No tener una tarjeta de débito para recargar los viajes y los contratiempos para comprar la tarjeta de pasajes del subterráneo caraqueño dificulta el ingreso de personas que requieren movilizarse de una estación a otra. Autorizados por milicianos y personal de este sistema de transporte, algunos usuarios aprovechan las fallas de torniquetes para entrar o esperan que alguien les regale un viaje. Otras personas quedan sin alternativas ni información por parte de los trabajadores, pues no hay posibilidades de pagar el pasaje en efectivo

“¿Puedo pasar, por favor? No tengo tarjeta”. La súplica fue de una señora de unos 50 años de edad —con récipes médicos en mano— a un miliciano que controlaba el ingreso de usuarios por los torniquetes de la estación Plaza Venezuela del Metro de Caracas. Sin contemplaciones, la única respuesta que recibió fue que debía realizar una cola paralela y esperar, cuestión de suerte, a que alguien le regalara un boleto.

No tener una tarjeta de débito para recargar los viajes o comprar la tarjeta de pasajes, dificulta el ingreso de personas que requieren movilizarse de una estación a otra. Quedan sin opciones, a la deriva. Los trabajadores del Metro de Caracas no ofrecen alternativas, pues no hay posibilidades de hacer una recarga con dinero en efectivo y tampoco de comprar un boleto que funcione para un solo viaje.

La molestia se observa en el rostro de los usuarios que son obligados a adquirir una tarjeta que tiene un costo de 20 bolívares y una recarga mínima de 10; mientras que un viaje cuesta 4 bolívares. Además, el único lugar establecido para recargar o comprar las tarjetas de pasajes son las taquillas del Metro de Caracas.


En 2021 entregaron un sistema de cobro con un hardware y software obsoletos, viejos y reciclados que posiblemente encontraron en los depósitos del Ministerio de Transporte

Jesús Hernández, director de Metro Comunidad

Visiblemente cansada, apurada y confundida, la señora caminó hasta una fila de unas diez personas que pedían viajes a usuarios con tarjetas o se aprovechaban de las fallas de torniquetes que quedaban habilitados por segundos para ingresar y movilizarse por este sistema de transporte subterráneo. Lo que parece algo irregular para muchos ciudadanos, forma parte del «permiso» de milicianos y funcionarios policiales en el Metro de Caracas para que usuarios sin pasaje puedan acceder.

Alrededor de las 3:30 p.m., cuando es mayor la afluencia en la estación Plaza Venezuela, una de las principales y la que conecta con las líneas 2 y 3 de ese sistema de transporte, se genera una cola en la caseta de los operadores donde recargan la tarjeta a usuarios, quienes tardan hasta 40 minutos debido a las constantes fallas que registran los puntos de venta.

En medio de la frustración porque deben esperar, los pasajeros se indignan al ver el caos generado en una denominada “cola de coleados”. Lo mismo ocurre en las estaciones La Hoyada, Chacaíto, La Bandera, Plaza Sucre o Propatria, algunas de las más concurridas.


Me pareció absurdo que tengan a una persona en una fila para comprar pasaje y otras esperan para colearse frente a los ojos de un miliciano

Carolina Martínez, usuaria del Metro de Caracas

Hay personas que conocen la dinámica y si no tienen viajes en su tarjeta proceden a realizar la recarga, pero hay otras que no usan a menudo este medio de transporte y les toma por sorpresa el mecanismo para pagar el pasaje.

De acuerdo con el fundador de la organización no gubernamental Metro Comunidad, Jesús Hernández, la idea de permitir que los usuarios sin tarjeta o pasaje hicieran una cola paralela surgió de los milicianos. La medida genera desorden y va en contra de las normas de seguridad establecidas, que prohíben obstaculizar el área de torniquetes por ser la principal vía de evacuación al momento de una emergencia.

“Los milicianos, junto con cierto personal del Metro de Caracas, también se aprovecharon y comenzaron a cobrar el pasaje en efectivo a los usuarios sin tarjeta para dejarlos pasar por un torniquete liberado. Cuando el pasaje se ubicaba en 2 bolívares, ciertos empleados cobraban 5 y fueron denominados zamuros de torniquetes”, explicó el experto.

Cuestión de suerte

Como si se tratara de su momento de suerte y no de soluciones por parte de los encargados del Metro de Caracas, los pasajeros en algunos momentos pueden ingresar por torniquetes liberados cuando el sistema de recarga falla o cuando no hay disponibilidad de tarjetas, de lo contrario deben ubicarse en la llamada “cola de los coleados”.

Así como sucedió con la señora que mostraba récipes médicos para poder ingresar y no se le permitió, también ocurre con otras personas que no se niegan a pagar el valor del pasaje, sino que se molestan al enfrentarse a trabas, falta de información y descontrol.

