En entrevista con El Pitazo, el director de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), Geoff Ramsey, destaca que la administración Biden es consciente de los errores del gobierno del expresidente Donald Trump en torno al uso de las sanciones como un fin. Sin embargo, advierte que EE. UU. debe priorizar una estrategia que, con lo alcanzado hasta ahora en México, no le permita al oficialismo retrasar la negociación

La continuación de la negociación entre oficialismo y oposición en México está condicionada por parte del gobierno de Nicolás Maduro, tras la firma del acuerdo social a mediados de noviembre. Del lado del gobierno de Maduro alegan que EE. UU. debe desbloquear los 3.000 millones de dólares; mientras que la delegación opositora argumenta que el acuerdo incluye etapas para desmontar trabas burocráticas, que requieren del consenso de las partes, tal y como lo acordaron en México.

El levantamiento de las sanciones es cada vez más relevante para la administración oficialista, pues es un aspecto que condiciona su regreso a la mesa de negociación y el propio objetivo principal de las reuniones en México: negociar garantías políticas para unas elecciones que sean aceptadas por todos en 2024.


La estrategia de máxima presión respaldada por el gobierno de Trump siempre tuvo unos límites. Uno de los errores de esa administración fue insistir en la presión y en las sanciones sin ofrecer incentivos claros a Maduro y su entorno

Geoff Ramsey, internacionalista

En ese contexto, de acuerdo con el director de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), Geoff Ramsey, Estados Unidos, como uno de los actores clave por su política sancionatoria, debe priorizar lo vinculado con las garantías preliminares que permitan la gestión de los fondos para el acuerdo social y así no permitirle al oficialismo retrasar la negociación en México.

“EE. UU. comete un error, y le da razón al régimen de Maduro, en no priorizar la gestión de esos fondos; cada día que vemos al gobierno de Maduro culpando a la sanciones es una falta en la estrategia de Washington, se requiere de una comunicación más clara”, destacó Ramsey vía telefónica.

–Maduro aspira a una consolidación internacional progresiva que encuentra un punto a su favor tras la desaparición del gobierno interino. ¿Es también un fracaso estratégico de la política exterior estadounidense hacia Venezuela el colapso de la presidencia encargada de Juan Guaidó?

–La estrategia de máxima presión respaldada por el gobierno de Trump siempre tuvo unos límites. Uno de los errores de esa administración fue insistir en la presión y en las sanciones sin ofrecer incentivos claros a Maduro y su entorno. Lo que vimos con el gobierno interino es otra muestra del error de la administración Trump de no tener un plan B. EE. UU. nunca tuvo un plan en caso de que el empuje de Guaidó no lograra un cambio de gobierno. Estamos viendo la conclusión natural de una estrategia fracasada y ahora vemos los rasgos de un cambio de estrategia a escala internacional.

–¿Qué caracteriza esta nueva etapa, con ese cambio de estrategia que menciona, en cuanto a la comunidad internacional?

–La comunidad internacional entiende que la presión no debería excluir las relaciones diplomáticas. Vamos a ver más países adoptando una estrategia para combinar la comunicación directa y diplomática, no solo enfocándose en la presión como en el pasado.


Hay formas de maximizar las consecuencias de que el gobierno de Maduro se levante de la mesa. Sería mucho más difícil eso, por ejemplo, si vemos una sociedad civil y una población activas, alzando su voz por la importancia de lograr avances en la negociación

Geoff Ramsey, internacionalista

–Analistas como Moisés Naím califican de difusa e incierta la política exterior estadounidense hacia Venezuela. ¿Cómo explica la estrategia de la administración de Joe Biden sobre el caso venezolano?

–La administración Biden está buscando maneras de impulsar una solución liderada por los propios venezolanos. Hemos visto ciertos avances en la mesa de negociación, un acuerdo histórico para abordar la emergencia humanitaria compleja, algo que no se había podido lograr en ningún intento anterior, eso demuestra que este proceso de diálogo y negociación es distinto a lo que vimos en el pasado. Sin embargo, creo que el escepticismo es válido. Hay formas de maximizar las consecuencias de que el gobierno de Maduro se levante de la mesa. Sería mucho más difícil eso, por ejemplo, si vemos una sociedad civil y una población activas, alzando su voz por la importancia de lograr avances en la negociación.

