«Déjennos vivir tranquilos» fue uno de los mensajes que les envió un productor de cacao y plátano a funcionarios de la Policía de Acevedo del estado Miranda y del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) adscritos a la Delegación Municipal Caucagua.
El mensaje en cuestión fue enviado cuatro días después de un presunto operativo dispuesto para buscar unos delincuentes que robaron un camión cargado de licor. Sin embargo, las consecuencias de la acción policial la padecieron vecinos de los sectores Capillito, La Arenita y Montón, quienes denunciaron detenciones arbitrarias, robos y torturas sufridas sin importar sexo ni edad.
De acuerdo con las fuentes, actualmente permanecen en la sede de ambos cuerpos policiales una cantidad, no precisada, de vecinos y familiares de presuntos delincuentes que el pasado miércoles 18 de agosto asaltaron el vehículo a la altura del sector El Clavo, al final de la troncal 9.
Según denunció Provea, los detenidos fueron golpeados, introdujeron sus cabezas en tobos de agua, presionaron intensamente los dedos de sus manos con alicates, introdujeron objetos en su narices y amenazaron a las mujeres con abusar sexualmente de ellas.
Esta información fue también denunciada por vecinos de los sectores mencionados, quienes relataron a El Pitazo que viven un verdadero infierno desde el miércoles. «Se meten en la medianoche a nuestras casas y han golpeado a niños hasta de 10 y 11 años y a los viejos también. Robaron nuestras cocinas, neveras y televisores. Todos los objetos de valor que teníamos», detalló el agricultor en compañía de otros trabajadores y sus familias.
También se conoció el relato de una mujer que fue detenida junto a su hermana. Ella contó a través de un audio las múltiples torturas y vejaciones sufridas. «Cargaban una caja de condón y nos amenazaban de usarla con nosotros», dijo en un segmento del sonido. Además, agregó que los policías usaban sus chalecos antibalas para dejarlos caer con fuerza en sus nucas mientras ellas permanecían en el piso.
La víctima de tortura relató además: «Las esposas nos las pusieron tan apretadas que llegamos aquí a la casa con las venas moradas. Mi hermana cargaba el carnet de la patria. Se lo pusieron en la nariz y empujaban hacia arriba, como si quisieran sacársela. Yo, que no tengo que estar viendo la regla en este momento, estoy sangrando como si la tuviera».
En los sectores Capillito, La Arenita y Montón residen familias que llevan varias generaciones dedicándose a la producción de cacao y plátanos. Ellas son el blanco principal de los funcionarios corruptos, tal y como lo denunciaron los propios afectados. «La policía sabe los nombres de los implicados, saben también que se esconden en el monte, que funcionarios de la Guardia Nacional los protegen. Entonces qué esperan, por qué siguen arremetiendo contra el pueblo», aseguró el agricultor entrevistado.
Ante la denuncia de Provea, el director del Cicpc, comisario Douglas Rico, publicó en su cuenta de Instagram que se activó una comisión de Asuntos Internos para que investigue las denuncias.
Usan barricadas para asaltar
El modus operandi de esta banda conocida como «Los Negritos» consiste en atravesar barricadas en la carretera. Justo cuando se acaba la troncal 9 y los conductores giran hacia el sector El Clavo (adyacente al emblemático monumento al cacao), que comprende una pequeña carretera con monte por ambos lados, actúa un grupo de al menos 10 adolescentes y jóvenes miembros de esta banda. Estos colocan troncos en la vía y obligan a los conductores a bajar de sus vehículos. A algunos los secuestran y luego piden rescate por ellos. A otros solo los atracan.
Algunos vecinos aseguraron que estos antisociales actúan en complicidad con funcionarios de la Guardia Nacional que se ubican en una alcabala que está a no menos de 30 metros del lugar donde actúan los delincuentes. «Los funcionarios revisan los carros y cuando se percatan de los objetos de valor que llevan, hacen una llamada telefónica a los delincuentes para darles las características de los vehículos, incluyendo camiones, que deben asaltar. Eso es un secreto a voces y no de ahora, sino desde hace años», declaró otro habitante de la zona.
Una fuente del Cicpc a la que tuvo acceso El Pitazo aseguró que poseen varios testimonios sobre las conexiones entre miembros de la Guardia Nacional y los ladrones, pero aclaró que no han podido ejecutar una detención. «No hemos podido detener a los efectivos militares», indicó.
El camión asaltado el 18 de agosto iba escoltado por un funcionario de la Guardia Nacional que cumplía funciones en su día libre y no está vinculado a las actuaciones de sus compañeros en Caucagua. Al momento del robo, hirió a uno de los ladrones y mató a otro.
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