Un sueño cumplido que rompe estereotipos, que busca demostrar que el matrimonio igualitario sí es posible. Los protagonistas de esta historia son dos jóvenes que viven en Maturín y que buscando alternativas para unirse bajo las leyes, fuera de su país, encontraron en Utah la opción más indicada, alejada de la burocracia y de las etiquetas

Los latidos acelerados de dos corazones advierten que algo está a punto de pasar. Intentan calmarse, pero las manos comienzan a sudar. Las 9:00 pm nunca fue una hora tan importante en la vida de Cristian y Esteban como la de ese jueves, 10 de noviembre.

Los minutos pasan como en cámara lenta o como cuando tienes mucha hambre y los dos minutos del microondas se transforman en cuatro: estás parado frente al bendito aparato, desesperado por sacar la comida.

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Y aunque en esta historia hay comida para celebrar, sus protagonistas no aguardan frente a un microondas, sino frente a una laptop, en cuya pantalla está a punto de aparecer Brennen Rampton. Es el oficiante de una boda residenciado en Utah, Estados Unidos, a más de 5.000 kilómetros de distancia de los novios.

Sí, leíste bien, una boda. Es la de Cristian Guarnizo y Esteban Jaramillo, dos venezolanos que viven en Maturín, estado Monagas, al oriente de Venezuela. Ellos lograron lo que muchas parejas gay anhelan: unirse en matrimonio.

Este es su relato. Lo comparten con El Pitazo para mostrar que el matrimonio igualitario sí es posible, porque “el amor trasciende fronteras”, como afirma Cristian.

Matrimonio igualitario

En Venezuela, el matrimonio igualitario no es legal. Es uno de los tres países, junto a Perú y Paraguay, donde no existe un marco jurídico que permita la unión entre personas del mismo sexo. Desde 2015, la Asamblea Nacional ignora las distintas peticiones que organizaciones en defensa de la diversidad de género han hecho al respecto.

Es por eso que la licencia de matrimonio que el Condado de Utah les otorgó a Cristian y Esteban no tiene validez en Venezuela. Es decir, si uno se enferma o muere el otro no podrá tomar decisiones sobre su salud o el patrimonio.

Aunque sus familias respetan y aceptan su matrimonio, saben que el mundo está lleno de núcleos familiares que lo satanizan, “porque lo asocian con un patrón de cosas indebidas”, sostiene Esteban.  


El amor trasciende fronteras

Cristian Guarnizo

Por eso, advierten que casarse vía zoom bajo las leyes de Utah solo representaría un acto simbólico para quienes decidan quedarse en Venezuela. Pero sí es un trámite legal en al menos 30 países con legislaciones inclusivas: Cuba, Argentina, Colombia, Canadá, Australia, Taiwán, entre otros, son ejemplos.

Hace seis meses, el camino hacia una vida sin etiquetas parecía estar lleno de obstáculos. La pareja viajó desde Bogotá hasta Maturín para tramitar el pasaporte de Esteban, que estaba vencido y sin eso no podían casarse allá.

En Bogotá es un trámite burocrático y por el tema de ser venezolanos se presta para pensar que después pedirás papeles o refugio. Y, aun teniendo los papeles vigentes, corríamos el riesgo de que un juez se negara a casarnos por ser del mismo sexo”, refiere Esteban.

Al llegar a Venezuela se reencontraron no solo con una crisis económica, sino con la incertidumbre de no saber cuándo llegaría la cita del pasaporte. Fue en el ínterin de ese y otros trámites cuando recibieron el mensaje que les cambió la vida: Utah les permitía casarse a distancia bajo sus leyes.   


En Bogotá es un trámite burocrático y por el tema de ser venezolanos se presta para pensar que después pedirás papeles o refugio

Esteban Jaramillo

Casarse vía zoom, la experiencia

Una publicación de Daily Mail reseña que fue en 2020 cuando el Condado de Utah casó a la primera pareja a través de zoom. Agustina Montefiori estaba en Argentina y Scott Marmon en Nueva York. La pandemia cortó sus planes y las restricciones le impedían a él viajar.

La boda fue posible porque el condado adelantó la digitalización de firmas para facilitar los trámites legales a sus habitantes. Gracias a eso, hasta octubre de este año 2022, Utah ha oficiado un total de 2.593 bodas remotas, según un reporte de Telemundo.

La estadística que la Secretaría del Condado de Utah ofreció a Telemundo refiere que uno de cada diez matrimonios oficiados involucra a parejas del mismo sexo. Esteban Jaramillo y Cristian Guarnizo forman parte de esa cifra.  

Un amigo nos dijo que había encontrado la forma más chévere para que nos casáramos sin importar ser extranjeros y que lo podíamos hacer desde donde quisiéramos. Entonces, indagamos sobre la opción que ofrecía Utah y así lo logramos”, recuerda Cristian.

Desde ese momento tardaron 21 días en cumplir los trámites y organizar la boda. “Vimos esto como algo moderno, divertido, que traspasa fronteras. Fue bello, porque nosotros lo hicimos así”, agrega.

¿Cómo se hace?

En principio, el Condado de Utah ofreció las bodas online para aquellos novios que durante la pandemia querían casarse y no podían. Pero, al ver que las solicitudes no disminuían, decidió que serían un servicio permanente.

Básicamente, solo se necesita ser mayor de edad y portar un documento de identidad con foto. Esteban y Cristian explican que lo primero que debe hacerse es digitalizar la firma. Luego se llena un formulario para pedir la licencia de la boda.   

El condado verifica la identidad e incluso les piden tomarse una foto que deben cargar al sistema. Después, se hace un primer pago de 140 dólares por el trámite de una persona extranjera. Se cancela con tarjeta internacional o con alguna prepagada.


Vimos esto como algo moderno, divertido, que traspasa fronteras

Cristian Guarnizo

Tan pronto se paga, la pareja cumple con un curso prematrimonial que cuesta 35 dólares. Al completarlo, las licencias de los contrayentes se cargan en el sistema para desbloquear el trámite de la boda. Se pagan en línea 35 dólares más por la ceremonia.

Los novios pueden escoger la fecha en el calendario que ofrece el condado. La hora la fija el sistema, que da la libertad de escoger un juez hispanoparlante. Obligatoriamente, los testigos deben ser americanos y por ello son asignados por el sistema.

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La ceremonia es rápida. Cristian y Esteban llevaron la cuenta: 18 minutos, 20 contando los 2 minutos que pasaron para que les llegara su acta de matrimonio digitalizada al correo electrónico. Los 20 minutos más importantes de sus vidas después de que el reloj marcó las 9:00 pm, ese 10 de noviembre, y el oficiante selló su unión.

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