–Las sanciones sectoriales no dejan de estar en el blanco de cuestionamientos por la falta de eficacia y su impacto. ¿Qué esperar de la política de sanciones por parte del gobierno de Biden, cuando, en el contexto de la negociación en México, el gobierno de Maduro condiciona su regreso a la mesa de negociación y exige el desbloqueo de fondos congelados para el acuerdo social?

–Es cierto que hay obstáculos burocráticos en el proceso para descongelar esos fondos, es algo que va más allá de la voluntad política de las partes y la prueba de ello es que ya pasaron dos meses de la firma del acuerdo social y al parecer la ONU no tiene garantías de EE. UU. para manejar los fondos bloqueados. EE. UU. comete un error, y le da razón al régimen de Maduro, en no priorizar la gestión de esos fondos; cada día que vemos al gobierno de Maduro culpando a las sanciones es una falta en la estrategia de Washington, se requiere de una comunicación más clara. Sin embargo, también es cierto que EE. UU. no va a levantar todas las sanciones. La administración Biden ha dicho que están dispuestos a calibrarlas, pero si no se ven avances en la negociación, lo más probable es que las últimas licencias otorgadas sean revocadas. Le corresponde al gobierno de Maduro demostrar que hay un compromiso real.

–¿Es factible que, como quiere Maduro, haya elecciones en Venezuela sin sanciones por parte de Estados Unidos?

–Lo más probable es que si vemos avances en el proceso de negociación en México, podríamos ver unas elecciones con licencias amplias que beneficien al sector petrolero, pero solo con avances sustantivos y un compromiso más claro de parte del gobierno de Maduro.


EE. UU. comete un error, y le da la razón al régimen de Maduro, en no priorizar la gestión de esos fondos; cada día que vemos al gobierno de Maduro culpando a las sanciones es una falta en la estrategia de Washington

Geoff Ramsey, internacionalista

Desafíos para la oposición

–La oposición reunida en la Plataforma Unitaria está en su peor momento. Pese a los señalamientos entre dirigentes opositores hay un aspecto en común que manifiestan: la necesidad de reunificación y el impacto que puede tener la elección primaria. ¿Puede ser esa escogencia interna el paso fundamental para que la oposición comience a recuperar la unidad?

–Para nadie es un secreto que la oposición está más dividida que nunca; sin embargo, la Comisión Nacional de Primaria está haciendo un trabajo importante para lograr que haya un proceso de primaria del cual pueda salir un candidato único. Ahora el liderazgo opositor tiene que demostrar una madurez que no hemos visto.

–Parte del liderazgo opositor actual, sin el gobierno interino, plantea una ruta estratégica que pasa por el fortalecimiento de la Plataforma Unitaria, la primaria para la legitimación y la reunificación, y a partir de ahí recuperar el apoyo de la comunidad internacional. ¿Qué es lo más desafiante de esa línea estratégica?

–El desafío ahora es centralizar la interlocución de la oposición con la comunidad internacional. El fin del gobierno interino es una oportunidad para que la delegación opositora de la negociación pueda tener una comunicación con actores clave de la comunidad internacional. Este proceso de diálogo es la gran apuesta de la comunidad internacional y hay que buscar fortalecer la comunicación con los países relevantes que responden a la crisis en Venezuela. La delegación opositora vino a Washington hace unas semanas y también está en una gira por Europa, ese tipo de comunicación hay que profundizarla.

–¿Cómo interpreta la presentación del proyecto de ley para fiscalizar las ONG, en medio de la visita del alto comisionado de derechos humanos de la ONU y los exhortos de la delegación opositora para que el oficialismo retome la negociación y comenzar a discutir la agenda política?

–Nosotros denunciamos ese proyecto de ley, que busca criminalizar y obstaculizar el trabajo de la sociedad civil en Venezuela. Nos preocupa su aprobación en primera vuelta y el hecho de que fuera presentado días antes de la visita del alto comisionado de derechos humanos de la ONU demuestra una actitud alarmante. Sería un retroceso enorme para la negociación y para cualquier tipo de cambio en el escenario internacional, incluido todo lo que tiene que ver con las sanciones.


El fin del gobierno interino es una oportunidad para que la delegación opositora de la negociación pueda tener una comunicación con actores clave de la comunidad internacional

Geoff Ramsey, internacionalista

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