Vendedores de Catia y Quinta Crespo atribuyen las bajas ganancias a la situación económica del país. Para algunos, la realidad es cada vez más crítica, pues deben recurrir a prestamistas particulares con el fin de pagar sus gastos operativos y reponer mercancía en medio de jornadas en las que, a veces, no logran facturar más de 10 dólares

«Vamos palo abajo. Estamos de prestamista en prestamista», comenta Sandra Sandoval con cara de tristeza. Su rostro demuestra la preocupación que la embarga ante la mala situación de su negocio, un puesto de víveres ubicado en el boulevard de Catia.

Es miércoles de una semana de quincena y las ventas se mantienen bajas, como ha sucedido durante los últimos nueve meses. Desde entonces, solo logra despachar de 12 a 17 dólares diarios los días de semana, y los fines de semana, con suerte, obtiene 200 dólares. Antes vendía hasta 600 dólares entre sábado y domingo. A pesar de la caída, debe destinar mensualmente 260 dólares al pago de «vacuna», depósito y carretillero, adicionales a la reposición de mercancía.

«Mira cómo está esto de vacío», dice mostrando la soledad que rodea a las filas de puestos que ofrecen alimentos básicos, en combos y por unidad.

Comerciantes informales cobran el dólar a 20 bolívares en el centro de Maracaibo  


Tenemos la soga al cuello, algunos días no se hace nada

Sandra Sandoval, comerciante de Catia

Esta realidad coincide con los más recientes reportes del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), que registró en 2023 una caída de las ventas de 5 %. Para sobrevivir, tanto Sandoval como las otras vendedoras del lugar recurren a créditos de particulares.


Sobre los prestamistas, Sandoval explica que solicitan créditos por 20 días, pero no siempre logran reponer el monto invertido. «Prácticamente nos comemos el capital, la ganancia y todo», dijo otra de las vendedoras de la zona que rápidamente se sumó a la conversación.


«Está fuerte la situación, no hallamos qué hacer. Buscamos un préstamo para tapar el otro», se lamenta la caraqueña Sandoval, quien junto a su pareja debe pagar mensualmente el alquiler de su vivienda en la misma zona, y cubrir los gastos de su hijo de dos años.

Afectados por la crisis

La inflación venezolana ha venido en descenso durante los últimos meses. Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, en marzo este indicador se ubicó en 3,9 %, mientras que en el mes de febrero los precios cayeron 0,5 %. Sin embargo, estos cambios no se reflejan en el poder adquisitivo, pues los venezolanos continúan con limitaciones para adquirir los productos de la canasta alimentaria, que en febrero cerró en 548,65 dólares, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

Los comerciantes consultados atribuyen la caída de sus ventas a la crisis económica que atraviesa el país. «El dólar no es porque se ha mantenido», dice Sandoval con prisa. Otra de sus compañeras no duda en señalar a los negocios de origen chino.

«Los chinos nos atacaron por completo», dice una tercera vendedora que también se unió. Para ella, su condición de mayoristas hace que vendan los mismos productos a precios más económicos.


El bolívar no vale nada y la mayoría de las personas no tiene un sueldo en dólares

Francismar Cedeño, comerciante de Catia

Alberto Hernández, un vendedor de las afueras del mercado de Quinta Crespo, en el centro de Caracas, coincide con las comerciantes de Catia. «Las ventas han bajado por la situación. A veces pasamos días que no se vende absolutamente nada», dijo.

También considera que su verdadera competencia son los negocios chinos, que ofrecen precios mucho más bajos. «Incluso, nosotros le compramos a ellos porque venden más barato», relató, pero reconoció que para salir más rápido de su mercancía desde hace dos semanas decidió bajar los precios.

Yorbis Herrera, un comerciante de Catia, también considera que la situación del país es responsable de la caída de las ventas. «A un bulto de harina se le ganan solo dos dólares, y a veces no vendemos ni un bulto en el día», dijo este trabajador, que defiende los precios de Catia por encima de otros sectores de Caracas.

