Caracas.- Cubierto de polvo y escombros, con trabajos a medio terminar y sin una fecha de reapertura, se encuentra el Hospital Dr. Leopoldo Manrique Terrero, también conocido como Periférico de Coche, a siete meses de su cierre, implementado el 8 de noviembre tras la explosión de la instalación eléctrica ubicada en el sótano.
Los trabajos de rehabilitación, iniciados a poco más de un mes del desalojo del centro asistencial, continúan parcialmente, de acuerdo con denuncias de Zuleika Pérez, delegada sindical, quien reveló a El Pitazo que solo una de las tres empresas contratadas para ejecutar las obras de reparación de los pisos 2, 3 y 4, además del área de la cocina, continúa en sus labores. Las otras dos paralizaron sus actividades a mediados de abril por retraso en la cancelación de los pagos.
“En la reunión de marzo, el director fue muy cordial y dijo que se estaba trabajando para reabrir el hospital en el tiempo anunciado. Le dimos un voto de confianza, pero ahora nos enteramos de que las obras fueron paralizadas porque no han transferido más recursos”, señaló.
El reinicio de operaciones del centro asistencial, localizado en la parroquia Coche, al suroeste de Caracas, se ha pospuesto tres veces desde la abrupta evacuación. Sin embargo, el plazo de 90 días fijado el 6 de marzo por Miguel Rangel, director general del hospital, nunca ha sido modificado de manera formal u oficial.
Ante la falta de respuesta de Rangel, quien asumió el cargo en medio de la contingencia el 8 de febrero, en los últimos tres meses se ha incrementado el temor de que el establecimiento no vuelva a abrir sus puertas.
“Todo está desmantelado, levantaron lozas y piquetearon paredes de los laboratorios, no hay quirófanos ni sala de emergencia. En todo este tiempo solo han arreglado la cava de la cocina, de resto solo han mezclillado algunas paredes y puesto algunas lozas. No queremos que pase como a la farmacia, que llevan más de siete años remodelándola”, manifestó.
Pérez señaló que desde el inicio de los trabajos la ejecución se ha realizado de forma “improvisada”, toda vez que hasta la fecha no se han esclarecido las circunstancias del incendio, atribuido preliminarmente por la directiva a una «sobrecarga eléctrica» inducida por tomas ilegales de corriente en la que incurrían vendedores informales apostados en los alrededores del hospital.
“Nunca entendimos porqué demolieron la fachada y otras áreas que no estaban comprometidas, si el daño por la explosión fue en el sótano. Tampoco entendemos porqué los trabajos se hicieron todos de forma simultánea; antes se habían hecho otras remodelaciones y se hacían por partes, para mantener la atención a los pacientes”, contó.
Otra de las irregularidades reprochadas por los trabajadores, en vocería de la representante sindical, se refiere al manejo de los recursos disponibles hasta antes del cierre, como mobiliario y equipos, que fueron “regalados por órdenes del director” al momento del desalojo, sin la presencia de autoridades de la Superintendencia de Bienes Públicos, lo que constituye una violación a la Ley Orgánica de Bienes Públicos.
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“El director regaló todo. No hay camas, no hay equipos, no hay enseres; todo lo sacaron si respetar lo que dispone la ley”, argumentó.
La presunta extracción de los activos del Periférico, que fue un referente nacional en toxicología, traumatología y cirugía, no es la única irregularidad. Las inconclusas obras se han realizado sin cumplir con los parámetros del Reglamento de la Ley de Contrataciones Públicas.
Según Pérez, todavía se desconocen los nombres de las empresas participantes, el alcance de la ejecución, los montos aprobados y los responsables de los trabajos, que deben ser publicados en una valla para facilitar el control y fiscalización, tal y como se estipula el capítulo V de la mencionada legislación, promulgada en el año 2010.
“No sabemos cuánto se ha invertido y el cálculo de lo que se requiere para culminar la obra. No hay puesto ni una valla para conocer el nombre del ingeniero residente”, dijo.
Pérdida alarmante
José Félix Oletta, médico internista y exministro de Salud, explicó que la prolongada clausura de un hospital de estas dimensiones deja desasistida a una población cercana a los 400.000 habitantes, que corresponde a la capacidad instalada de centro de salud.
“Se trata de un hospital tipo III, que además por sus características y ubicación atendía a una población vulnerable de la periferia de la ciudad y de suburbios como los Valles del Tuy. Está ubicado paralelo a la autopista Valle-Coche, la conexión principal con la autopista regional del centro, que une a Caracas con la región de los Llanos, el centro y Oriente. El impacto es muy grande en materia de atención”, indicó.
Oletta calificó como “alarmante” la suspensión indefinida de las actividades del Periférico, único con servicio de toxicología en la región capital. También lamentó la pérdida de camas disponibles y lo que eso significa para la mermada red hospitalaria del país.
“Hasta 2015, cuando el Ministerio de Salud publicó su último balance de gestión, había 91 camas operativas en Coche y dos quirófanos. Es una pérdida importante, más en la situación de deficiencia que atraviesa el país. Pero es peor si vemos que lo que se está perdiendo en uno de los 15 hospitales construidos en Caracas para atender a la población de hace más de tres décadas”, puntualizó.
Referencia nacional
El hospital Periférico de Coche fue inaugurado el 4 de diciembre de 1954. Desde su apertura ha sido objeto de ampliaciones y remodelaciones para adaptarlo a nuevas tecnologías y al vertiginoso aumento de la densidad poblacional, como a mediados de 1970 y en 2013, cuando se iniciaron las más recientes obras de rehabilitación, ejecutadas por el llamado Estado Mayor del Sector Salud.
Tan solo siete días antes del incendio que originó el cierre técnico el año pasado, se habían finalizado trabajos de mantenimiento correctivo y preventivo de unidades y equipos de alta tecnología, como lo informó oportunamente el entonces viceministro de Recursos, Tecnología y Regulación del Ministerio de Salud, Gerardo Briceño.
En esa ocasión fueron reparados o actualizados máquinas de rayos X, lámparas cialíticas, esterilizadores, bombas de infusión, desfibriladores, electrobisturíes, aspiradores, monitores y ventiladores, mientras que en marzo de 2018 se habían recuperado dos quirófanos.
El centro de salud fungía como escuela para la formación de estudiantes de pregrado y postgrado en varias especialidades de medicina, que fueron reubicados junto a un grupo de trabajadores en otras sedes hospitalarias. También contaba con un departamento de servicios forenses, en donde se realizaban autopsias. El cierre afecta a vivos y muertos.
Hasta la publicación de este trabajo, un equipo de El Pitazo intentó infructuosamente comunicarse con el director del hospital para conocer su posición respecto a las denuncias planteadas por los trabajadores.
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