Caracas.- El poder del Estado venezolano quedó probado con el caso de Juan Pedro Lares, hijo de Omar Lares, exalcalde del municipio Campo Elías del estado Mérida. El joven fue apresado mientras se encontraba en su cuarto dormido y se realizaban las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente; pasó diez meses encerrado en El Helicoide sin una orden judicial y fue liberado con la condición de pasar desaparecibido por los medios de comunicación, pues su caso hacía quedar mal al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
El domingo 30 de julio, cuando estaba por finalizar la jornada de la elección de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, grupos armados y funcionarios policiales irrumpieron en la residencia de la madre de Omar Lares, ubicada en Ejido, con el fin de llevárselo tras amenazas que habían sido impuestas por el gobernador del estado, Alexis Ramirez, por su presunta “complicidad con la colocación de barricadas” en el municipio. El exalcalde logró huir; también su esposa y su hijo de 13 años, pero Juan Pedro, su primogénito, quedó atrapado en el cerco y fue retenido “como un símbolo de chantaje”; así lo aseguró en esa oportunidad, su madre, Ramona Rangel.
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Después de su aprehensión —la cual no constó en ninguna orden de captura emitida por un tribunal—, la madre decidió trasladarse desde la población merideña a Caracas, pues le aseguraron que su hijo de 23 años se encontraba en El Helicoide. En efecto, luego de 48 horas sin saber de su paradero, constató a través de abogados del Foro Penal Venezolano que al joven lo habían llevado a esta sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), ubicada en el municipio Libertador.
Juan Pedro, quien además goza de la ciudadanía colombiana, no fue trasladado a un tribunal civil ni tampoco a uno militar (según la ley, este procedimiento debe hacerse en un plazo no mayor de 48 horas); durante los diez meses que estuvo retenido solo pudo ver a su madre, y tras no recibir cargos de ningún tipo —su caso era considerado por abogados como Alfredo Romero y Gonzalo Himiob como un secuestro— fue puesto en libertad el viernes 1º de junio, sin ningún tipo de condición, a diferencia de otros presos políticos —como Daniel Ceballos, Gregory Sanabria o el diputado Gilbert Caro— a quienes les impusieron régimen de presentación cada 30 días, prohibición de salida del país y de declarar a medios.
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Su caso termino como comenzó: sin darse cuenta. Al joven cuya familia calificó como el rehén de El Helicoide, además de detenerlo hombres pertenecientes a grupos parapoliciales mientras dormía, quienes lo mantuvieron retenido utilizaron el mismo patrón para liberarlo: pasadas las 8 de la noche el joven se comunicó con su novia y le dijo que necesitaba que su madre ingresara a la sede de la policía política en un vehículo particular, preguntara por él y salieran en silencio como si fueran funcionarios, pues «su caso hacía quedar mal al Estado» y la idea era evitar la foto.
Así fue, el joven luego de las 9 de la noche ya estaba en la casa de un familiar. Los medios de comunicación no se enteraron hasta que el director del Foro Penal Venezolano, Alfredo Romero, informó que había sido puesto en libertad.