Francis Guillén y Carmen Beatriz Rodríguez comparten el mismo compromiso de trabajar en Navidad o Año Nuevo en los hospitales que han sido su segundo hogar desde hace casi dos décadas. Aunque estar lejos de la familia es lo más difícil, el compromiso laboral siempre lo mantienen intacto y cumplen con su obligación año tras año

La Navidad y el Año Nuevo son sinónimo de alegría y celebración para las familias venezolanas, pero hay quienes tienen responsabilidades laborales que no les permiten estar junto a sus parientes en estas fechas. Es el caso del personal sanitario que cada año debe hacer guardias navideñas en un hospital, en medio de la falta de insumos y ausente en la cena familiar.

La enfermera Francis Guillén sabe cuál es su compromiso y cuando se acerca diciembre solo espera que le notifiquen qué días les toca trabajar para organizarse en estas fechas que demandan tiempo en el hogar. Aunque tiene 12 años dedicándose a su profesión, siempre siente nostalgia por no estar con su familia en alguna de las fechas decembrinas.

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“Para el personal de salud no existen fechas festivas. Uno está consciente que cualquier día de celebración te puede tocar trabajar y no queda de otra que resignarse”, cuenta Guillén, quien presta sus servicios en el Hospital General Dr. José Ignacio Baldó, conocido como El Algodonal.

Lo más difícil para Francis es estar separada de sus hijos y parientes un 24 o 31 de diciembre, pero también lo es la falta de insumos médicos para realizar sus labores, además de los bajos salarios que recibe. Esto la hace cuestionarse, en algunas ocasiones, si es necesario o no cumplir con el trabajo.

Guillén tiene dos hijos, un varón de 8 años y una bebé de 2 meses de nacida. Comenta que la ilusión de su hijo mayor es recibir al niño Jesús y reconoce que no estar con él en esta fecha tan especial le afecta emocionalmente. Por eso, los días que tiene libre los aprovecha al máximo junto a su familia.


Para el personal de salud no existen fechas festivas. Uno está consciente que cualquier día de celebración te puede tocar trabajar

Francis Guillén, enfermera

Para esta enfermera es difícil definir si vale la pena o no sacrificar la celebración familiar para hacer su guardia nocturna. Sin embargo, dice que desde que escogió su profesión sabía el camino que le tocaría y, por ello, no deja de asumir la responsabilidad laboral que tiene.

El sector salud tiene casi dos años sin aumento de sueldo, el cual se ubica en 130 bolívares mensuales, mientras que la canasta alimentaria se fijó en noviembre en 522 dólares, según estimaciones del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

En Venezuela, el último aumento salarial registrado fue el 15 de marzo de 2022 cuando el equivalente era de 29 dólares mensuales. En la actualidad, el monto del salario básico de los trabajadores del país es inferior a 4 dólares. Esta cifra demuestra la pérdida del valor del salario que está por debajo del índice de pobreza mundial y resulta insuficiente para cubrir los costos básicos.

Trabajar una guardia nocturna en este momento es bastante controversial, porque con los bajos salarios que recibimos uno puede pensar que no vale la pena, pero este es un compromiso con el que uno se viene formando y creciendo profesionalmente. Desde el primer momento que elegí mi profesión sabía cuál era el destino que a mí me correspondía”, relata Guillén al equipo de El Pitazo.


Tenemos varios años trabajando con las uñas y, en muchos casos, nos cuestionamos si vale la pena cumplir con nuestra guardia

Carmen Beatriz Rodríguez, camarera

Un gremio noble y humano

Francis describe al gremio de enfermería como noble y capaz de sacrificar su propia vida para estar en el centro de salud que le corresponde. Aunque no es bien remunerada, le reconforta saber que como ser humano ayudó a alguien que lo necesitaba, a pesar de las carencias que se pueda encontrar en su lugar de trabajo.

Recuerda con nostalgia que hace unos años atrás podía disfrutar junto a sus compañeros de una cena navideña e incluso de los intercambios de regalos. Ahora, dice que se hace cuesta arriba organizar un compartir por más sencillo que sea.

Además, explica que la cantidad de trabajadores actualmente es mínima en comparación con años anteriores. Eso también dificulta las celebraciones, porque mientras menos personas más son los gastos que les corresponden a los pocos que están.