Carolina Martínez es una joven caraqueña, estudiante y trabajadora, quien no usaba el Metro de Caracas desde marzo de 2020 y cuando en junio de 2023 le tocó hacerlo, se encontró con una realidad que desconocía totalmente. Llegó a la estación Chacaíto para movilizarse hacia Ciudad Universitaria y se dispuso a realizar la cola para la compra de su boleto, pero desde su espacio observaba el ingreso irregular de otros usuarios.

Luego de unos minutos llegó a la taquilla y se le notificó que tenía que ingresar por un torniquete libre porque debía comprar una tarjeta de viajes y no había disponibilidad. Confundida con la cola paralela, se dispuso a hacerlo y le pareció absurdo tener a una persona haciendo una fila para finalmente no vender las tarjetas, mientras que otras “esperan para colearse”.

“Estaba lloviendo y me vi en la obligación de usar el Metro. No me montaba desde hace bastante tiempo. Tenía mi tarjeta de débito y también efectivo, aunque desconocía si lo aceptaban o no, pero mientras hacía mi cola para comprar el boleto observaba a personas que esperaban ingresar con el viaje de otra persona, todo frente a los ojos del miliciano”, comentó la joven al equipo de El Pitazo.

Según cifras de Nicolás Maduro ofrecidas en septiembre de 2022, alrededor de 2,8 millones de personas se movilizaban a diario por todas las líneas del Metro de Caracas. Sin embargo, los representantes de Metro Comunidad estiman que son 800.000 los usuarios que utilizan este transporte subterráneo y que pierden entre dos y cuatro horas de su día para movilizarse por las fallas del sistema.

Sistema de cobro obsoleto y reciclado

40 minutos o más frente al torniquete se une a la espera en el andén para que llegue un tren. En el caso de la línea 1 funcionan alrededor de 15 trenes, de los 48 que llegaron en 2013 desde España, explicó Jesús Hernández. De esos 15 trenes, al menos seis no terminan la ruta Propatria-Palo Verde por fallas, lo que hace que la espera de los usuarios sea mayor.

El representante de Metro Comunidad explicó que el nuevo sistema de cobro es un software que data de 2012-2013 y fue implementado en el estado Lara para cobrar el pasaje estudiantil. Incluso hay tarjetas de ese lote a las que se les pegó una calcomanía para que funcionaran a través de los torniquetes del Metro de Caracas.


El problema en el Metro de Caracas es que nunca se compensó la eliminación del cobro en efectivo, una decisión apresurada y desacertada

Jesús Hernández, director de Metro Comunidad

“El ministro Hipólito Abreu prometió desde 2018 un nuevo mecanismo de cobro del pasaje y finalmente en marzo de 2021 lo entregó, pero no es más que un sistema con un hardware y software obsoletos, viejos y reciclados que posiblemente encontraron en los depósitos del Ministerio de Transporte”, precisó Hernández en entrevista con El Pitazo.

En ese sentido, aseguró que en medio de este grave problema se demuestra que el viejo y famoso boleto amarillo sigue siendo mucho más eficiente que la tarjeta implementada actualmente, que no es la apropiada para un sistema de transporte público como el Metro de Caracas, en el que se requiere un método de cobro eficiente y moderno.

“Hay muchas irregularidades porque es un sistema viejo, en el que no tienen los controles necesarios para corregir los errores que se presenten, porque es un software cerrado en el que nadie puede ingresar al sistema operativo para modificarlo. Ellos están empeñados en este porque hasta ahora eso ha permitido ciertos negocios”, comentó el experto.

¿Por qué no aceptan efectivo?

El directivo de Metro Comunidad destacó que desde hace varios años se dejó de cobrar el pasaje en efectivo de manera informal debido a los elevados costos que debían pagar para contratar a la empresa de transporte de valores que recogía el dinero en las estaciones. Por ello, se decidió de manera apresurada recibir solo pagos con tarjeta de débito y biopago. Dejaron por fuera al ciudadano no bancarizado o sin dinero en su cuenta bancaria.

“El problema es que nunca se compensó la eliminación del cobro en efectivo, una decisión apresurada y desacertada, porque todas las estaciones cuentan con cajas fuertes que sirven para guardar el efectivo, por lo que se pudo implementar un sistema interno para transportar esos valores en la noche después del cierre”, precisó.