Comerciantes informales cobran el dólar a 20 bolívares en el centro de Maracaibo  

«Lo mejor que nos puede pasar es que se vaya Maduro, para ver si nos ponemos a trabajar otra vez como antes», apunta Sandoval. Señala que no tienen acceso a créditos bancarios sino de particulares. «Incluso tenía un punto de venta que compré por el Banco de Venezuela y me llevó a la ruina, porque las comisiones eran muy altas».

Comentó que el costo del dispositivo fue de 350 dólares, y el monto por comisiones era de 47 bolívares diarios, y los 19 de cada mes le descontaban además 216 bolívares, es decir, representaban unos 45 dólares mensuales.


Los chinos nos atacaron por completo

Vendedora de Catia

«Supuestamente teniendo el punto íbamos a salir adelante, pero lo que hizo fue generar pérdidas», dijo. Ahora, prefiere llevar a sus clientes a negocios cercanos para que paguen a través de sus puntos de venta.

Hasta un mes sin comprar nueva mercancía pasa Francismar Cedeño en su local a las afueras del mercado municipal de Catia. «Las distribuidoras nos dan la mercancía a crédito por siete días, pero si al cumplir ese tiempo no tienes la plata completa debes entregar la mercancía que te queda y siempre queda algo», dijo. Cuando esto ocurre debe trabajar con el inventario disponible y solo puede reponer los productos cuando reúne nuevamente capital.

Los comerciantes consultados por El Pitazo coinciden en que el bajo valor del bolívar es una de las causas principales de la compleja situación económica, «El bolívar no vale nada y la mayoría de las personas no tiene un sueldo en dólares», dijo Cedeño.

Los asuetos también afectan

Para las vendedoras Jaileth Ojeda y Francismar Cedeño, los asuetos también afectan considerablemente las ventas. «Esos días la gente está más enfocada en salir y disfrutar, eso siempre sucede cuando hay días feriados», dijo Ojeda.

Esta joven comerciante labora en los alrededores del mercado de Quinta Crespo y ha notado un mayor cambio en sus ventas desde Semana Santa, pero también atribuye la caída a una peor situación económica.

Cedeño, en tanto, considera que incluso desde Carnaval fue notable el cambio en las ventas. Jaileth Ojeda cree probable que en el puente por el 19 de abril sea notable otro descenso en el volumen de compradores.


Estamos de prestamista en prestamista

Sandra Sandoval, comerciante de Catia

Caraqueños siguen visitando Catia

El mercado municipal de Catia, y sus calles adyacentes, históricamente se han caracterizado por ser un punto de compra para habitantes de toda Caracas, y no solo del oeste de la ciudad. Incluso de La Guaira, El Junquito o Valles del Tuy se trasladan los ciudadanos en busca de mejores precios. «Y eso no ha cambiado», dice el comerciante José Hernández, encargado de un local que vende carnes, charcutería, víveres y licores.

«Gracias a Dios tenemos una cartera de clientes de toda Caracas, del este y del oeste, porque tenemos muy buenos precios y mercancía de calidad», contó.

«Siguen viniendo, pero ahora se llevan menos cosas, los combos de 5 dólares, o solo una harina, arroz, pasta y azúcar», dice por su parte la comerciante Sandra Sandoval, quien cuenta que sus clientes de zonas como La Guaira, El Valle y Cúa (Valles del Tuy) antes compraban semanalmente combos de 35 y 40 dólares.

Los nuevos supermercados

Un informe de una empresa del sector alimentario del pasado mes de noviembre señala que desde 2022 los mercados fijos y mayoristas han ganado relevancia, al igual que los supermercados independientes. El mismo documento señala que desde 2017 se registra una caída en las compras de los hogares a vendedores ambulantes.

