Una explosión por sobrevoltaje incendió la vivienda donde murieron Edgar, un adolescente de 15 años, su madre y su abuela Isabel. Los vecinos no olvidan al muchacho que corría de un lado a otro dentro de la vivienda. Los residentes del sector Pamatacualito en Anzoátegui, aseguran que esa noche hubo unos 100 incidentes a consecuencia de la falla eléctrica

Llovía con fuerza en Pamatacualito, y el dolor que sentían sus habitantes era tan intenso como la precipitación que venía del cielo. El agua que caía a cántaros en este sector del municipio Guanta, en el estado Anzoátegui, fue el escenario para quienes regresaban del sepelio de Isabel Boada, de 71 años; de Julia Ramos, de 40, y de Edgar Pérez, de 15, tres miembros de una misma familia que fallecieron durante el voraz incendio que se registró en su casa, por una falla eléctrica.

En los oídos de todos retumban los gritos de Edgar, quien pedía ayuda para su abuela. “¡Auxilio! Ayúdenme a sacar a mi abuela, que la casa está en llamas”, gritó el muchacho con tanta fuerza que a las 3:20 a.m. del martes 2 de abril –día en que ocurrió el suceso– todos los habitantes de la zona corrieron a la quinta Santa Eduvigis, de donde provenían los llamados de ayuda.

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Se escuchó una explosión, el sector quedó a oscuras y vino después la tragedia. “Salimos a ver qué pasaba, comenzamos a ver cómo el humo salía de la casa de la señora Isabel y golpeamos e intentamos abrir las ventanas y puerta principal, pero la seguridad que allí tienen imposibilitaba nuestro ingreso”, cuenta Luis Alberto Flores, uno de los lugareños, mientras algunas lágrimas corren por sus mejillas.


Salimos a ver qué pasaba, comenzamos a ver cómo el humo salía de la casa de la señora Isabel y golpeamos e intentamos abrir las ventanas y puerta principal, pero la seguridad que allí tienen imposibilitaba nuestro ingreso


Luis Alberto Flores, vecino del sector

Su piel se eriza al contar que eran los gritos de Edgar. Comenta que aún parece oír el llanto del muchacho en la calle principal del sector y que perdió la cuenta de cuántas veces lo escuchó. Cuando hace un repaso del momento, dice que el jovencito de 15 años corría de un lado a otro buscando la manera de salvar a su familia, hasta que cayó al suelo asfixiado por el espeso humo que invadía su casa. Muchos vieron cuando un trozo de techo envuelto en llamas le cayó encima.

Además de Edgar, su abuela Isabel y su madre Julia, en la casa donde ocurrió la tragedia también estaba su hermana Isabel Cristina Pérez, de 19 años, quien fue la única sobreviviente.

Más de 100 incidentes esa noche

Mercedes Torres denuncia que el incendio se debió a una falla eléctrica que hay en la zona: “Fue un sobrevoltaje, y no es la primera vez que ocurre”. Torres es una de las fundadoras de la localidad, igual que la señora Isabel. Relata que la madrugada del martes 2 de abril explotaron bombillos, motores de neveras, microondas y hasta enchufes de corriente en unas 110 quintas del sector Pamatacualito de Guanta.

“Antes de escuchar los gritos de Edgar, muchos de nosotros estábamos revisando nuestros hogares, porque luego del estallido de uno de los transformadores, la mayoría de nosotros pudo oír pequeñas explosiones en el interior de nuestras casas”, detalla.


Antes de escuchar los gritos de Edgar, muchos de nosotros estábamos revisando nuestros hogares, porque luego del estallido de uno de los transformadores, la mayoría de nosotros pudo oír pequeñas explosiones en el interior de nuestras casas


Mercedes Torres, vecina y fundadora del sector

Mercedes recalca que lo ocurrido en la quinta Santa Eduvigis fue por una subida de voltaje en la zona, y se atrevió a asegurar que esa noche era previsible que alguno de los lugareños sería víctima de estas continuas fallas eléctricas, pues afectó al 50 % de las casas.

La familia de Mercedes y otros vecinos están convencidos de que la fluctuación de electricidad produjo un cortocircuito en el cableado del aire acondicionado, que luego se convirtió en fuego y se expandió en el techo raso de la sala.