El usuario, no es que no quiera pagar un pasaje, es que a veces no tiene ni para comer

Jesús Hernández, director de Metro Comunidad

Aseguró que existe una negativa por parte de las autoridades para acudir a empresas transnacionales que ya tienen sistema de cobro de pasaje que funciona perfectamente y se puede recargar con efectivo, tarjetas de débito y crédito. Por lo tanto, cree que se están haciendo gastos innecesarios para que, posiblemente, dentro de un año todas estas tarjetas sean eliminadas y se implemente otro sistema.

Los usuarios que pudieron apreciar el funcionamiento del Metro de Caracas hace 40 años, cuando se fundó un 2 de enero de 1983, son los más confusos e indignados con todos los obstáculos que se presentan hoy en día para movilizarse en este sistema de transporte. Se pasó de responder y atender inmediatamente una falla a responsabilizar al usuario de lo que ocurre.

“Anteriormente, cuando el sistema del cobro de pasajes caía en fallas y no podías vender boletos, tenías que liberar los torniquetes y dejar pasar a los usuarios, porque no es culpa de ellos que no les puedas cobrar el pasaje. No se le puede exigir a una persona que pague un viaje cuando la responsabilidad de la ineficiencia es de la empresa”, dijo el especialista en el sistema operativo del Metro de Caracas.

La opción más económica

Es necesario un nuevo sistema y eso implica que la tarifa del pasaje tiene que aumentarse, de acuerdo con Jesús Hernández. Pero llegar hasta ese punto requiere mejorar el servicio con inversión para ofrecer un buen medio de transporte, incrementar el cobro y recuperar el dinero invertido.

En cualquier parte del mundo, el pasaje de un sistema de transporte en tren cuesta alrededor de un dólar, por lo que el Metro de Caracas es el sistema de transporte más económico y, por lo tanto, el más frecuentado por muchos venezolanos que solo reciben 130 bolívares de ingreso mínimo mensual.


A veces tardo hasta tres horas en llegar a mi destino, pero el dinero no me alcanza para pagar todos los días un pasaje en autobús y debo hacerlo por aquí

Marisol Landaeta, usuaria del Metro de Caracas

“El usuario, no es que no quiera pagar un pasaje, es que a veces no tiene ni para comer. Tú tratas de arreglar un problema y salen tres más por la propia ineficiencia del Estado”, agregó Hernández, quien trabajó para el Metro de Caracas durante 30 años.

El bajo salario que devenga el venezolano obliga a utilizar este sistema de transporte por ser la opción más económica, pero la que más fallas presenta. Es el caso de Marisol Landaeta, una caraqueña que esperaba impaciente para recargar su tarjeta y movilizarse desde la estación Plaza Venezuela a Caricuao.

“Es un trayecto largo y a veces tardo hasta tres horas en llegar a mi destino, pero el dinero no me alcanza para pagar todos los días un pasaje en autobús y debo hacerlo por aquí. A veces se me dificulta, porque no tener dinero en la tarjeta de débito es un problema al momento de uno recargar. Eso implica también que uno pase tiempo indefinido aquí, en espera para ingresar”, comentó Landaeta.

Colapso y falta de profesionalismo

A todas las problemáticas que presenta este sistema de transporte subterráneo, se le suma el maltrato de los trabajadores hacia los usuarios, según denuncias. De acuerdo con Metro Comunidad, las agresiones del personal operativo se incrementan cada día y eso ocurre por falta de profesionalismo y conocimiento de quienes ingresan a trabajar a la institución.

«El Metro de Caracas es manejado por personas que fueron asignadas por el sindicato, simplemente, por simpatías políticas. Al personal operativo lo escogen a través de los consejos comunales y esos que ingresan ni siquiera presentan exámenes, solo hacen cursos relámpagos», precisó Jesús Hernández.


El Metro de Caracas es manejado por personas asignadas por el sindicato y al personal operativo lo escogen a través de los consejos comunales

Jesús Hernández, director de Metro Comunidad

En relación con los milicianos que forman parte del Metro de Caracas, aseguró que no son entrenados en el área operativa y solo están en el sistema con un poder que les otorgó la misma empresa para solucionar las deficiencias mientras se pueda. En ese sentido, dijo que existe un grave problema de información al usuario, quien está a merced de lo que diga un miliciano “como si fuera la máxima autoridad de una estación”.

Rechazó que este sistema de transporte tenga una campaña de propaganda gigantesca, mientras no funciona correctamente debido a que “la directiva se dedicó al maquillaje y gasto de recursos innecesariamente”. Por lo tanto, consideró que el problema se tiene que atacar de raíz y no con campañas.

“Hicieron con el Metro de Caracas, lo mismo que con Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Hoy en día el sistema está colapsado por falta de trenes, malas estrategias, falta de información y mala capacitación del personal. El problema no es de soluciones inmediatas, son de corto y largo plazos”, concluyó.

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