Santa Bárbara de Zulia.- Según el coronel José Luis Palomino López, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, el cobro de un seguro, extorsiones o ajuste de cuentas serían las tres posibles causas que condujeron al asesinato del empresario Rigoberto José Urdaneta Romero, en Cúcuta, el miércoles 14 de agosto.
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Los agentes se enfocan en esas tres posibles líneas de investigación, reseñó el medio colombiano La Opinión. Dedicado a la extracción de aceite de palma en el Sur del Lago de Maracaibo y a la renta de casas en Estados Unidos, el empresario emigró a Colombia huyendo de presuntas amenazas en el estado Zulia, al occidente de Venezuela. Por ese hecho, al parecer, llevaba más de un año radicado en el Norte de Santander con su mujer y cuatro de sus hijos.
De acuerdo con lo dicho por Palomino, a una semana del asesinato de Urdaneta Romero, no han obtenido más pistas que conduzcan a los victimarios, aunque la policía refirió que hacen lo necesario por esclarecer el hecho que conmocionó al Zulia y, en particular, al gremio de palmicultores.
A pesar de las supuestas amenazas, Urdaneta se desplazaba sin seguridad privada por las calles de Cúcuta, cuando presuntos sicarios le dieron muerte mientras conducía una Toyota Ford Runner blanca por la avenida Diagonal Santander. El crimen ocurrió delante de su esposa, Carmen Urdaneta, y una hija de la pareja. El cuerpo de la víctima fue enterrado en Estados Unidos.
Misa de acción de gracias
En la tarde de este martes 20 de agosto se ofreció una eucaristía en la Catedral San Carlos Borromeo, en el municipio Colón de Zulia, en la cual trabajadores de las empresas de Urdaneta elevaron una oración por su eterno descanso.
Belkis Moreno Valencia, responsable del área agrícola de la empresa Grasas El Puerto, donde Urdaneta era gerente general, dijo a El Pitazo que la tragedia causó un profundo dolor e incertidumbre entre los trabajadores. «Estamos honrando su memoria», manifestó con voz quebrada.
La junta directiva de Grasas El Puerto, según Moreno, comenzó a dar directrices para que el negocio continúe, aunque la familia del palmicultor está consternada. «Su papá, el señor Rigo, un icono de trabajo y constancia, su hermana y su mamá, no tienen cabeza en este momento para hablar de nada y ellos se tomarán su tiempo para tomar decisiones sobre las empresas».
Marcos Nova, padre de tres hijos y habitante de la parroquia Santa Cruz, es gandolero de la empresa que transporta palma aceitera africana, propiedad de la familia Urdaneta.
Profundamente afectado manifestó que «Riguito» fue un hombre ejemplar. A Urdaneta le debe el puesto que ocupa desde los 18 años de edad.
«Las palabras me quedan cortas para describirlo. Era humanitario y muy atento con los choferes. Hace cuatro meses atrás se reunió por última vez con nosotros y nos pidió que siguiéramos aguantando un poco más, porque la situación del país cada vez está más dura».
La eucaristía, presidida por el sacerdote José Molero, congregó asociaciones de palmicutores, empresas dedicadas al cultivo y extracción de aceite comestible, allegados y amigos. Allí ofrendaron semillas de corozo y diversos rubros que identificaron el día a día del empresario.
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