San Felipe.– Para optar a un empleo en el exterior es necesario tener documentos apostillados y para lograr apostillar hay un paso previo: la legalización de documentos; paso que en la capital de Yaracuy, San Felipe, es una carrera de obstáculos, dadas las limitaciones del Registro Principal: no hay punto de venta y además, por razones que no explicaron, no se habilita el registro; en resumen, es necesario invertir tres días o más, dependiendo de la cola del banco, para obtener los ansiados papeles.
Además, pese a que los funcionarios a cargo de la registradora principal, Helen Patricia Puertas, trabajan horario corrido, el problema, además de las limitaciones, es el flujo de usuarios. De 100 a 150 personas llegan a diario, hacen cola en las afueras desde las 3:00 am y, en promedio, quieren legalizar documentos: título universitario, partida de nacimiento y también acta de matrimonio.
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Cero simplificación de trámites
Joselys Mendoza, con su título asomándose en el morral, comentó que la traba principal es el depósito bancario. “Acá en el Registro no hay punto, tampoco aceptan transferencia, y como trabajan con los bancos públicos y Provincial, me tardé dos días para depositar; de paso, solo reciben el depósito en las mañanas”.
La queja se repite; el recibir los recaudos solo en las mañanas es considerado un impedimento para muchos; la cola bancaria los atrasa y al llegar al Registro a pleno mediodía les dicen: “Recibimos los depósitos hasta las 11:30 am, regrese mañana temprano”.
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Por si fuera poco, la gente de la tercera edad también se queja. Las canas, bastones y dolencias no cuentan; en el Registro Principal de San Felipe la cola es pareja, sea para solicitar el trámite, para entregar depósito o para retirar los documentos.
Al parecer, aunque la Ley de Simplificación de Trámites administrativos ordena en su artículo 22 que la Administración Pública debe incentivar el uso del sistema financiero para el pago de las obligaciones, incluyéndose transferencias electrónicas de fondos, ahorro en cuentas y sistemas de crédito, en Yaracuy sigue siendo letra muerta.
Paciencia, buena actitud y perseverancia son las claves. No hay atajos, no hay tecnología y tampoco consideraciones, pues por donde se mire, el Registro Principal de San Felipe, a donde acude gente de todo el país, está al borde del colapso y solo sobrevive por la demanda de los usuarios y la presencia de apenas cinco funcionarias que también esquivan sus propios obstáculos al trabajar.
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