafíos que subsisten entre quienes todavía están fuera del sistema financiero. 

Realizado en conjunto con Americas Market Intelligence (AMI), el reporte destaca que, si bien la mayoría de los latinoamericanos tuvo acceso a productos financieros básicos entre 2020 y 2023, el 21 % todavía está excluido. 

“La inclusión financiera es una prioridad, y va más allá del acceso. Para ser verdaderamente exitosos, los servicios financieros tienen que ser ampliamente aceptados. Ayudar a las personas y las comunidades a subir la escalera de la inclusión financiera es un elemento crítico en el camino a alcanzar nuevos niveles de prosperidad económica”, dijo Marcela Carrasco, vicepresidente senior de Desarrollo de Mercado, Inclusión Financiera para América Latina y el Caribe.

Los aprendizajes que dejó el COVID-19

El 79 % de los latinoamericanos tiene acceso a servicios financieros básicos, pero todavía hay margen para que logren un nivel más avanzado de inclusión en el área.

Si bien 58 % de los latinoamericanos tiene tarjeta de crédito, apenas 3 de 10 cuenta con otras formas de crédito, como préstamos, seguros o productos de inversión. La inclusión financiera no se distribuye de manera uniforme: sólo 59 % de los encuestados de bajos ingresos y 40 % de los encuestados que viven en las afueras de las grandes ciudades indicaron tener una cuenta.

15 % de los encuestados indicó que accedió a su primera cuenta de ahorro/depósito gracias a la digitalización de la asistencia gubernamental. Los consumidores siguieron subiendo los peldaños de la escalera de la inclusión financiera: adoptando productos como inversiones, seguros y soluciones como comprar ahora y pagar después a mayor velocidad. 

Aunque el uso de efectivo para los gastos de todos los días disminuyó en favor de los métodos de pago digitales, los consumidores viven en una era en la que ambos mecanismo de compras se combinan. 25 % de los consultados respondió que, antes del COVID-19, usaban efectivo para cubrir más del 75 % de sus gastos mensuales; en 2023 este número bajó a 15 %.

En todos los países, se puede observar una baja en el uso de efectivo para más de la mitad de los gastos mensuales de los consumidores. Sobre todo en Argentina se reportó una disminución del 2 0%, Brasil y México registran las reducciones más drásticas (-17%) y en Perú y El Salvador, la reducción fue menos dramática, con 8 % y 5 % respectivamente.

A pesar de esta baja alentadora, el dinero en efectivo es todavía el método de pago diario más usado, lo que refleja el importante papel que juegan los pequeños comercios y el transporte público en la aceptación de los pagos digitales.

La mayoría de las pequeñas empresas consultadas (92 %) indicaron aceptar algún tipo de pago digital. Por mucho, el método de pago más aceptado es P2P o transferencia bancaria (82 %), seguidos por los mercados en línea (33 %) y el código QR (32 %) en tercer lugar. Y, sin embargo, estos números también indican altos niveles de informalidad y el uso de cuentas personales, puesto que las plataformas mencionadas no requieren que el comercio esté formalizado.

Destronar al dinero en efectivo requiere de un examen más detallado de parte de los proveedores de pagos digitales, para crear soluciones que ofrezcan incentivos relevantes a los pagadores, los consumidores y los comerciantes.

Con una penetración del 80 % en la región, la telefonía móvil ahora es parte integral del proceso de pago: 88 % de los consultados indicaron que usan sus teléfonos celulares para realizar transacciones y la mayoría (55 %) prefiere usar un canal móvil para abrir una cuenta.

El acceso a diferentes formas de crédito sigue siendo un componente esencial de la inclusión financiera. Del mismo modo, los consultados subrayaron que el acceso a la educación financiera es igual de importante, reforzando la idea de que la primera no se trata solamente de ofrecer productos, sino también de entender a las poblaciones desbancarizadas y de ofrecerles beneficios acorde a sus necesidades. A pesar de las brechas que todavía existen en América Latina, los consumidores reportan que la inclusión financiera ha impactado de manera positiva sus vidas.

Cinco lecciones para el ecosistema

Los proveedores de pagos de América Latina deben poner el foco en cinco áreas clave para atraer más usuarios y potenciar la inclusión financiera: Deben priorizar la personalización ofreciendo soluciones a medida para los segmentos más postergados específicos, recurriendo a herramientas de gestión de banca abierta y finanzas personales para sumar valor y relevancia: necesitan concentrarse en el desarrollo de productos de crédito, creando productos mejores que ofrezcan un acceso más fácil a préstamos personales y tarjetas de crédito, y habilitando una calificación crediticia innovadora o garantías creativas.

Además, los proveedores también necesitan reorientar la educación financiera, apartándose de los tradicionales cursos y talleres para proveer una educación invisible y gamificada acorde a la aptitud financiera de cada segmento. Los proveedores de pago deben potenciar la conveniencia y crear incentivos, centrándose en el ahorro de tiempo, adoptando un abordaje de ecosistema que resuelva varios problemas al mismo tiempo, y productos de inversión simple que ofrezcan liquidez, por citar solo algunos.

Finalmente, la continua colaboración entre el sector público y el privado es esencial para mejorar la inclusión financiera, y los proveedores de pagos deben priorizar los subsidios de colaboración, el transporte público y las políticas financieras activas que procuran reducir el uso de efectivo.

Debido a que la inclusión financiera es multidimensional, medir de forma correcta las tasas de inclusión requiere de una visión actualizada que explore el acceso del consumidor, el uso y el valor recibido, entre otros factores. El corriente estudio evalúa estos matices a través  de encuestas realizadas a más de 2.800 consumidores, de 25 entrevistas con compañías de servicios financieros de la región, y analiza los cambios en el comportamiento del consumidor desde su primer reporte de 2020.

A través de la colaboración sostenida de los sectores público y privado, Mastercard pretende seguir ocupando un lugar central en la expansión del acceso digital y en garantizar asequibilidad y calidad a las personas y las organizaciones.

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