Cuando se quiere tapar el sol con un dedo hay que verlo así sea con uno de los dos ojos apretado o de medio lado. Y hoy, después de la Declaración de Quito, firmada por 11 países de Latinoamérica, que insta a Venezuela a aceptar ayuda humanitaria, son muchos en el Gobierno que lo ven, como decimos en el Llano, becerreao.
Porque hay que comprenderlos. No está fácil ver achicarse cada vez más el corredor de América Latina por donde caminaba la petrochequera de antaño. Aunque Bolivia sigue leal, pues fue uno de los países no firmantes. El delegado de República Dominicana tampoco firmó, alegando problemas de salud. Ni la chikungunya más atrinca le impide a uno hacer un garabato en un papel. Pero bueno…, quién sabe que virus tendrá. Que dé gracias a Dios porque seguramente se puede tratar con medicinas que no conseguiría nunca acá.
A pesar de que fueron 11 los países que suscribieron la declaración, algunos la consideran blanda, tipo majarete, que es un dulce criollo delicioso que tiembla mucho. No obstante, vendrá una nueva reunión en noviembre, y es que quizás les hace falta recibir mayor número de compatriotas para darse cuenta de que lo que ocurre en Venezuela es candela.
Aparte de pedir al Gobierno venezolano que acepte cooperación en su territorio, los 11 firmantes exhortaron a Maduro a tomar “de manera urgente y prioritaria” las medidas necesarias para expedir documentos de identidad y oficiales, como el pasaporte, la cédula de identidad o certificados apostillados, para evitar a sus ciudadanos los inconvenientes que están encontrando a su llegada a otras naciones al pasar los controles migratorios u obtener permisos de trabajo. Mientras tanto, ahora resulta que la Cancillería venezolana pide boletos aéreos en mano, con vigencia de 15 días hábiles, para apostillar los documentos de las personas interesadas en migrar. La Declaración de Quito también incluye un apartado para que los gobiernos latinoamericanos, de acuerdo con la legislación nacional, acojan “los documentos de viaje vencidos como documentos de identidad de los ciudadanos venezolanos para fines migratorios”.
Así que la migración venezolana sigue siendo protagonista en el continente y más allá de América, aun a pesar de que el Gobierno nacional la desconoce como la más elocuente expresión de la crisis humanitaria que existe en el país. Estados Unidos llevará el tema a la ONU en los próximos días.
Para muchos la migración es una salida y no una moda, como dicen algunos representantes de la revolución.
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