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jueves, 16 mayo, 2024

AUDIO | Lo que no resuelve la ANC | “Todo sigue igual; yo sigo haciendo colas para comer”

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| Foto: Yessica Sumoza

Caracas.- A las 4 de la mañana inicia la jornada. Primero, barrer y pasar coleto a la panadería que se ubica dentro del edificio; después, embolsar la basura y recoger los desechos y “cualquier desorden” de las áreas comunes de las dos torres del Conjunto Residencial Andrómeda, en Santa Mónica, Caracas.

Ya pasadas las nueve de la mañana, toca volver a la casa para hacer el desayuno y luego enrumbarse a los 12 pisos de cada edificio para, de arriba hacia abajo, limpiar piso por piso las escaleras y pasillos. Este es el día a día que desde hace 17 años cumple Julia María Rodríguez, una mujer en cuyas manos es posible ver el reflejo de tantos años de trabajo.

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“Muchos dirán que ser conserje no es un gran trabajo, pero si es. Es un trabajo que cansa, que agota. A mí ya me duele todo”. Cuenta esta mujer que –a sus 67 años– anhela retirarse a vivir en su parcela en la zona rural de El Hatillo para vivir una vida más tranquila y dejar de trabajar, así esto implique vivir solo de la pensión del Seguro Social.

| Foto: Yessica Sumoza

Pero la razón que más impulsa a la señora Julia a dejar de trabajar es la tranquilidad. “Uno aquí le tiene miedo a todo el mundo, vive presionado”, dice esta mujer, que admite haber sido chavista hace algunos años, pero que advierte que hoy “está de acuerdo con unas cosas y con otras no”.
Julia alberga los miedos de cualquier venezolano beneficiado con los programas del Gobierno. Teme perder la ayuda económica que recibe y por eso mide cada una de sus palabras. Al preguntarle cómo ve las cosas en Venezuela luego de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, responde: “Creo que todo sigue igual. Yo sigo haciendo cola cada vez que puedo para poder comer, para comprar un arroz, una pasta, una harina, y me ayudo porque la gente de la panadería del edificio me guarda mis panes. Pero prácticamente tengo que salir a comprar todos los días y si ya no me alcanza, entonces comemos verduras o una sopita continental”.

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Aunque le hubiese gustado ser secretaria, Julia saca a su familia adelante con el sueldo mínimo más el bono de alimentación que devenga por encargarse de la conserjería del Andrómeda. En el apartamento que le asignaron vive junto a su esposo, que labora como carpintero, y 3 de sus 7 hijos, quienes aportan de su salario “para que la comida pueda alcanzar”.
“Para un almuerzo en la casa para cinco personas debo hacer un kilo de arroz completo, dos plátanos y un kilo de pollo picado”, cuenta Julia, y calcula que la compra diaria para una comida como esta equivale a 29 mil bolívares, más de 60% de su quincena como conserje.

| Foto: Yessica Sumoza

En los ojos de Julia se refleja la emoción de dejar pronto –este mismo año– su trabajo como conserje. Ya se ha caído varias veces por las escaleras al hacer su trabajo y está cansada de tener que lidiar durante tantos años con vecinos y problemas de la comunidad. Cree que es momento de descansar en su añorada parcela y dejar atrás el temor a decir lo que piensa o hacer lo que considera por miedo a perder sus sustentos: tanto el que viene del Estado, como el que se gana limpiando este edificio de clase media.

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