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domingo, 19 mayo, 2024

Flexibilización de cuarentena coincide con repunte de coronavirus en tres países

En México, Chile y Singapur, países con modelos distintos de cuarentena, se reportó un auge de casos de COVID-19 relacionado con el incumplimiento del aislamiento social. La OMS insiste en que hasta que no haya una vacuna la cuarentena es el mejor método para prevenir la propagación del virus

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Caracas.- A punto de llegar a los cuatro millones de casos en el mundo, las medidas para contener el avance del coronavirus son cada vez más cuestionadas. La quiebra económica, que supone los más de dos meses de paralización que en promedio acumulan empresas en un centenar de países, ha ocasionado un debate sobre la extensión del aislamiento. No obstante, el método aún se considera el más efectivo para disminuir la incidencia de casos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El organismo, además, insiste en que con el confinamiento se evitaría un rebrote y saturación de los servicios de salud. El planteamiento de la OMS se sustenta en el aumento de casos relacionados con el incumplimiento de la llamada cuarentena en varios países. En otros lugares, su flexibilización también acarreó un alza súbita de la incidencia de infectados, cuando ya se creía superada la primera oleada de contagios.

Chile, México y Singapur, naciones con modelos distintos de implementación de los parámetros del organismo multilateral, tienen en común una evolución irregular del control de la pandemia.Sin una vacuna en el corto plazo, el confinamiento luce como única opción. La disminución de las tasas de contagio y mortalidad en España e Italia, territorios que registran el mayor número de infectados en Europa, motivó una moderación de las restricciones. No así de la vigilancia epidemiológica.

Las salidas a parques en horarios limitados y el reinicio de operaciones en algunos sectores no esenciales han sido dos de las concesiones de las últimas fechas. Aunque, el temor de un rebrote de la epidemia impide que estas se generalicen hasta que no se defina lo que algunos académicos llaman la “nueva normalidad”.

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El ejemplo de Singapur

Hasta el pasado 1° de abril Singapur era considerado uno de los países con mejor desempeño en el control de la enfermedad. La exhaustiva identificación de casos y un aislamiento selectivo fueron la fórmula que le permitieron mantener a raya la propagación desde que se confirmara el primer contagiado, el 23 de enero. En los siguientes tres meses la estricta vigilancia se mantuvo y la cuarentena, a diferencia de sus vecinos en la región, estaba enfocada solo en los infectados, asintomáticos o no.

Para la última semana de marzo, el confinamiento focalizado parecía ser un asunto del pasado para los residentes de ese país. Regresaron las caminatas sin mayores restricciones y el uso del transporte público volvió a ser normal. El jueves 26 de marzo un auge en las cifras de contagio, que pasaron de 142 el día anterior a 287, dio pie a una decisión inédita. A partir de ese hito, el gobierno ordenó una cuarentena parcial.

Desde entonces y hasta finales de abril, la tendencia al incremento de casos notificados se mantuvo. Cada semana el número de infectados subió al doble hasta llegar a un acumulado de 8.000 casos confirmados hasta el 22 de abril. El riguroso rastreo de casos sospechosos que inició cuando un turista chino se reportó como el primer portador del SARS-COV-2 en Singapur continuó. Mientras, la fecha de una próxima flexibilización de la cuarentena ni siquiera es un tema en la agenda.

Distancia a la mexicana

Desde el 27 de febrero, cuando se detectó el primer caso de COVID-19 en México se, hasta que decretó la cuarentena obligatoria pasaron 35 días. Este tipo de decisiones suscitaron una serie de críticas contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, respecto del manejo de la pandemia. Menos de una semana antes de la declaratoria formal de emergencia, el presidente mexicano desestimó la aplicación de medidas extremas, en consideración, adujo, a las pequeñas empresas que no soportarían el prolongado cierre.

La llamada “sana distancia” se estableció como norma federal, adaptada a las particularidades de cada estado. El mandato ha sido incumplido por la población de forma masiva en fechas de especial significado cultural. Las aglomeraciones en Semana Santa en los mercados de venta de pescado, tradición latinoamericana en la conmemoración religiosa, implicaron un incremento de los casos en los días posteriores. Esto, a pesar de que se prohibieron actos de masas en parroquias y congregaciones.

El repunte más reciente de casos se registró el 1° de mayo. Solo unas horas después del Día del Niño, en el que miles de mexicanos violaron el confinamiento, decretado el 22 de marzo. En esa ocasión México reportó 127 muertes y 1.425 nuevos casos de COVID-19. Así alcanzó acumulado de 1.859 fallecimientos y 19.224 contagios confirmados desde el inicio de la pandemia. Por estas estadísticas autoridades mexicanas esperan un nuevo auge de casos a propósito del 10 de mayo, Día de las Madres. Debido a esto se dictaminó el cierre de expendios de flores.

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Desobediencia chilena

El coronavirus llegó a Chile en medio de una dilatada revuelta social para exigir cambios en la Constitución y en la conducción del presidente Sebastián Piñera. El nivel de descontento es tal que ni por la confirmación del primer caso, el pasado 3 de marzo, se suspendieron las protestas. Quince días después de iniciada la propagación, Piñera decretó el estado de emergencia. La medida buscaba forzar el cumplimiento de la cuarentena.

La tarea de mantener a los chilenos en casa para evitar un contagio mayor de COVID-19 se convirtió en un nuevo asunto de orden público. Pese a la suspensión de actividades laborales y académicas presenciales, los manifestantes, organizados desde octubre de 2019 en la emblemática Plaza Italia intentaron mantener su agenda de manifestaciones. En paralelo, el gobierno chileno empleó la fórmula de detección masiva de casos, por lo que su tasa de contagios se ubicó rápidamente entre las más altas de la región.

El manejo de le pandemia le permitió a Chile asegurarse un control de la incidencia. De esta forma logró el nivel más bajo de letalidad del continente, de menos de 1%. La tendencia estuvo controlada hasta el 4 de mayo. Ese día el número de contagiados se disparó un 45% para acercarse a los 20.000 casos. El alza estuvo precedida de un fin de semana en la que, en algunas regiones, como el Área Metropolita de Santiago, cientos de personas evadieran el toque de queda nocturno, oficializado el 11 de abril para acudir a fiestas.

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