Ayuda en masa

Luis Alberto dice que no puede olvidar aquel episodio. “Todos los vecinos salimos, rompimos los vidrios de las ventanas para que saliera el humo, usamos pata de cabra y todo lo que pudimos, pero ni las ventanas ni la puerta se podían abrir. Fue entonces cuando arrojamos agua del mismo tanque que estaba en el porche de la casa de la señora Isabel”.

Alguien hizo una llamada al padre de los jovencitos, también de nombre Edgar Pérez, quien vive en una comunidad vecina de la zona y en pocos minutos lo vieron llegar en veloz carrera. El hombre saltó al techo y sacó a la joven de 19 años, que aún estaba con vida adentro. La señora Isabel, su hija y su nieto Edgar yacían en distintas partes de la casa.

A pesar de que el señor Edgar corrió lo más rápido que pudo y que llegó antes de que cualquier rescatista, el fuego y el espeso humo habían arropado a los otros miembros de la familia.


Las llamas las apagamos con el agua del tanque de la señora Isabel y los bomberos llegaron con el camión cisterna a las 6:30 a.m. Ya no se podía hacer más nada. Habían fallecido 3 personas


Emely Suárez, vecina de las víctimas

El cuerpo de la señora Isabel estaba en el pasillo de salida al patio de la casa, a escasos metros de su hija, y en la sala principal, el joven Edgar.

Isabel Cristina Pérez, fue rescatada por su padre y luego atendida por haber sufrido quemaduras de primer y segundo grados en sus brazos y piernas. Vecinos comentan que su estado de salud es delicado. Cuando fue hallada por su padre dentro de la casa, la joven estudiante de derecho se encontraba en posición fetal en una esquina de su habitación y con un paño cubría su boca.

Rescate tardío

Más de 150 vecinos trabajaron en equipo para ayudar a rescatar a los integrantes de la familia. Algunos de los testigos cuentan que los funcionarios de Protección Civil llegaron una hora más tarde para prestar apoyo, pero no contaban con implementos.

Dos horas después, los vecinos vieron llegar a cuatro bomberos del estado Anzoátegui, pero no en un camión cisterna, sino que cada uno manejaba una moto. Por eso tampoco pudieron ayudar a sofocar el fuego.  

“Las llamas las apagamos con el agua del tanque de la señora Isabel y los bomberos llegaron con el camión cisterna a las 6:30 a.m. Ya no se podía hacer más nada. Habían fallecido 3 personas”, asegura Emely Suárez, quien vive a escasos metros de la quinta donde ocurrieron los hechos.

A medida que transcurría el día, los vecinos observaron llegar a efectivos de seguridad, rescate e investigaciones del estado Anzoátegui y todos coincidieron en que el accidente ocurrió por un cortocircuito en el aire de la sala donde dormía el jovencito de 15 años.

Nuevo grito de auxilio

Los habitantes del sector aseguran que en la comunidad se registran continuos cortes eléctricos y sobrevoltajes. Ya han denunciado este hecho en las oficinas de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), pero hasta ahora no han recibido respuestas.

Melissa Moreno, vecina del lugar, asegura que cada vez que llueve el tendido eléctrico se enciende en llamas en algunas de las 10 calles de la zona. Destaca que al menos una vez por mes explota alguno de los transformadores.

“Hoy fue esta familia tan querida en nuestro sector. ¿Van a esperar que se sigan sumando víctimas para actuar o tenemos que salir a cerrar el paso de la Troncal 9 para que nos escuchen?”, se pregunta Melissa.

Pamatacualito es uno de los siete sectores que conforman el municipio Guanta, una pequeña jurisdicción ubicada al norte del estado Anzoátegui, donde los vecinos aseguran que son más que amigos y no son mezquinos.

Hechos similares

Menos de 48 horas después del siniestro en el que murieron 3 personas, se registró otro incidente en el estado Anzoátegui por las continuas fallas eléctricas que se reportan en la entidad.

El hecho ocurrió en el sector Campo Alegre de El Tigre, al sur del estado, donde una persona perdió sus enseres luego de que una falla eléctrica causó un incendio en su hogar.

La víctima, identificada como Juan Freire, de 50 años, fue auxiliada también por sus vecinos, quienes sofocaron las llamas con los pocos medios que tenían y evitaron una tragedia mayor. Freire está a salvo, pero su vivienda fue declarada pérdida total por funcionarios de Convivencia Ciudadana y Protección Civil de El Tigre.

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