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Hace unos años se podía encontrar en una guardia nocturna, al menos, a cuatro personas por cada área (camareras, aseadores, enfermeras), pero la crisis hospitalaria transformó esa realidad y ahora se puede encontrar una o dos personas por oficio.

Esa misma situación de falta de personal, además de los bajos salarios, fallas en la infraestructura y escasez de insumos obligó a los trabajadores sanitarios a mantenerse en la calle protestando durante el 2023 por mejoras en las condiciones laborales. Sin embargo, sus reclamos no han sido escuchados.

Lejos de la familia

Carmen Beatriz Rodríguez es otra trabajadora de la salud que lleva 20 años de su vida dedicándose al oficio de camarera en uno de los principales hospitales de Caracas. Dice que a pesar de saber lo que toca cada año, nunca se acostumbra a estar lejos de su familia en Navidad o Año Nuevo.

Este año le toca trabajar el 31 de diciembre. En esta ocasión le tomó por sorpresa, pues, según sus cálculos, no le correspondía. Sin embargo, asegura que lo aceptó de la mejor manera y solo con el deseo de tener los insumos básicos que le permitan cumplir con su jornada.


Trabajar una guardia nocturna en Navidad es bastante controversial porque con los bajos salarios que recibimos uno puede pensar que no vale la pena

Francis Guillén, enfermera

“Tenemos varios años trabajando con las uñas. En muchos casos nos cuestionamos si vale la pena cumplir con nuestra guardia, pero es una responsabilidad adquirida. Siempre resolvemos para hacer nuestro trabajo de la mejor manera”, comenta Rodríguez al equipo de El Pitazo.

Por lo general, las guardias navideñas son movidas, con poco personal y muchas emergencias. La dinámica del trabajo medianamente le permite llamar por unos minutos a sus dos hijos y demás familiares para dar el feliz año o para desear una buena noche.

Mientras pasan las horas de trabajo solo espera que amanezca para ir a casa y compartir con sus allegados. Cuenta con emoción que es gratificante ver la felicidad de sus hijos, uno de 14 años y otro de 17, apenas llega a casa. Lo más difícil es no estar con ellos, pero asegura que con el pasar de los años se han acostumbrado.


Diciembre es un mes agotador y más cuando toca trabajar en un hospital donde no tienes los recursos necesarios

Carmen Beatriz Rodríguez, camarera

Carmen Beatriz es madre soltera y vive con sus padres. En estos días de Navidad y Año Nuevo sus hijos quedan bajo la responsabilidad de los abuelos. Hace unos 10 años eran más pequeños y le preocupaba no estar con ellos. Ahora son adolescentes y considera que pueden defenderse mejor.

Diciembre es un mes agotador y más cuando toca trabajar en un hospital donde no tienes los recursos necesarios y donde no te retribuyen económicamente bien. Todo lo que hacemos es prácticamente por compromiso y lealtad a nuestro centro de salud”, afirma la camarera.

Celebrar con compañeros

Para este año relata que se organizó con cuatro compañeros de su misma guardia para hacer un compartir navideño y que la celebración de Año Nuevo no pase por debajo de la mesa. Aunque reconoce que no será igual a años anteriores.

Con tristeza lamenta que los trabajadores de la salud tengan sueldos tan bajos que no les permiten celebrar como hace unos 15 años acostumbraban a hacerlo. A pesar de esto, dice que intenta mantener animados a los pocos compañeros de trabajo que le quedan y celebrar así sea lo más sencillo.

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Asegura que harán el sacrificio para que algunos lleven el pan de jamón, otros las hallacas, la ensalada y la bebida.

“Nunca nos falta Dios. Siempre que tenemos poco llega alguien con detalles y completamos nuestra cena. Los médicos, enfermeras y el resto del personal también colaboran y recibimos nuestro año de una bonita manera. La idea es sentirnos en familia cuando estamos lejos de los nuestros”, relata.

Solo espera que la dinámica nocturna les permita reunirse en un tiempo libre, pero indica que todo puede cambiar de un momento a otro en fechas tan convulsas como la Navidad o Año Nuevo en un hospital.

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