Valles del Tuy.- Un caos se vivió al final de la tarde del jueves 7 de marzo hasta la madrugada del viernes 8, en las instalaciones y adyacencias del ferrocarril Caracas-Valles del Tuy, a raíz de la interrupción del servicio de energía eléctrica a nivel nacional.
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Cientos de usuarios quedaron varados en las cuatro estaciones ferroviarias y se les dificultó regresar a casa.
La situación más compleja se vivió en La Rinconada, a propósito de la cantidad de personas que a esa hora utilizan el tren para volver a los Valles del Tuy.
Alfredo Olivares trabaja en una empresa que prepara lácteos y jugos en Caracas, pero reside en Ocumare del Tuy. Según contó a El Pitazo, el jueves llegó a las 5:50 de la tarde a La Rinconada.
«La cola de personas era descomunal, pero no tenía otra opción que esperar porque a esa hora no hay otro tipo de transporte para ir al Tuy». Sin embargo, el servicio nunca se reactivó.
Dos horas más tarde Olivares abordó un autobús del Sistema Integral de Transporte Superficial (Sitssa): «Nos iban montando de 50 en 50, pero éramos un gentío».
Olivares recordó que aunque las autoridades trataban de mantener el orden, la desesperación de los pasajeros sobrepasaba cualquier norma. Los empujones y los gritos eran la respuesta de quienes tenían los ánimos caldeados. Los insultos y los comentarios contra el Gobierno marcaban la pauta.
A las 8:40 de la tarde, Olivares ya estaba en el terminal de la estación Charallave Norte, en Valles de Tuy. Un trayecto que se recorre en carro en 15 minutos lo separaba de su casa, sin embargo no fue sino a las 3 de la madrugada cuando finalmente llegó a su destino.
Carolina aguantó frío
La travesía de Carolina Pérez fue más complicada que la de Olivares. La joven de 28 años es enfermera y trabaja en un centro asistencial en Caracas. Llegó en una cola a La Rinconada a las 7:30 p.m.
«Estuve hasta las 9:30 de la noche esperando para montarme en un ‘rojito’ (nombre por el cual llaman en la zona a los autobuses del Gobierno) y, como no lo logré, desistí».
Para Carolina es un riesgo volver a su casa después de esa hora. Ella vive en el sector El Manguito de Santa Lucía y, según comentó, es una zona roja, ya que está tomada por el hampa. «El miércoles en la noche mataron al jefe del Cicpc Miranda cerca de mi comunidad, imagínate lo candela que es», indicó.
Ante esta realidad la joven pernoctó a las afueras de la estación La Rinconada, la cual ya estaba cerrada, al igual que lo hicieron cientos de usuarios. «Pase frío y hambre, pero no tenía otra opción».
Una galleta de soda la ayudó a engañar el estómago y, a las 6 de la mañana, ya se estaba bajando de un «rojito» en el terminal Charallave Norte. Desde allí abordó otro autobús para ir a casa.
Regresó descalzo
Williams Cáceres estudia Comercio Exterior en un instituto universitario en Caracas. Tiene su domicilio en el sector Madosa de Charallave, una zona que también es insegura.
A las 8:00 de la noche del jueves ya estaba en la cola de pasajeros para montarse en un autobús desde La Rinconada hasta Charallave. Aunque la fila de personas era bastante larga, tuvo la suerte de que un amigo le dio la cola.
A las 10 de la noche, ya recorría la Autopista Regional del Centro (ARC) y, media hora después, estaba en el terminal Charallave Norte.
«Esperé como 15 minutos y como no llegó ningún transporte para el centro de Charallave o hacia la parroquia Las Brisas, decidí regresar caminando a casa, ya que me queda relativamente cerca».
Sin embargo, el destino le hizo una mala jugada a Cáceres y cuando transitaba por la avenida Tricentenaria, frente al establecimiento Súper Líder, le robaron los zapatos y el celular. Regresó a casa descalzo.
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