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sábado, 18 mayo, 2024

Economista explica que Venezuela pasa por proceso desordenado de inyección de divisas

Sary Levy, profesora de la UCV, señala: “Lo que estamos teniendo es una referencia a la divisa, más no un proceso de dolarización que en sí mismo tiene sus pros y sus contras”

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En Venezuela, los medios de comunicación refieren que la cantidad de dólares en efectivo circulando físicamente en el mercado es tres veces mayor a la cantidad de circulante del cono monetario local, por lo que hay quienes ya hablan de que la divisa norteamericana sobrepasa en la calle a los bolívares.

Además, adereza la situación el hecho de que el mismo Nicolás Maduro haya dicho recientemente que es positivo que un sector esté dolarizado, por cuanto ello ha permitido una dinámica económica que, de lo contrario, hubiese generado graves trabas.

Para la economista Sary Levy, en Venezuela hay un proceso desordenado de dolarización de facto y no un proceso formal de cambio de moneda, así lo explicó a El Pitazo. Levy, profesora de la Universidad Central de Venezuela, opina que efectivamente hay un flujo creciente de divisas en lo que a transacciones se refiere, pese a que hace un año estaba prohibido hasta hablar de las mismas.

“No se podía mencionar una relación cambiaria, ni siquiera en los medios de comunicación, y de la noche a la mañana todo eso se levantó”, dijo. Agregó que este año “la población buscó un referente estable dentro de la vorágine hiperinflacionaria”, por lo que poco a poco las transacciones se comenzaron a realizar en divisas.

No obstante, aclara que ello no significa una dolarización: “Lamentablemente debo señalar que no, porque la dolarización implica un proceso mucho más completo, mucho más ordenado que en estos momentos no se puede hacer entre otras cosas, porque tendría que haber un diálogo abierto, directo de políticas gubernamentales frente al gobierno norteamericano”.

A juicio de Levy, para dolarizar lo primero que se necesita son dólares y habría que tener un diálogo con la reserva federal estadounidense para lograrlo.

Por lo tanto, aclara: “Lo que estamos teniendo es una referencia a la divisa, más no un proceso de dolarización que en sí mismo tiene sus pros y sus contras”.

La migración explica el fenómeno

Para Sary Levy, la importante migración experimentada por Venezuela, con más de cinco millones de sus connacionales fuera del territorio, justifica una economía basada en remesas que envían a sus familiares.

“De allí la fuente de las divisas. Otras personas tienen ahorros acumulados debidamente ganados, legalmente guardados, y naturalmente, en un proceso hiperinflacionario, de caída del salario normal, de un deterioro profundo, como ha sido señalado de la economía nacional, caída del producto, caída de la inversión, caída del consumo, pues las poblaciones recurren a sus ahorros para completar sus necesidades”.

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De toda esa dinámica, la economista deplora el desorden. «Digamos que los flujos no legales encuentran la posibilidad de cruzarse y alimentar esa corriente de divisas en el país y sabemos y nos damos cuenta, que a cualquier ciudadano que pase por cualquier automercado o cualquier tienda le reciben la divisa y con cualquier celular el dependiente le dice ‘aquí está la página web, este es el punto de referencia’ y hace el cambio y se paga en divisas. En otras palabras, la ciudadanía está trabajando con dos monedas, eso no es dolarización”.

De hecho, las transacciones ocurren con más de una moneda en el país y la situación no es homogénea en los estados fronterizos, donde es mucho mayor y de mayor antigüedad, pero cada vez se profundiza más en el resto del país, porque la moneda local sigue depreciándose, así como su valor de compra en el futuro.

“Usted va querer que sus ingresos o la forma en que a usted le paguen sea en divisas, para poder recurrir a ese dinero en un futuro”, apuntó.

Sary Levy cree que el proceso del uso de la divisa es muy heterogéneo: «No podemos decir ni siquiera que por sectores económicos. Hay gente muy humilde que puede estar recibiendo parte de sus pagos en divisas, hay empleados en ciertas empresas que reciben algunas bonificaciones en divisas y hay otras personas, como por ejemplo un empleado público, en la que esa posibilidad está negada».

Además, la docente universitaria enfatiza: “La primera ola de migración venezolana fue en avión; la segunda, en autobús; y la tercera, a pie, es decir cada vez mayores contingentes de ciudadanos venezolanos, de diferente niveles económicos y educativos cruzaron nuestras fronteras. Ello podría explicar que diversos sectores sociales tengan acceso a la moneda estadounidense”.

Un colapso en ciernes

Refiere la académica que, en 2018, los flagelos más importantes fueron los de la escasez y los de la hiperinflación, pero en 2019 los anaqueles están llenos mientras un alto porcentaje de la población no puede adquirir ni las medicinas ni los alimentos.

“Entonces este proceso del uso o referencia de la divisa favorece una dinámica aparente, temporal que es algo así como un maquillaje superficial, que le ha dado la sensación a algunos de que la cosa está mejor, pero en el fondo todo está igualmente débil y propenso al colapso”, señala y añade: “Tenemos que entender que esto simplemente es una apariencia de funcionamiento que tiene corroída la bases y que se traduce en hambre, miseria y deterioro de la calidad de vida de toda la ciudadanía venezolana”.

No se ve la luz al final del túnel

Levy cree que la estructura gubernamental usurpada también se proyecta en la dinámica económica: “No tenemos la posibilidad de vender, comprar, trasladar, canjear, de llamar inversiones, de desarrollar políticas coherentes de atracción y de desarrollo”.

“Todos esos elementos hacen falta en Venezuela y lamentablemente hasta que el problema político no se solucione, será misión imposible avanzar en el logro de un programa económico, coherente que permita el desarrollo social y la mejora de la calidad de vida del ciudadano”, dijo.

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