Caracas.- “Él no se suicidó, tuvo un accidente doméstico”, con esa frase cortó la llamada telefónica que hizo El Pitazo a la madre de un hombre de 35 años que a mediados de 2022 acabó con su vida. A pesar de que sufría depresión e ingería medicamentos para controlarla, sus amigos y compañeros de trabajo más cercanos desconocían su lucha.
Como la familia de este joven, muchas otras se abstienen de hablar de los suicidas. Sin embargo, la cifra de al menos 1.104 de estos casos ocurridos en el país durante 2022, según datos del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), sugiere que se trata de un tema que debe ser difundido y dado a conocer, según especialistas.
La psicólogo clínico Rosana Rivero, miembro del Colegio de Psicólogos del Distrito Capital, es una de ellas: “Hay que romper ese estereotipo, hay que psicoeducar emocionalmente a los niños, adolescentes y padres para que sepan afrontar todo lo relacionado a esta realidad”. El OVV reseñó, además, que en 2021 el índice de suicidios en el país fue de 1.164 y en 2020 de 1.150.
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“Del suicida nunca se habla. Es como una persona que no existió, es un tema tabú”, refirió la especialista.
La conducta suicida se puede detectar
Según el registro del Monitor de Víctimas, durante 2022 se quitaron la vida 59 personas en el Distrito Capital y en el estado Táchira se contabilizaron 66 casos de este tipo.
El municipio Libertador fue el escenario de Caracas donde más personas atentaron contra su vida: un total de 42.
Entre las estadísticas manejadas por esta organización con respecto a los casos de suicidio, se contabilizó que en ambas entidades fueron los hombres los que mayormente engrosaron la lista de suicidios: en el Distrito Capital murieron 46 masculinos y 13 mujeres, y en Táchira 53 hombres y 13 mujeres.
“Era una excelente persona, buen amigo, siempre colaborador e interesado en diferentes temas, pero sí había algo diferente en él, y es que parecía que siempre estuviera triste, fuera del trabajo no tenía otros amigos, llevaba muchos años sin pareja y pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su apartamento con su gato”, dice una conocida del joven con el que comenzamos este trabajo. La entrevistada insistió en hacer esta descripción porque luego de su muerte, alega que su visión ante el suicidio cambió: “Intento escuchar y preguntar sobre la salud y estado de ánimo a las personas que voy conociendo que me recuerdan a mi amigo”.
La insatisfacción, punto de partida
A juicio de la psicóloga Rivero, la conducta suicida viene de la insatisfacción, al no ver una alternativa o salida a la depresión u otra situación de conflicto. “Antes del acto suicida hay una idealización, conducta y una amenaza. Lo importante es el llamado de atención para lograr que no se efectúe el acto”, dijo.
Especialistas en el cuidado de la salud mental alertan de los patrones que sigue un suicida. “Los hombres tienen la tendencia de desarrollar presión por el grado de responsabilidad social que tienen en ser más exitosos. Al hombre le cuesta más pedir ayuda a nivel terapéutico, entonces alarga más la situación de malestar y solo cuando se siente ahogado busca ayuda; la mujer no, la mujer reconoce el síntoma sea físico o mental y de una vez acude porque se siente mal. La mujer es más preventiva en salud física y en salud mental”, explicó Rivero.
Autopercepción es la clave
En el esquema de trabajo que usa con sus pacientes, la psicóloga indicó que los lleva a autopercibirse con las siguientes preguntas: quién eres tú, qué te diferencia del resto y qué te hace sentir especial. “Se revisa si en sus diálogos internos hay rechazo o reclamo hacia lo que se es o hay valoración por lo que ha logrado en su historia de vida. Estas respuestas son las que hacen valorar las situaciones familiares, laborales y sociales”, explicó.
En su más reciente informe, el OVV determinó que la crisis social en el país, que se evidencia en los índices de pobreza, inflación y desigualdad, incrementó los casos de depresión y, a su vez, dificultó el acceso a servicios médicos para tratar la salud mental.
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