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jueves, 16 mayo, 2024

El teniente Villafranca dijo en vídeo haber sido engañado, pero no escapó del Dgcim

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Caracas. «Engañados, engañados. Nos trajeron engañados. A mí me trajeron engañado», así dijo Rafael Antonio Villafranca López, un teniente de la Guardia Nacional que se encontraba en La Carlota al momento del alzamiento militar que se produjo la madrugada del 30 de abril, y que, aunque quiso evitarlo con una declaración al gobierno, terminó siendo uno más en las celdas de la Dirección de Contrainteligencia.

El teniente, un joven de 25 años, es uno de los rostros que representa la cifra de 87 detenidos dada por el Foro Penal este 7 de mayo. No obstante, el fiscal designado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Tareck William Saab, mencionó un día anterior que serían 233 los ciudadanos que fueron privados de libertad durante las protestas que se registraron hasta el 2 de mayo.

El declarado engaño de Villafranca

Villafranca López fue una de las voces que sirvió de materia prima para la construcción de un tuit que publicó el ministro de Cultura, Ernesto Villegas el 30 de abril a las 4:49 p.m: “¡Nos trajeron engañados!”, dicen militares presos que aparecieron envueltos en intento de golpe de Estado protagonizado por “autoproclamado” @jguaido y el prófugo @LeopoldoLopez esta madrugada en Altamira».

El relato de los siete jóvenes que se encontraban dentro de una tanqueta, con cara de nerviosismo, daba ingredientes para la afirmación, pues Villafranca -el primero en hablar- mencionaba que habían sido engañados, que se encontraban en Miraflores cuando un superior les dijo que serían trasladados a la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE); pero, según él, la realidad fue otra. La unidad los llevó a la base militar Francisco de Miranda, mejor conocida como La Carlota, al Este de Caracas.

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Protegido con un chaleco antibalas, una capona con una estrella que lo identifica como teniente, y sin esposas, el joven militar aseguraba a un celular que a diferencia de sus compañeros, quienes mencionaron haber sido engañados por el Comandante Sánchez y el Mayor Sequera, a él lo habría llevado el Capitán Rivas y que, nuevamente, «a todos nos trajeron engañados».

Traslado a la Dgcim

Minutos después de la grabación del vídeo, el Teniente fue llevado a la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim), en Boleíta, a «declarar», pero no ha salido del recinto a pesar de que ya pasaron siete días desde esa fecha.

El padre de la víctima de detención arbitraria señala que cuando se cumplieron 24 horas de no saber del paradero de su hijo, pues solo había visto el audiovisual y este no le contestaba el teléfono celular, decidió presentarse en la cárcel militar a verificar si en efecto estaba allí. «Yo le llevaba un termo con agua, por si acaso me aseguraban que estaba en el Dgcim. No me la dejaron pasar. Lo único que hicieron los soldados fue aceptar que mi hijo estaba allí encerrado», expresó.

La declaración y colaboración de Villafranca con el superior que lo entrevistaba no lo salvó de ser uno más de los militares que han sido detenidos por los organismos de seguridad en los últimos años y que permanecen en cárceles como la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim); Ramo Verde; La Pica en Monagas y Santa Ana en el estado Táchira. Desde el 30 de abril, el joven forma parte de los 2.014 venezolanos que han sido privados de su libertad desde 2014, y de los 800 que permanecen actualmente tras las rejas, de acuerdo a lo expresado por el director del Foro Penal, el abogado Gonzalo Himiob.


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Ni el padre de Villafranca, José Villafranca, un militar retirado que dejó su uniforme cuando ascendió al rango de Sargento Mayor de Tercera de la Guardia Nacional, ni abogados del Foro Penal han podido verificar si el Teniente ha sido víctima de torturas. De lo que sí tienen conocimiento es que ni él ni sus compañeros han sido presentados ante tribunales. Por ahora, el uniformado es uno más de los venezolanos que han sido desaparecidos por las autoridades, sin derecho a comunicarse con los suyos.

El joven Teniente se graduó en la Academia en julio de 2017 | Foto: Facebook

Es de acotar que la última vez que el Teniente vio a sus padres y dos hijos fue 10 días antes del alzamiento. Al joven le dieron un permiso de siete días, pues durante cuatro meses estuvo en comisión de servicio en el estado Bolívar y luego en el estado Zulia.

Antes de su detención, Villafranca servía para el comando de seguridad urbana 431 de La Rinconada. Anteriormente hizo lo propio en el de La Mariposa, y cuando egresó de la Academia en 2017 fue asignado a una alcabala en Higuerote.

De acuerdo al relato de su padre, días antes de los hechos de La Carlota, el joven había manifestado desacuerdo con su situación de trabajo. «Todos tenemos familia, necesidades, cada quien tiene diligencias pendientes, pero él nunca me manifestó rechazo al gobierno y menos que iba a participar en el alzamiento. Yo desconozco cómo llegó allí, pero le creo. Yo lo único que le exijo al presidente y al ministro de la Defensa es que me dejen verlo. Tener una fé de vida de mi hijo».

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