Caracas.- En una alcantarilla fue encontrado el cadáver descompuesto de un hombre de 64 años, la mañana del 13 de abril. La víctima, quien padecía de esquizofrenia, había desaparecido dos semanas antes, cuando salió a atender unos favores a sus vecinos, como solía hacer casi todos los días.
Familiares de Alberto Alejandro Mujica Guevara narran que la última vez que fue visto con vida, le comentó a uno de sus hermanos que saldría a hacer algunos mandados a conocidos. El hombre tenía varios años sin trabajar, pues sufría de alucinaciones que afectaban su comportamiento.
Alberto vestía pantalón vaquero y una camisa a cuadros blancos y negros; no llegó a casa a la hora que acostumbraba, ni apareció para dormir. Su ausencia generó preocupación en sus hermanos y luego en conocidos que fueron informados de su desaparición.
Desde esa noche se activó un proceso de búsqueda: en primer lugar lo rastrearon por todo el pueblo de El Hatillo, pues residía en el sector El Calvario; también visitaron hospitales y comisarías, incluso fueron a la medicatura forense de Bello Monte en varias ocasiones, pero no lo ubicaron.
Dos semanas después, la mañana del 12 de abril, a una vecina que reside a tres cuadras de la casa de Alberto, específicamente en la calle María May, se le cayó un cepillo de lavar en la alcantarilla que tenía frente a su vivienda. La mujer decidió recuperar el objeto y, junto a sus familiares, la destaparon.
Cuando abrieron la cañería vieron un cadáver; era Alberto, quien fue reconocido por la ropa que llevaba porque, además de estar en estado de descomposición, su rostro y una mano tenían signos de haber sido roídos por ratas que habitan en la cloaca.
El cuerpo fue traslado por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas a la morgue de Bello Monte, donde funcionarios forenses determinaron que falleció por traumatismo cerebral producido por una caída; familiares y vecinos manejan la versión de que Alberto se cayó a la alcantarilla en una de sus alucinaciones.
Alberto Alejandro era conocido en su sector de residencia con el apodo de «Neno». No dejó hijos. Después de la muerte de sus padres vivía con sus hermanos.