«Mercados fijos /mayoristas y supermercados independientes son los canales que para el año 2023 se han recuperado, logrando un crecimiento de más de 20 puntos porcentuales», dice el reporte al que tuvo acceso El Pitazo.


Posiblemente hay supermercados que venden al mismo precio que nosotros y eso nos quita un poco la velocidad de la venta

Yorbis Herrera, comerciante

Si bien los comerciantes consultados en Quinta Crespo y Catia no ven una amenaza en nuevas cadenas de supermercados, para los compradores sí tienen una ventaja al momento de escoger dónde comprar. La comerciante Jaileth Ojeda reconoce que un supermercado ofrece otros servicios, mientras que los vendedores informales se mantienen a la intemperie, «aguantando sol y lluvia».

Justamente era una tarde lluviosa cuando Tibisay Cádiz, una técnico radiólogo que se encuentra desempleada, comparaba bandejas de carne en la sede de Quinta Crespo de una nueva cadena de supermercados. «Tanto en la calle como en el supermercado hay ofertas, pero aquí (en el supermercado) es más limpio y más organizado», dijo a El Pitazo.

Cádiz aprovecha las visitas a una sobrina en Quinta Crespo para pasar por este supermercado pues, a su juicio, siempre consigue mejores precios en ciertos rubros.

Génesis Camacho, comerciante de una tienda de ropa y vecina de Quinta Crespo, también cambió su estilo de compra desde la inauguración de este supermercado. «Yo vengo todos los días, me encanta venir acá porque los precios son accesibles. Antes iba a otros mercados, pero ahora prefiero este lugar», relató.


Si ponemos un precio muy alto la gente se va a ir a la avenida

Vendedora de Baruta

«Posiblemente hay supermercados que venden al mismo precio que nosotros y eso nos quita un poco la velocidad de la venta, pero sigue viniendo gente de otros lugares», percibe el comerciante Yorbis Herrera desde Catia.

María Lozano, una vendedora de Baruta, es consciente de que sus precios deben ser competitivos, pues en la zona inauguraron recientemente un supermercado que atrae a la población del sector, y además tiene a su alrededor negocios como los chinos, que también ofrecen buenos precios. «Si ponemos un precio muy alto la gente se va a ir a la avenida», dijo.

«En Catia no es competencia ningún supermercado, la competencia son los buhoneros», señaló por su parte Cedeño.

Informales cobran el dólar más caro

El precio del dólar también determina la preferencia de algunos consumidores por un establecimiento u otro, pero al mismo tiempo influye en el precio de venta de los productos.

Para Yaileth Ojeda, esa es una desventaja de su negocio informal con las cadenas de supermercados, pues mientras un comercio formal tiene la obligación de calcular el dólar al precio del Banco Central de Venezuela, ella debe cobrarlo a un precio más alto. «Nosotros tenemos que redondear, porque muchos no nos van a recibir un billete de un bolívar, ni de 500. Ponemos el dólar a 37, 38, o 40», dijo Ojeda.


Hay mercancía que nos resulta mejor comprarla en bolívares y otra en dólares, todo depende del precio al que calculen en dólares

Yaileth Ojeda, vendedora de Quinta Crespo

De ese cálculo también depende la compra de su mercancía a los proveedores. «Hay mercancía que nos resulta mejor comprarla en bolívares y otra en dólares, todo depende del precio al que calculen en dólares», apuntó.

En Catia, el comerciante José Moreno aclara que en sus puestos informales cobran el dólar a precio oficial, mientras que los chinos, algunos de ellos proveedores de su negocio, solo calculan a tasa paralela o superior. «Hasta 40 te quieren cobrar», dijo.

Mientras vendedores como José Hernández se mantienen optimistas y consideran que con esfuerzo y dedicación podrán salir adelante, otros como Sandra Sandoval esperan «un milagro» que logre devolver el nivel de ganancias de, al menos, hace un año.

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