Punto Fijo.- Decepción, desesperación y preocupación son parte del día a día de los habitantes de siete sectores de Las Piedras, municipio Carirubana del estado Falcón, al cumplir 59 días sin suministro de agua potable por tuberías.
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A diario la vida de los habitantes de estas comunidades se basa en hacer cola para buscar agua en la planta desalinizadora instalada en su comunidad o subir a las localidades vecinas donde esté llegando el suministro para que les den oportunidad de llevar un poco a sus hogares.
Este suplicio se ha agudizado con los años en la zona costera del municipio Carirubana, por ser las últimas comunidades a las que debe llegar el recorrido de agua por tuberías. Ante esta situación cumplieron 59 días que no ven ni gota.
A estos sectores les bombean el agua el mismo día que al casco central de la ciudad, pero el flujo es tan poco que no baja a Las Piedras, sino que llega hasta Nuevo Pueblo.
Ante ello los vecinos han decidido mantenerse en protesta en la entrada de la localidad pesquera, que da acceso a las siete comunidades, hasta que el gobernador Victor Clark o la Hidrológica Falconiana den respuestas a la situación.
Dubalina Mata, habitante de la comunidad, explicó que la situación cada vez es más grave y no reciben respuestas de los entes gubernamentales.
El remedio fue peor que la enfermedad
En la comunidad el gobierno regional instaló una planta desalinizadora, y aunque esto debería ser un alivio para muchos, el consumo de esta agua ha generado enfermedades a los niños y adultos, que dejaron de usarla para el consumo y aseo, ya que se han generado enfermedades como diarrea, dolores intestinales, escabiosis y manchas en la piel, donde han resultado afectados principalmente los niños y los adultos de la tercera edad. «Hacemos un llamado al gobernador para que se proponga resolvernos este problema y que se hagan pruebas a esta agua».
Mata detalló que en la planta desalinizadora transportan el agua con camiones cisternas privados que dan un viaje a la comunidad y el siguiente cargamento se lo llevan para venderlo, lo que hace que el número de camiones sea insuficiente para atender la demanda.
Por ello deben dormir en cola y son organizados por sector en ciclos cada 15 días, pero aun así no son atendidas todas las familias. «Esa agua se pone amarilla a los tres días y huele a pescado. Nosotros decidimos usarla cuando la traen solo para limpiar, porque muchos nos hemos enfermado», aclaró.
A los camiones les dan colaboraciones, pero cuando los cisterneros no asisten a la comunidad, deben salir a buscarlos y pagar 2 millones de bolívares por mil litros de agua de esta misma que sale de la planta.
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